Capítulo 2

56 9 52
                                    

Cuando ingresé a mi casa, alrededor de las cuatro de la tarde, básicamente corrí a mi habitación, me encerré allí y comencé a rebobinar en mi cabeza lo que había sucedido ese día. ¿Por qué era todo tan raro? Al comenzar la universidad, me sentía fuera de lugar no solo por mi aspecto físico, sino también porque sentía que quizás el hecho de no haber salido al mundo, libremente, como la mayoría de los jóvenes a mi alrededor hacían hacia años, me haría parecer una niña sorprendiéndose por cada cosa nueva que veía en los adultos.



Intenté ocultarlo, y por un tiempo fingí que entendía sobre todo lo que los chicos de mi edad hablaban. Pero la verdad era, que cuando mencionaban algo extraño, que no podía entender, entonces, me alejaba mentalmente a buscar información sobre ello en la web. Así conocí términos como "beso arcoíris", "brazzers", "hp", entre otras. No tenía intensiones de usar ninguna de esas palabras, pero debía saberlas por si los demás las usaban.



Ahora, meses mas tarde, estaba cansada de pretender saberlo todo, y John parecía encantado con la idea de enseñarme muchas cosas que los jóvenes de nuestra edad hacían. El simplemente era como esa persona increíblemente entusiasmada con la idea de pervertir a una pequeña mente inocente. Y de seguro lo iba a conseguir conmigo, casi no lo dudaba.



Me había explicado que había conocido a Adler en los primeros días de la universidad, un par de meses atrás, y formaban parte de un mismo grupo de estudio, se llevaban bien y ambos se esforzaban lo más que podían por obtener buenas calificaciones. Adler era un experto en obtener las mayores calificaciones, John, bueno, a él le costaba un poco más.



Sin embargo, eran amigos y aunque Adler era un poco desconfiado y no solía revelar mucho de su vida, John había aprendido a leerlo, y según él, era el mejor leyendo a la gente. Por mi parte, le creía, o me gustaba pensar que tenía razón, porque en todo el camino a casa me repitió que Adler me había mirado por fracciones de segundo, y eso ya era demasiado para él, que nunca se centraba en nadie. Y su plan, consistía en que ambos, Adler y yo, estuviéramos en un mismo grupo de amigos, eso no requería que fuéramos amigos, sino, conocidos que se saludaban y se hablaban eventualmente. John estaba convencido de que eso me llevaría a conocer una parte de Adler y le daría tiempo a él para examinar el comportamiento de Adler para saber si él estaba dispuesto a querer algo conmigo. No me pareció mala idea, no quería ilusionarme, pero de todas formas le dije que estaba bien, que seguiría el plan.



Quizás podría ser divertido, o quizás podría romperme el corazón en diez millones de pedazos.



Pasaron dos días, y no había muchas novedades, Adler era frio y distante, estábamos aparcados frente a su casa, salió y rápidamente se subió al auto, yo iba en el asiento del medio, así que él ocupo el que estaba a mi lado, cerró la puerta rápido, no sin antes dejar que un poco del aire helado se metiera en el vehículo, me abracé ante el frío.



-Buenos días. -murmuró en un saludo general. Todos respondimos, pero él no continuó la conversación, así que mientras todos se sumían en una conversación que excluía a Adler, yo me alejé mentalmente de ellos, para pasar a examinarlo cuidadosamente, y sin parecer una desquiciada.



Su piel se encontraba sumamente pálida, había varias manchitas de color morado recorriendo su mejilla y su mandíbula, tenía un corte superficial en la parte lateral del cuello, que siendo de un intenso carmesí, resaltaba bastante en esa piel tan poco saturada. Tenía otros tantos golpecitos, estaba segura que con cada día que pasaba, más marcas de golpes aparecían en su piel. Pero no me sentía con ganas de preguntar, y de seguro los demás tampoco porque jamás le preguntaban por qué cada día llegaba con más cortes y moretones. Al llegar a la universidad, el no dijo nada y bajo apresuradamente, perdiéndose entre la multitud de personas.

StrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora