Casilla 12 - Yunjoong

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Aviso de violencia

1. Debes matar a todo aquel que no sea tu pareja.

2. No puedes esconderte y esperar a que todos hayan muerto, tienes que luchar.

3. Si matan a tu pareja y a ti no debes, resistir tú solo hasta que termine el juego.

4. El juego no termina hasta que todos hayan muerto excepto una pareja o una sola persona.

5. No puedes ayudar a nadie que sea de otra pareja o hacer alianzas entre parejas.

6. Debes cumplir todas y cada una de las normas.

Yunho se había quedado allí, paralizado, observando el cuerpo sin vida de la persona con la que había convivido durante toda su vida. Se mordió el labio intentando contener las lágrimas. Aquello no podía estar, pasando. Ella no podía haber muerto. Sabía que iba a ser difícil sobrevivir, pero siempre había permanecido con una mentalidad positiva y la convicción de que Minnie y él ganarían aquella estúpida prueba macabra para la cual les habían estado preparando toda su vida.

Oyó disparos y cogió su arma saliendo del shock para ponerse alerta. Vio a alguien entre los matorrales, seguramente la persona que había matado a su pareja. Apuntó y disparó enfurecido. Pero la venganza no solucionó el hecho de que ella había muerto, tampoco el que igualmente tendría que dejarla allí para protegerse él mismo y sobrevivir; aquel claro no era nada seguro.

Comenzó a correr hacía el bosque sin pensárselo dos veces, buscando un sitio más seguro en el cual poder tener las espladas cubiertas. Oyó unos pasos cerca de él y se detuvo de golpe apuntando a todos lados. A su izquierda apareció alguien caminando hacia atrás de espaldas. Yunho iba a disparar pero una rama se rompió bajo su pie y el sonido alertó al contrario, que se dio la vuelta de golpe apuntándolo también.

- Baja el arma - dijo el alto con furia.

Hongjoong se quedó paralizado al verlo. Era él. Lo había encontrado. Pero Yunho no lo conocía y estaba en una complicada situación como para que las cosas salieran bien.

Hongjoong había visto por primera vez a Yunho un par de años atrás. Nunca se había tragado todo aquello de que el mundo exterior era demasiado peligroso y por eso los mantenían en aquel edificio entrenándolos para sobrevivir. Más que nada porque estaban obligados a solo tener contacto con sus entrenadores y otra persona de su edad. Él había conseguido hackear la pulsera localizadora que tenían, literalmente, pegada a su muñeca. Se había escapado una noche para ver otras plantas, escondiéndose de cada guardia con sigilo.

Fue entonces cuando le vio. Un chico alto, que caminaba por el pasillo con un avión de papel, haciendo carreras con este, alegremente hasta el baño. Frunció el ceño extrañado. ¿Por qué aquel chico parecía tan feliz? ¿No se sentía encerrado? ¿Estaba contento con aquella horrible realidad que vivían? ¿Por qué? No lo sabía pero desde ese mismo instante tuvo la sensación de que debía protegerlo pasara lo que pasara.

- No voy a bajar el arma y tú tampoco. Según las normas, deberíamos disparar a la vez y morir los dos. ¿Tú quieres morir? Porque yo no.

- Está prohibido hacer alianzas.

- Gracias a las personas que redactaron esas normas tu compañera está muerta. ¿De verdad vas a seguirlas?

- ¿Cómo sabes que mi pareja ha muerto?

- No está contigo protegiéndote las espaldas.

- Entonces la tuya también.

- Se llamaba Soyeon. La prometí que la protegería. Ella se rió y dijo que iba a ser ella quien me protegiera a mí, que es más fuerte que yo. Y tenía razón. Me protegió y murió haciéndolo. Yo sé por qué hacen esto y está pasando todo. ¿Por qué no bajamos ambos las armas y hacemos un trato?

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