Casilla 3 - Mingjoong

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Al otro lado de la ventana de la cafetería, la calle se veía igual que hace media hora. No había nada más que coches aparcados, edificios y tiendas sin espacios de separación. Hongjoong resopló por quinta vez en 10 minutos. No podía darle plantón de nuevo, por favor, no otra vez. Se llevó las manos a la cabeza y enredó su pelo entre sus cabellos.

Podía llamarla por décima vez o mandarla otro mensaje, aunque eso no iba a hacer que cambiaran las cosas. Las lágrimas se acumulaban en sus párpados inferiores, pero no quería llorar y menos en un lugar público.

Se secó los ojos y miró la ventana. Se sorprendió al encontrarse con alguien mirándolo desde el otro lado de la calle, sobre todo por quien era. ¿Qué hacia él allí y mirándolo de aquella manera, fijamente? Frunció el ceño preguntándolo con la mirada. Como respuesta, solo obtuvo el que el contrario mirara al suelo.

Hongjoong negó con la cabeza y volvió su mirada a la pared enfrente de él. Esperaría media hora más y si ella no llegaba, se iría de allí y se olvidaría de ella. No merecía ser tratado así, entendía que cualquiera pudiera tener un contratiempo para llegar tarde a una cita, pero no podía esperar para siempre sin que le diera señales de vida y menos cuando no era la primera vez.

Se puso los cascos con música y apoyó su cabeza en el cristal, sumergiéndose en los sonidos que tanto amaba.

Dos canciones más tarde, mientras escuchaba Curious de Hayley Kiyoko, el chico que lo había estado mirando fijamente al otro lado de la calle se había sentado delante suyo con dos batidos de la mano. Le ofreció uno de chocolate blanco con nata mientras él se quedaba el shake de oreo con chocolate negro.

Hongjoong lo miró con el ceño fruncido y se quitó los cascos lentamente. El contrario bebió de su batido por la pajita y terminó devolviéndolo la mirada mientras lo hacía.

- ¿Qué pretendes Mingi?

- Te he comprado un batido.

- Me he dado cuenta.

- ¿No vas a tomar nada de él?

- A lo mejor lo envenenaste.

- Lo siento - dijo mientras se ponía recto - Sé que no hemos comenzado con buen pie. No debería de haberte dicho ninguna de esas cosas. Podría decirte porque lo hice, pero sonaría a excusa y no tiene excusa.

- Puedes intentarlo.

- ¿Qué?

- Estoy cansado de todo esto, Mingi. De ella. Llevo media hora esperando a que venga ¿sabes? Siempre es igual. Solo juega con nosotros.

- También me había dicho de tener una cita conmigo, pero no se ha presentado. Esperé por dos horas.

- Es una estúpida, es definitivo. No la interesamos en nada.

- Siento haber dicho que solo eras un estúpido con aires de superioridad que quería llevarla a la cama como si fuera un juguete.

- Yo también te dije cosas y peores. Lo siento. Fue una mala forma de conocernos.

- Sí... ¿Qué tiene ella de bueno para que andemos los dos detrás suyo?

- Nada. Somos mejores que ella.

- Brindo por eso - el menor alzó su batido. Hongjoong rió y cogió por fin el suyo para brindar con él. Bebió un poco por la pajita y lo miró sorprendido.

- Vaya, está muy bueno.

- El mejor batido de la ciudad.

- Hasta que pruebe lo contrario.

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