Lena apenas escuchó a Jess, su secretaria de confianza, entrar por la puerta que daba a su oficina. Estaba mirando hacia afuera, donde las vistas de la National City diurna alcanzaban para inspirarla en sus momentos álgidos, pero estaba mirando sin ver. Había recibido la noticia mucho antes de que Jess entrase, y su alma misma estaba catatónica. Ni siquiera quiso darse la vuelta para recibir a su nueva invitada.
- Señorita Luthor... - dijo Jess, carraspeando, nerviosa ante lo que estaba por decir.
- Mi madre ha muerto, lo sé - respondió Lena, con voz átona, y sin que su mirada se alterase en lo más mínimo.
Lena sabía que ese día llegaría en algún momento. Lilian Luthor, su madre adoptiva, si es que se había ganado el derecho de ser llamada su madre, debía morir tarde o temprano. Ningún monstruo era eterno, y eso solía ocupar la mente de Lena en sus momentos de soledad. Siempre se preguntó qué sentiría cuando el momento llegase. ¿Alegría por haberse liberado al fin? ¿Miedo por saber que era la siguiente en la eterna lista de la Parca? ¿Ira por lo que había dejado atrás?
Y sin embargo, en ese momento, demasiadas cosas estaban pasando por su corazón, como para que supiese explicarlas.
- Sí.. lo lamento. Si hay algo que pueda hacer... - replicó Jess, con su tono de voz entrecortado.
Lena no supo explicar por qué, pero aquel comentario la llenó de ira y desprecio, como un cigarrillo mal apagado que provocaba un incendio forestal. Supo en ese instante que necesitaba estar sola.
- Quiero que te tomes el resto del día libre... más tarde te voy a llamar, para avisarte si vas a seguir teniendo trabajo mañana.
Jess tomó aliento como si le hubiesen dado un golpe en el estómago, pero ya conocía a Lena como para saber que, si quería una oportunidad de conservar su empleo, debía obedecer y esperar lo mejor. Incapaz de hablar, la chica se retiró de la oficina de Lena con su cabeza erguida, pero rompió en llanto tan pronto la puerta se cerró. El ambiente era tan silencioso, que Lena pudo oírlo todo.
La morena suspiró, mientras se servía un vaso de whisky, ¿por qué había hecho eso? Quería lastimarla, quería que sufriera como ella, pero, ¿para qué? ¿Por qué la buena intención de su secretaria la había enervado a esos extremos? Ahora se sentía como una gran cretina, y sabía que lo era.
- Lilian, aún muerta, seguís jodiéndome - susurró Lena a nadie en específico, bebiendo su primer trago.
Lilian Luthor había muerto. Lilian, aquella persona que la adoptó tras ver a su madre biológica morir ahogada, y aquella mujer que siempre le recordó que jamás sería una Luthor. Su padre, del cual luego supo la verdad, siempre la había querido, y Lex había sido un gran hermano antes de obsesionarse con Superman, pero Lilian siempre había sido un muro de hielo que jamás había podido romper, sin importar sus logros o sus méritos. Su madre sólo tenía ojos para su hermano, o al menos hasta que necesitaba alguien a quien atormentar por el simple hecho de existir.
Lo peor era que había intentado por todos los medios deshacerse de ella, pero era imposible marchar contra su pasado. Se había unido a los Superamigos y la D.E.O para detenerla, se había hecho con el control de LexCorp tras la caída de Lex, y la había abandonado en repetidas ocasiones, pero su mente siempre la devolvía a su niñez, a aquel lugar donde era menos que una cucaracha en su propia casa, y donde había aprendido a la fuerza qué significaba el complejo de inferioridad. Para el resto del mundo, ella era una Luthor, pero jamás lo sería para la cabeza familiar. A su corta edad, Lena era una paria allá a donde fuese.
Lena bebió otro trago de whisky y, por primera vez en mucho tiempo, se preguntó por qué lo hacía. Odiaba su sabor, odiaba estar ebria, y odiaba que fuese tan fuerte. Despreciaba todo de esa bebida, excepto por el calor interno que le dejaba, lo más cercano a la felicidad que había conocido jamás, y lo único ante lo que podía abrirse sin miedo a que la abandonara o despreciara, como todos los demás.
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Sin Finales Felices (fanfic Supercorp)
FanfictionLena Luthor no está bien, y lleva ya tiempo sin estarlo. Años de mentiras, dolor, y luchar contra su propia depresión la han dejado completamente sola, y enfrentando una guerra interior que no sabe luchar. Ahora, tras la muerte de su madre Lilian, t...