A Roma con amor.

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-Galita-

El Tucu golpeó a la puerta, haciendo que me despierte. Abrí los ojos y tardé unos segundos en recordar dónde estaba, me sentí medio perdida al ver una habitación que no era la mía.

-Gala- volvió a insistir, al ver que yo no contestaba

-¡Voy!- grité desde adentro y busqué en mi neceser mis elementos de higiene -Buen día- le dije al abrir la puerta

-Seguís teniendo la misma cara de dormida que cuando íbamos al colegio- comentó entre risas

-Acordate que un día por decirme eso, nos peleamos-

-Bueno, pero ahora no vamos a andar peleando, ¿No?-

-No, pero no me jodas- le dije con una sonrisita y fui al baño.

Al salir me invadió un aroma a café. Me acerqué a ver de dónde salía, y era de la cocina. El Tucu estaba frente a una cafetera Nespresso, con una taza de café, y la otra ya la había colocado en la isla que estaba en medio de su cocina, que seguramente la usaban de desayunador.

-¿Cortado?-

-No, común, así me despabilo- le pedí mientras me sentaba, con algo de dificultad, en una de las altas banquetas que tenía la isla -Qué linda cocina- comenté mientras miraba todo -¿Son de cocinar mucho ustedes?- pregunté al ver que la tenía toda modernamente equipada

-¿Cocinar nosotros?- rió -Yo no sé hacer ni un huevo frito… Y Desiré no sé- se alzó de hombros -Cocina la empleada-

-Ah- agarré mi café y bebí un sorbo, él se sentó en el banco de al lado

-Qué callada- comentó luego de unos minutos en silencio

-Sabés que no me gusta hablar mucho cuando recién me levanto-

-Cierto… Me olvidé de algunas cosas, parece-

-Está bien Tucu, pasó mucho tiempo, crecimos… No tenés por qué acordarte todo- terminamos de desayunar -Dejá que yo lavo-

-¿Segura? ¿No se te arruinan las uñas?- reí, negué con la cabeza y le mostré mis manos con las uñas súper cortitas

-Me las como, un poco de agua y detergente no le hacen nada-

Él se quedó mirándome de atrás mientras yo lavaba; me di cuenta al mirarlo por el rabillo del ojo, pero él no notó esto

-¿Qué pasó?- le pregunté mientras me di vuelta y me sequé las manos en mi propia ropa

-Pensaba-

-¿En?-

-Extraño que todo sea como antes-

-También yo, pero… Hay que vivir el presente, no el pasado… Vamos a cambiarnos, dale, que tenemos toda una recorrida que hacer- lo alenté.

Mientras me cambiaba, pensaba en qué había querido decir con que todo sea como antes. Supongo que se refería a como cuando éramos adolescentes, y por eso le respondí de esa manera. A mí también me gustaría tener de nuevo dieciséis años, y que fuese mi confidente, mi casi hermano. Ahora todo era raro. A veces no sabía de qué hablarle, y eso me hacía sentir incómoda. Lo veía cambiado, ¿La fama y la fortuna lo habían hecho olvidarse de lo que fue? ¿Será que yo era parte de ese pasado que él ya había dejado atrás?

-¿Ya estás, Gala?- preguntó

-Sí, ya termino- me maquillé un poco y finalmente salí.

Amor en Tiempos de Cuarentena | Tucu CorreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora