CAPÍTULO OCHO

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Volví a mi casa en taxi porque se me había hecho muy tarde. Le envíe un mensaje al llegar a Tomás. No supe qué pasó con Juan, pero tuve el presentimiento de que se había quedado en la parada del colectivo mirando la conversación. Prefería no pensar mucho en el beso que me había dado, porque solo me daba rabia. Decidí centrarme más en el hermoso abrazo que nos habíamos dado con Tomás. Nunca me había sentido tan contenida. Pero no había reparado en el hecho de que tenía llamadas perdidas de mi mamá, hasta que llegué a casa.

-¿Qué te pasó? ¿Dónde estabas? ¿Por qué no atendés el teléfono? -Exclamó mientras me cuestionaba.

-Perdón ma, no me di cuenta. Tuve un inconveniente a la salida del colegio

-¿Por qué? ¿Qué pasó?

-Nada grave, solo que alguien se propasó conmigo y un amigo me quiso ayudar. Pero ya está todo arreglado

-¿Segura? Estaba muy preocupada

-Sí, perdón, en el momento no me di cuenta de avisarte y no sabía que era tan tarde. Vine en taxi en cuanto vi la hora

-Bueno, me alegro de que estés bien. Pero la comida ya se enfrió

-Está bien, no te preocupes, ahora la calentamos

Luego de unos minutos nos sentamos a comer. Había pastel de papa, que estaba muy rico. El aire se notaba algo tenso.

-¿Me vas a contar entonces qué fue lo que pasó?

Repentinamente mi teléfono vibró. Era un mensaje de Tomás. Instintivamente sonreí al verlo.

-Ahh, ya veo lo que pasa

-¿Qué cosa?

-Alguien está enamorada

-No mamá, nada que ver -Sentí que mis mejillas se ponían coloradas.

-Una no le va sonriendo al teléfono por cualquiera

Me quedé en silencio mientras masticaba. Pensé que decirle no sería tan grave.

-Bueno... sí, me gusta alguien

-¿Y ese fue el que se quiso aprovechar?

-No, no. Lo que pasó fue que Juan me dio un beso y yo ya estaba en algo con Tomás, que es el chico que me gusta

-Entonces se armó la gorda

-Sí, porque Tomás pensó que yo quería estar con Juan. Todo un bardo

Me sorprendí al sentirme más aliviada. Se ve que necesitaba hablarlo con ella y no me había dado cuenta. Pero Lucas también se merecía un adelanto. Inspiré. Finalmente había llegado el fin de semana. Luego de un rato de haber terminado la cena y de haber lavado los platos, me fui a mi cuarto y le escribí a Lucas. No había tenido en cuenta que él también estaba en una situación delicada con Juan.

MENSAJE DE TEXTO

LUCAS: Es que este tío me sorprende cada día ¿Se cree que puede hacer lo que quiera con todos?

YO: No sé qué onda, pero está flasheando feo

LUCAS: Me tiene harto

YO: Qué se yo, me parece que flasheó y listo. No creo que sea para tanto

LUCAS: ¿Y tú lo defiendes? ¿Pero es que están los dos locos?

YO: A mí no me hizo nada tan grave, si vos tenés un tema con él es cosa tuya

Ahí fue cuando arruiné la conversación. No quería pelearme con Lucas, pero tampoco me gustaba que hablara mal de mí y de Juan. Pensé que él tenía cosas sin resolver, pero tampoco tenía que decírselo de esa manera. Obviamente, no volvimos a hablar por un tiempo después de eso.

Mi peor enemigo [en curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora