Cerró sus ojos, las esposas ajustadas a sus manos hacían a sus muñecas arder con insistencia, el agarre le policía en su brazo por sobre un uniforme azul rey con su nombre y clave pegados en la zona de su pecho, el sonido que producían aquellas tobilleras cuando él caminaba hacían que su piel se erizara.
En verdad iba a ser una nueva experiencia, su corazón latía a mil por hora y la adrenalina recorría cada pequeña parte de su cuerpo haciéndolo querer saltar de la emoción. Estaba pasando, en verdad lo habían llevado a prisión.Kyung soo, ex-detective de la ciudad de Detroit había sido capturado en el norte de Los Angeles y condenado a seis meses de prisión con el cargo de agresión a un oficial de policía en primer grado.
Ríete un poco.Camina por los pasillos, observando detenidamente y analizando a cada preso que se asomaba por las rejas curiosos por el nuevo reo, aquellos también lo miraban, de arriba a abajo, sonrientes.
—Escucha amigo, eres de los míos, comprendo por qué lo hiciste, ¿Sabes? —El oficial Collins le comenzó a hablar en voz baja, sin dejar de mirar al frente, Kyung soo le dirigió una mirada curiosa y fastidiada—. A veces tienes que darle una lección a esos hijos de puta —rió sonoramente—. Te llevaré a la zona C, lejos de los locos —concluyó.
Entonces Kyung soo se detuvo en seco.
—No quiero tu ayuda —pronunció, ganándose una mirada de desprecio por parte de el rubio oficial quien mejoró su postura—. Llévame a dónde se supone que tengo que estar —exigió en un hilo de voz demandante y seco. El oficial bufó y con rudeza volvió a tomar a Kyung soo por el brazo redirigiéndolo a la zona D del edificio.¿Qué hacía Kyung soo ahí?
Solía ser un trabajador de exelencia con cientos de casos a su cargo y otros más resueltos con certeza... Sí, Kyung soo solía disfrutar de su trabajo, de su vida, una vida solitaria en Detroit, deteniendo chicos malos y limpiando la ciudad en nombre de la justicia y el bienestar de la sociedad, wuhu. Pronto comenzó a sentirse vacío, pronto comenzó a odiar todo a su alrededor, ¿por qué tan de repente lo que parecía ser perfectamente convencional resultaba sumamente molesto?
Pensó que tal vez mudarse arreglaría la situación, un cambio de aires que le refrescara la mente sobre qué estaba haciendo con su vida. Pero aquello sólo empeoró la situación, haciéndolo sentir inútil y como una perdida de tiempo y oxígeno.
Entonces, sí, si para algunos, la solución de sus crisis es cortarse el cabello, para Kyung soo fue auto-mandarse a la cárcel.
Tenía que buscar una manera en la que se demostrase que su vida no era tal mala después de todo, de darse cuenta de que en verdad, se estaba ahogando en un vaso de agua. Así que un día después de tanto meditarlo, se dirigió al centro de la ciudad y emboscó a un oficial de policía por la espalda, despojándolo de su arma y proporcionándole un par de bofetadas para luego terminar en ese frío edificio tras declararse culpable.—Escucha amigo, te mandaron al matadero, supongo que debes conocer el código de policías, y por lo visto, atacaste al equivocado... Pérez tiene muchos contactos en ésta zona... —prosiguió mientras seguían andando.
Kyung soo hundía su mirada en las celdas, frías, albergando de dos a cuatro reos en cada una, mismos que lo seguían con una mirada a hasta perderlo de vista.
—En verdad quería ayudarte —El oficial insistía tanto que Kyung soo prefería que lo dejase en la siguiente celda así estuviera con un par de asesinos.
Tras cerca de dos minutos de caminata, por fin llegaron a su celda D-37, junto a los reos KW4781, XLH4782 y PCY4783. Dos de ellos altos y fornidos, con la muerte tintadas en sus pupilas quiénes lo miraba con recelo, el tercero, en cambio, permanecía hundido en un libro, recostado en una de las literas aparentemente relajado.
—Buena suerte —le susurró el oficial cuando abrió la celda para dejarle paso—. ¡Pórtense bien! —le demandó a los reos justo antes de irse.
Kyung soo los miró detenidamente, a cada uno de ellos, los altos no dejaban de mirarlo y el tercero aún permanecía inmutable.
PCY tenía orejas grandes, XLH bonito cabello y KW... KW emanaba un aura totalmente diferente a la de todos los reos que lo habían mirado. Les sonrió con ironía y se adueñó de la parte de arriba de una litera, decidió que sería buena idea dormir antes de la hora de las duchas.A eso de las cinco de la tarde, el sonido de las rejas abriéndose lo hicieron despertarse. Se levantó de golpe, su cabeza dolía así que dirigió una de sus manos hasta su frente para aplicar algo de presión mientras bajaba de la litera. El primero en salir había Sido XLH, daba saltitos y se notaba bastante contento, en cambio, los altos se mostraban fastidiados, sobre todo el de grandes orejas.
A Kyung soo y a los otros, les pusieron esposas y tobilleras, guiándolos junto a los otros reos a la zona de las duchas.
KW iba justo después de él, podía sentir su intensa mirada golpear contra su nuca, se sentía incómodo, sí, pero sí algo sabía era que no debía mostrarse débil bajo ninguna circunstancia, así que se mantuvo firme y continúo caminando.
—Adoro la hora de las duchas —escuchó decir a XLH, su voz era bastante suave y bonita, hizo que Kyung soo alzara las cejas sorprendido justo después de verle.
—Ya lo sabemos —escuchó a KW responderle a sus espaldas con notoria molestia.Cuando llegaron, a Kyung soo los ojos se le iban curioso por mirar a todos lados, aquello era similar a las duchas en un vestidor de alguna escuela: regaderas individuales pegadas a la pared justo después de pasar una zona de lockers, cada uno con la clave de cada individuo, ahí debías poner tus ropas, el primer día de te proporcionaba tu propio shampoo y un pequeño jabón, después sería tu responsabilidad adquirir los propios.
Cuando se dirigió a la zona de las duchas, se percató de que era el más pequeño de ahí, estaba rodeado de otros diez reos más, quiénes era robustos, altos y otros con sobrepeso, podía decir que lo únicos con un buen cuerpo, eras sus propios compañeros de celda. El delgado y pequeño cuerpo de Kyung soo se robó algunas risas por parte de los hombres, el pálido comprendía su burla, pero igual le resultaba espontánea e innecesaria, pues él sabía que era capaz de derrumbar a esos gorilas sin mucho esfuerzo. Kyung soo era como un detonador, pequeño, compacto, pero mortal.Sin mirar a sus lados, Kyumg soo se posó debajo de la única regadera restante, la abrió y dejó que el agua lo empapara, respiró profundamente mientras cerraba los ojos e intentaba imaginar que estaba solo. Primera cosa que agradecía de su vida: poderse duchar con calma...y a solas.
Luego unos extraños sonidos entraron por sus oídos, haciendo que su semblante se arrugara confundido, intentó ignorar aquello, ajeno a saber de lo que se trataba, cuando un ruidoso gemido dió paso a una serie de jadeos interminables. Incrédulo y sin poder pensar con claridad qué hacía, volteó sorprendido hasta la fuente del sonido, unas cuantas regaderas más a la derecha, XLH, el de bonito cabello, estaba teniendo sexo con un hombre moreno y musculoso de castaño cabello.
Kyung soo regresó su mirar hasta sus pies, estaba siendo incómodo, demasiado incómodo para él, respiró con pesadez y buscó controlarse, todo parecía tan bizarro. Tomó el shampoo y comenzó a lavar su cabello intentando por todos los medios no voltear, no mirar y sobre todo, no escuchar. Era tan difícil bañarse cuando dos hombres tenían sexo justo detrás de tí.
—Después de un largo tiempo te acostumbras —escuchó a alguien hablar a su costado. Había estado tan centrado en otras cosas que no se dió cuenta de que KW estaba justo a su lado, enjuagando su cabeza, dándole la espalda.
Kyung soo lo miró atónito sin decir ni una palabra, entonces, KW giró tan sólo un poco su cabeza y miró al pálido de reojo.
—Bienvenido a la vida de cárcel —finalizó para volverse a lo suyo.
ESTÁS LEYENDO
𝐷𝑈𝐴𝐿𝐼𝑇𝑌 | Krissoo
ChickLitKyung soo había ido a prisión por voluntad propia. Krisoo. Do Kyung soo & Wu Kris Inspirada en los capítulos número diez y once de la segunda temporada de la serie 'Titans'.