-🖤-Recuerdos

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Kiyoshi

-Oh, vaya. Ya has despertado...

...

-Soy un sacerdote, Oijiro es mi nombre.

...

-En mi Choza, ¿Cuál es tu nombre?

La sonrisa que tenía en su rostro se borró tras recibir nuevamente la pregunta de la pequeña.

- ¿Quién es usted?

Abrí los ojos rápidamente, mi respiración estaba agitada. No entendía por qué no recordaba esa parte de mi vida cuando conocí al maestro, intente calmarme mientras me sentaba en el futon, no me percaté que el sueño me había vencido. Voltee a mi entorno, y la anciana Kaede y Rin se encontraban dormidas, apenas estaba amaneciendo, en frente estaba doblado el kimono que llevaba puesto en la invasión de los demonios, escuché apenas a Kaede decir que lo había arreglado y lavado. Seguramente la sangre lo cubría todo.

Sentí una nostalgia en mi pecho, ahora tenía sueños con el maestro. Cuando era pequeña me preguntaba por qué él siempre sonreía, nada de lo que ocurría podía entorpecer esa sonrisa. Me preguntaba qué era lo que le ocasionaba esa sonrisa ¿algo bueno? ¿El pueblo? ¿Yo? Creo que me dio una respuesta... Su sonrisa se volvió a dibujar en ms recuerdos.

-Las sonrisas son hermosas ¿no crees? Un simple gesto puede significar y expresar mucho, es por eso que quiero que el pueblo sonría y me es fácil no querer conservarlas. Somos humanos, nuestra vida es corta, por eso vivimos como si fuese el último día...- recité las palabras que él me había dicho, reprimí mis labios- Y yo no fui lo suficiente para protegerlos.

Me coloqué en pie y en silencio tomé el kimono, me cambié para marcharme. Por lo menos quiero cerrar ciclo adecuadamente. No estaba cien por ciento de buen humor para importarme si cargar un arco con flechas, podía valerme por otras cosas. Por un momento miré a los cuerpos dormidos plácidamente, y Rin me trajo tantos recuerdos de los pequeños del pueblo.

Kiyo nee-chan, mira, mira! ¡Puede usar esta cinta si tanto le molesta su cabello!"

Rini fue la que me había entregado la cinta para el cabello, ninguno del pueblo estaba bien con que lo cortara. Ahora, simplemente ya no están. Rodee a las que estaban dormidas y colocándome las sandalias de paja, me dirigí a la salida.

- ¿Ya te vas? -Me detuve, la anciana Kaede estaba despierta-, ¿Qué piensas hacer?

-Volver a mi pueblo y darles un sepulcro digno- esas palabras quemaban mi garganta incluso mi estómago. Yo no había relato lo que me había dicho el demonio perro, así que pude oír el asombro que tuvo tal declaración por mi parte en la anciana, volteé mi rostro apenas hacia el interior de la choza- Agradezco la atención y alojamiento que me ha dado, usted, esa niña y todos... Con su permiso.

Caminaba a velocidad normal para llegar a mi destino, el silencio del bosque y el cantar de los pajaritos daban el sentimiento de paz. Llegué al prado de los cerezos, no tuve los ánimos de apreciarlos esta vez, recuerdo que los niños del pueblo y yo plantamos uno y aunque llevara tiempo, prometimos verlos juntos. Una promesa que se olvidará con el tiempo. Promesa que se vio forzada a desaparecer.

"- ¡Muy bien! Ahora toca esperar a que florezca-dijo Yorichi emocionado y con una sonrisa brillante"

"-No seas tonto, Yorichi. Solo es una pequeña planta, falta mucho para que crezca-Rini le miró con el ceño fruncido y con sus manos en las caderas"

"-Eso ya lo sé. ¡Fea! -La niña se molestó por sus palabras y comenzó a perseguirle para golpearle. Al rato se convirtió en risas por parte de todos"

𑁍 SESSHOMARU 𑁍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora