VI

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Lena despertó como pudo, con la luz de aquella habitación esterilizada cegando sus ojos y forzándola a parpadear. Le dolía hasta debajo de las uñas, pero al mismo tiempo, le costaba recordar la última vez que se había sentido mejor. El doctor que la atendía, un hombre canoso de mediana edad, no pudo contener una expresión de júbilo al verla viva, y salió corriendo por la puerta. Lena quiso pedirle que se detuviera y le explicara qué estaba pasando, pero no llegó a formular palabra.

Por suerte para ella, no pasó un minuto cuando Supergirl entró por la puerta a abrazarla, llorando. Lena estaba demasiado débil para llorar, pero sí se preocupó por ella, preocupación que aumentó cuando, al separarse de ella, Lena vio una cara ojerosa, que tapaba ojos llenos de enojo.

- ¡¿Se puede saber en qué estabas pensando?! ¡¿Querías matarme?!

- Kara... - susurró Lena débilmente.

- ¡Volví a tu departamento al otro día, y te encontré tirada con toda esa basura, ahogada en tu vómito! ¡Me dijeron que, si hubiera llegado cinco minutos más tarde, estarías muerta! ¡Cinco minutos!

- Kara... ¿qué... hora es?

Kara terminó de separarse de Lena y bufó, recorriendo la pequeña habitación con los pies.

- ¿Hora? Lena, estuviste en coma por dos semanas. Dos semanas en las que no supe qué era dormir más de cuatro horas diarias, ni dormir en mi cama. ¿Sabés lo difícil que fue concentrarme en algo de todo lo que tengo que hacer? ¡No podía dejarte, no podía no estar si... si... ¿por qué lo hiciste Lena? ¿Por qué suicidarte? - dijo Kara, desplomándose en la silla donde había dormido mal las últimas semanas.

- No quise morirme Kara... quería dormirme... y me pasé... perdón...

Kara bufó nuevamente, visiblemente derrotada.

- Supongo que tuviste razón en algo: sí terminé durmiendo en una silla por las noches gracias a conocerte - Kara soltó una risa seca y triste - No puedo seguir con esto Lena. No puedo seguir viéndote si no estás dispuesta a ser mejor que esto. Te amo, y siempre voy a amar... pero esto me supera. Las dos la pasamos muy mal, y me da miedo que tengas esa clase de poder sobre mí...

- ¿Estás... abandonándome? - aún con lo destrozada que se hallaba, Lena no podía culparla si decidía hacerlo.

Kara lanzó otra risa seca, meneando su cabeza de lado a lado.

- Sabés que nunca podría hacerlo. "El parangón de la esperanza" y eso... pero sí te voy a decir lo que vas a hacer, y no hablo de pedidos, sino de que vas a hacerlo. Conocí a una mujer hace poco. Tiene habilidades que a mí me faltan cuando se trata de este tipo de cosas, y no es mi amiga ni nada así, pero siento que puedo confiar en ella. Cuando te den el alta, vas a hablar con esta heroína, y ella va a decirme que lo hiciste. No necesito saber qué va a hacerte, o cómo vas a salir, pero sí saber que lo vas a intentar. Cuando el tiempo haya pasado y creas que vamos a poder hablar bien, sabés cómo contactarme. Hasta entonces... también tengo derecho a ser feliz, Lena.

Kara le dio a Lena un pedazo de papel arrancado con un número de teléfono escrito, y se fue por la puerta sin siquiera despedirse, entre molesta y triste. Lena simplemente la vio, sabiendo que le debía a ambas el probar suerte con esta superheroína misteriosa, y esperando no haber arruinado todo lazo con su más grande amiga y amor.

Pasó una semana hasta que Lena pudo volver a su departamento, tras prometer que nunca volvería a intentar algo así en reiteradas ocasiones. Cuando llegó, lo primero que hizo fue tirar todas las botellas de alcohol, y los fármacos para dormir. Luego, buscó un par de folletos de Alcohólicos Anónimos para ver si su caso aplicaba y por último, finalmente, llamó al número que Kara le había dado.

Sin Finales Felices (fanfic Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora