Parte 2: Capítulo 4

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Finalmente, luego de casi cuatros días de viaje, dislumbro a lo lejos el bosque de Agder que me llevará directamente hacía el pueblo y su castillo.

El sol sigue en el cielo, faltan horas para que inicie el atardecer.

Será bueno descansar un momento, mi caballo debe estar exhausto y no lo culpo, además de llevarme a mí, debe cargar con el peso de mi saco que contiene la mayor cantidad de pertenencias que pude traer conmigo y mi inseparable ballesta.

Nos acercamos en busca de algo de sombra en un gran árbol al lado del camino junto a la densa hierba que la acompaña.

Caigo cómodamente de mi fiel corsel y me recuesto brevemente dejando mis cosas a unos metros de mí, mientras recuerdo todo lo que ha pasado últimamente:

Luego de que Elsa me desterrara de Arendelle en nuestra reunión. Decidí reunir mis vestimentas y algunos accesorios. Cuando había terminado de empacar, no tuve deseos de salir de mi habitación, así que decidí dormir hasta que la noche llegara.

Sin hacer ruido y sin despedirme adecuadamente ni de Elsa, Iduna y mis amigos, me vestí con un viejo traje negro de sacerdote que encontré en mi oficina, éste traje cubría todo mi cuerpo, lo que era perfecto para cubrir mi rostro.

Estaba todo oscuro, no habían muchos soldados custodiado adentro del castillo, la mayoría estaban cubriendo el perímetro, por lo que nadie notó que me marchaba de ese lugar. Ya en el establo, tomé mi caballo y salí por una de las salidas de emergencia en los costados del castillo para partir hacía Agder, el Reino donde crecí y me formé militarmente.

Al momento de salir, decidí tomar rutas alternativas con la intención de evitar la mayor cantidad de personas posibles. Aunque no me reconocieran debido a que mi traje cubría mi rostro, había una alta probabilidad de ser descubierto. En cierto modo mi irresponsable actuar estaba en boca de todos y el rumor de que había abdicado todavía no se propagaba.

Luego de salir sin inconvenientes de Arendelle, pude viajar con la tranquilidad de no ser atacado por aldeanos furiosos o bandoleros que merodean por los caminos.

Con mi arma y mi experiencia en combate, de seguro que habría ganado, oficialmente no soy Rey, por lo que no tendría motivos para contenerme.

El trayecto hasta aquí no fue fácil, pedí alojamiento en distintas posadas e incluso dormí bajo la interperie para poder pasar la noche, por suerte ninguno de los que me ofrecieron hospedaje me reconocieron, habría sido bastante incómodo explicar los motivos del por qué el supuesto Rey de Arendelle se encontraba en ese lugar.

Además de buscar un lugar para pasar la noche, tuve que rebuscármelas para conseguir alimento, ya que hace bastantes años que no cazaba insectos de tamaño mediano o recolectaba frutos que no fueran venenosos.

En fín, todo ese sacrificio valió la pena. Estoy a tan solo una hora de ingresar a Agder.

Cuando mis ojos ya se sentían pesados, oigo el galope de algunos caballos acercarse a mi posición.

— Vaya, ¿Pero que tenemos aquí? — Distingo el susurro de un hombre joven, por su acento deduzco que debe ser un bandido.

— Eso solo uno, deberíamos robar todo lo que tiene — Oigo que le responde en voz baja su acompañante.

Despreocupadamente sigo recostado, con los ojos cerrados y sin intención alguna de moverme.

Con mis sentidos en alerta, siento como esos hombres deciden bajar de su caballo.

Cuando ya puedo sentir la presencia de ambos, en un rápido movimiento de abdomen elevo mi cuerpo hasta quedar totalmente sentado:

— ¿Se les ofrece algo caballeros? — Les pregunto al abrir los ojos.

El Demonio II (Elsa X Reader) [Frozen X Male Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora