Capítulo 7

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Cuando regreso a donde yo estaba traía una caja de herramientas, una mochila que colgaba de su brazo definido pero no exagerado izquierdo, y se había amarrado el cabello con un invisible del tono de su cabello, lo cual le quedaba más que bien, quiero creer que como no es tan largo su cabello un mechón le colgaba entre la ceja y oreja. Todo fue un tanto incomodo por ser desconocidos en el elevador, al entrar al departamento Román estaba en la cocina y cruzamos miradas un segundo antes de ver al chico perfecto que venia detrás mio, no alcance a ver su expresión por que guie a Jude al cuarto con el clima descompuesto.

-¿va a necesitar algo?- pregunte y también sobre el precio lo cual no era elevado.

Ya había empezado a desarmar la cara del clima cuando llego a el, lo observo detenidamente antes de contestarme.

-No señorita, solo sera una limpieza ya que no veo que algo falle como para remplazar las piezas- me dice con esa sonrisa de anuncio de pasta colgatte y siguió mirando mi clima, traía su propia escalera lo cual era impresionante por que no sabia de donde la guardo.

-Bueno, avíseme por cualquier cosa-digo correspondiendo a su gesto antes de ir a la sala.

Quería distraerme con cualquier cosa, por que mi corazón latía demasiado fuerte por lo ridícula que me veía en pijama técnicamente, realmente quería verlo limpiar el clima, pero eso seria mucho más raro que una acosadora depravada.

-¿Quieres hablar de lo que paso en la mañana?-dice Román sentándose a mi lado en el sofá, estaba claro que no lo iba a dejar así.

Le mire y cambie de sillón, al individual donde él no se sentara cerca, parecía un acto infantil, él ya sabia mis sentimientos, yo sabia que ya los sabia y por un momento me dio igual, pero vivíamos juntos, esto nos perseguiría por un largo tiempo.

-No quiero y tu tampoco quieres-dije tratando de sonar tajante y fingiendo que veía el teléfono-puedo irme si nos sentimos incómodos y tu no tienes a donde ir. Solo le diré al dueño que tengo un trabajo en no sé donde para cederte el lugar.

-No quiero irme, y tu no te mudaras- dice neutral y estoy a poco de contestar cuando el me interrumpe- creo que podemos solucionar esto como dos adultos, pero necesito que me expliques todo.

Con todo, ¿se refería a qué? a mis sentimientos ocultos, al tiempo que los descubrí, o ¿solo hablaba de todo que no llegaría a nada? Su mira era intensa, me hacia sentir culpable, y en cierta parte es mi culpa la razón por las que tenemos que solucionar lo sucedido que no hable abiertamente sobre mis sentimientos pero él no era tonto y lo supo incuso cuando entro a mi cuarto esta mañana después de comprar la despensa. Pero no cedería, estaba humillada por mis propias intensiones, y estaba harta de ser la culpable cuando yo no decidí quererle.

-Vamos a olvidar lo que paso, y si quieres continuar así por mi esta bien, por que haré lo mismo, ignorarlo.

Según yo terminamos la conversación por que se calló, me concentre en facebook mientras sentía su mirada en mi, me negaba a comprobarlo.

-Esta bien- bufa y se levanta del sillón donde estaba- dile a tu amigo que no tarde mucho, por que tendremos visitas más tarde.

Fruncí el ceño, había dicho "tendremos" , referido a nosotros.

-Vendrán mis padres, ya sabes que hacer-menciona haciéndose el cabello hacia atrás- a menos de que quieras hablar de "eso", Mantendremos las cosas como eran.

Se fue a su habitación e ignore sus ultimas palabras, en la cocina agradecí tener mantequilla, harina, chispas de chocolate, entre otras cosas, calenté el horno y fui a buscar a mi cuarto a buscar un vestido que no tenia mangas azul celeste con sandalias plateadas, le entregue un vaso de limonada al chico perfecto y él me agradeció terminando con un "señorita".

-Soy Kenia por cierto- digo con mi ropa en el brazo derecho- gracias por atenderme en el momento y en fin de semana.

Jude me dijo que ya estaba terminando, le coloco la cara del clima y me explico que debía mantenerlo encendido mínimo una hora para verificar que enfriaba y no hacia ruido.

-De todos modos ya sé como encontrarlo en caso de que suceda algo, bueno a ti, o al encargado de mantenimiento si se encuentra.

-Mi padre es el encargado, solo que esta enfermo y yo me encargo de esto por ahora- dice entregándome el vaso vació mientras lo acompañaba a la puerta- así que tendremos que vernos si llegara a pasar, ¿quiere mi número?

>>Claro que si, por favor. Cuando quieras<< pienso

-Ah, si, ya que insiste- digo risueña, sus ojos no los había visto tan de cerca y eran de un color azul con gris, junto con sus pestañas largas y perfectas lo hacía mejor a mis ojos.

Ambos reímos y él me dio su tarjeta, venia su nombre, número y dirección. Cuando él se fue, me ocupe de hacer las galletas y dejarlas hornear mientras me metía a bañar, vestía y limpiaba mi cuarto. Me maquille un poco, también use el collar con un dije de corona con 3 piedras que los padres de Román me habían regalado la navidad pasada. Al volver a la cocina busque el azúcar glas, no  estaba en los cajones de arriba, así que no los encontraba, mientras buscaba pensaba en el chico perfecto, ¿seria prudente fingir que seguía haciendo ruidos y meterle una aguja para que tarde más?. Saque las galletas dejándolas en una rejilla de metal para que se enfriaran un poco.

-Huele bien, cariño- dice Román a mis espaldas, literalmente pegado detrás de mi, me asusto su cercanía y me voltee a verlo- y te vez preciosa.

Cuando se acerco a besarme, aparte mi cara de la suya, me observo por unos segundos esperando a leerme la mente con esa sonrisa suya que me gustaba pero en esta ocasiones me molestaba.

-No juegues conmigo por que no sabes con quien te tratas de burlar- le advertí y le di la espalda para no sentir la presión de sus ojos en mi-no encuentro la azúcar.

Pude ver por el rabillo del ojo como su mano se dirija a mi cadera, mas bien en el cajón cerca de mi cadera, exactamente el cajón que no había tocado y de ese saca el azúcar y la deja en la barra, cierra el cajón sin siquiera tocarme.

-¿Por qué debería jugar contigo?, aquí no a pasado nada, siempre te beso así- se excusa y sale de la cocina

No se porque suelto el aire que inconscientemente guardaba y le puse la dichosa azúcar a las galletas. Cinco minutos después sonó el timbre de la planta baja indicando que los padres de Román ya habían llegado.

Lover'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora