Parte 1

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El reino de Auradon... Después del cotillón que se realizó hace aproximadamente seis meses, los hijos de villanos ya se habían mezclado bien con los hijos de héroes y príncipes, pero aún quedaban niños que necesitaban recibir su oportunidad para ser mejores. Ben había cumplido su promesa y poco a poco traía a más jóvenes a vivir en su feliz reino.

Evie había comprado finalmente su casa en el bosque, además de su espacio para exponer sus vestidos y demás creaciones, no había duda, ya era la diseñadora más reconocida en Auradon y seguramente de la isla, puesto que sus tarjetas y aveces catálogos llegaban junto a la basura de la isla.

Jay era un jugador bastante popular entre los equipos, cualquier deporte era su favorito. Un excelente jugador en el tourney y una pieza indispensable en espadas y escudos, además, las docenas de otros juegos y deportes le fascinaban, tal vez se haría profesional en unos años y con la educación adecuada, de hecho ya había gente que le había puesto el ojo en su habilidad para los deportes.

Carlos vendía todo tipo de réplicas con su fabulosa copiadora 3D, de ahí sacaba todos sus ingresos para crear videojuegos y próximamente pagar sus estudios para volverse veterinario.

Y por último, pero no menos importante Mal, fortaleció su relación con Ben y justo ahora estaban teniendo una cita en el lago encantado, su lugar especial. Su cabello había vuelto a su estado natural, ya saben, morado y ondulado.

— Ha sido una buena tarde ¿no? - Ben le dio un mordisco a las galletas que Mal preparó —. Deberíamos salir más seguido... Ya sabes, cuando yo no tengo ocupaciones de rey y tú no tengas estudios.

— Si eso sería muy lindo - Mal estiró la mano para alcanzar un plato de fresas que estaba junto a Ben.

El rey miró a su novia y se acercó un poco más ella, ambos estaban sentados en el suelo degustando de los distintos postres y comidas que habían llevado. Ben metió su mano en el bolsillo de su pantalón con cuidado de que Mal no notara aquella acción.

— De hecho Mal... Hay algo que quería decirte - iba a sacar una pequeña cajita que contenía por supuesto, un anillo de matrimonio —. Tú... - vibró su celular, volvió a guardar la cajita en su bolsillo y sacó el celular —. Parece que ya es hora de volver - se levantó del suelo y ayudó a su amada a levantarse.

— Si, pero ¿querías decirme algo?

— ¿Eh? Oh sí, pero puede esperar. ¿My lady? - ofreció su brazo para dirigirse a a la moto de Ben y poder volver a la preparatoria y sus actividades extra.

(...)

— ¡Hola chicos! - saludo Jay con entusiasmo —. Ben, date prisa el entrenamiento comenzará pronto.

— Voy en un minuto - le respondió —. En verdad quiero hablar contigo ¿te parece vernos este domingo en el jardín del palacio?

— Claro - Mal tomo el rostro de Ben y le dio un cariñoso beso en los labios —. Ya me voy a mi clase de dibujo. Suerte y no dejes que Jay te golpee.

Ben rió, hace unos días en los entrenamientos Jay se había puesto muy agresivo durante los juegos y más de una vez lo llegó a dejar tirado en el suelo.

— Si, haré lo que pueda - se despidieron y tomaron sus caminos.

Carlos seguía formando parte de los equipos deportivos, pero la verdad prefería no meterse demasiado en el contacto físico y mucho menos en el contacto físico donde se ganaba un ojo morado y varios moretones en el cuerpo.

— ¡Vamos chicos! ¡Ben, más fuerza! - aunque Ben había dejado el equipo hace un tiempo para cumplir sus labores de rey había perdido un poco la práctica, pero desde que Mal y él eran un equipo tenía más tiempo libre y podía regresar a las actividades que tanto le gustaban — ¡Jay, más rápido, vamos! ¡Carlos! ¡No te escondas! - el entrenador se acomodó la gorra —. Tenemos un juego importante la siguiente semana, necesito el 120% de ustedes - miró el reloj, ya habían estado en el entrenamiento más de una hora —. Ug, muy bien chicos terminamos - les avisó —. Pero en serio, prepárense para el juego. Ahora vayan y descansen.

Jay llegó con Ben y le dio un par palmaditas en la espalda, luego el equipo se reunió alrededor de Ben.

— ¿Y bien? - le dijo Jay a su amigo monarca

— Yo... No se lo dije - algunos miembros del equipo de desanimaron, pues habían realizado una apuesta y al parecer perdieron.

— Cielos, Ben. Es prácticamente tuya ¿cómo aún no se lo dices? ¡para eso saliste hoy con ella!

— Ya lo sé, pero juró que se lo iba a decir... Luego se nos hizo tarde y le dije que volviéramos a salir el domingo ¡está vez si se lo diré!

— Haz dicho eso al menos seis veces - gruñó Carlos —. ¿Quieres poción de la verdad? Aún me quedan algunos caramelos. Te facilitarían las cosas.

— No necesito eso - se acerco a su mochila y reviso su celular. Dos mensajes de su mamá, cinco de su papá, dos llamadas perdidas del hada Madrina ¿qué estaba pasando? Esos mensajes y llamadas eran de apenas dos minutos. Marcó de vuelta al hada Madrina —. ¿Qué sucede, Hada Madrina?

— Majestad, es mejor que venga. Se registró una fractura en la barrera.

Descendientes 3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora