Smaug

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La sonrisa lánguida del hombre contagió a todos los que le acompañaban, las pesuñas de los caballos sonaban fuertes en el trayecto, si la guarida de Smaug estaba sola, entonces era cierto que había muerto, necesitaban llegar hasta el lago en el que había caído.

Los árboles sentían la maldad, el suelo temblaba con el ritmo de los caballos, era como si una sombra se pusiese sobre el bosque, a lo lejos el sol que aún brillaba antes que la noche cayera, se reflejaba sobre el agua, indicándoles que estaban cerca.

Escipión, sintió con el viento golpeaba su cabello, su rostro, estaba vivo, y buscaría su venganza...No importaba, no dudaría en hacerlo, ya le habían arrebatado el reino una vez y su hermana no iba a impedir lo que se avecinaba, los dracos iban a resurgir.

Se detuvo escuchando el agua golpear contra la orilla, podía sentirlo, ahí estaba, Smaug solo necesitaba fuerza para volver a despertar.

–Kalen – Llamó a su amigo, que se acercó con una sonrisa de lado – ¿Lo sientes?

–Smaug no está muerto – Susurró – Puedo sentirlo... Clama por volver.

–Vamos a darle el gusto – Escipión bajó de su cabello, que era de un precioso color negro, como si de la noche se tratara, desenvaino su espada, con un mango recubierto de oro y una hoja con doble filo, forjada por los ancestros de los dracos – Smaug, no duermas más, que el sol está a punto de ocultarse para que el brillo de tus ojos reviva, y la llama de tu pecho ilumine.

Abajo en el fondo del lago, yacía el cuerpo sin vida del gran dragón de la montaña, con una capa de algas que recubría sus hermosas escamas de color rojo, una onda golpeó el agua al mismo tiempo que los ojos color ámbar se abrían, la transformación se daría rápido.

Las garras desaparecieron, mientras el tamaño de su cuerpo disminuía, para dar paso a un color de piel blanco, el rostro comenzaba a cambiar, mostrando unos pómulos afilados, con unos labios delgados, las escamas de la cabeza eran reemplazadas por un rizado cabello color castaño. Como pudo nado hacía arriba, buscando oxígeno.

–Ahí viene – Kalen preparó una manta, para cubrirlo.

Smaug salió a duras penas del agua, estaba completamente desnudo, respiraba con dificultad, Kalen se acercó a tirarle la manta encima, los ojos de color, que mantenían una pupila con forma de diamante, miraron a todos lados, sin entender qué ocurría.

–Bienvenido Smaug – Escipión lo miró con una sonrisa de lado – Creo que es momento de que puedas tener lo que mereces.

–Voy a encontrar a los malditos elfos – Gruñó – a cada uno de ellos, y los voy a matar – Vio sus manos, para sacar unas garras proporcionales a sus manos – Supongo que tu hermana ha vuelto.

–Es tiempo de que volvamos, nosotros también – Siseó como una serpiente – Tu espada está en tu caballo.

Los ojos definieron el color ambarino de la mayoría de los dragones, miraron al horizonte, se iba a vengar, de los que le habían quitado todo, y no iba a ser piadoso.

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Bien por qué hice esto, porque la cuarentena, me ha hecho plantearme una idea que tengo desde que leí The Hobbit, y vi las películas con el sexy Ben, me imaginé esto... Así que diganme qué piensan 

221 Sherlockian'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora