Abigail es una chica dedicada a sus estudios y sobre todo a rescatar animales.
¿Amor? tuvo malas experiencias en el amor. En especial, una marcó su vida y la obligó a desconfiar de todo hombre que se le acercara con la intención de enamorarla. Pero...
Faltan cuatro horas para que me venga a buscar y debo hacer un millón de cosas. Debo bañarme, planchar mi pelo o rizarlo, tal vez alguna trenza, ni hablar del maquillaje, ¿qué color me queda mejor? quizás azul.
Me siento en mi cama soltando un suspiro y un gruñido de estresada. Miró mi ropero tan lleno de ropa y sin nada que ponerme.
Y ahí lo ví, un vestido morado ajustado, escote de corazón. No lo dude más y me decidí por ese.
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Cuando paso por mi él tenía una camisa rosa, jeans ceñidos y zapatos negros.
Me abrazó antes de besarme y me dijo: — Hola amor- -Hola cariño- y nos volvimos a abrazar.
Yo rodeaba su torso apoyando mi cabeza escuchando su corazón y sintiendo los músculos de su espalda
Nos subimos al auto y fuimos a un restorán muy elegante. Estacionamos el auto y caminamos a la entrada tomados de la mano.
En un momento tire de su mano para que se detenga
-¿que sucede Aby?- -yo solo entro ahí si pago la mitad de la cuenta- -esta bien si tú quieres mi amor. Eres demasiado terca para contradecirte-
Era un lugar muy hermoso, había una pecera gigante, un gran candelabro de cristal en el techo, había una banda que tocaba jazz y los mozos muy simpáticos.
Uno nos acompañó a la mesa reservada y nos dió el menú. Volvió luego de cinco minutos
-¿ya decidieron que van a ordenar?- -si, yo quiero un popurrí de mariscos con el mejor vino blanco. ¿y tu Aby? - -lo mismo-
La comida estuvo deliciosa y en muy poco tiempo. Había ostras, tubos de calamar, pulpos en vinagre, cornalitos, etc.
Pagamos la cuenta y fuimos a caminar por la costa del mar. Charlamos de mi familia, la recuperación de mi hermano y el me contó sobre cómo estaba Dom. Ah, y le conté del michi, el cual todavía no tiene nombre.
Cuando se puso frio lo invite a casa a tomar un café.
Entramos y le mostré el michi. Puse música mientras preparaba un café.
-¿necesitas ayuda?- -no, está bien, eres mi invitado. Yo lo hago.-
Me abrazó por la espalda poniendo sus manos en mi abdomen y respiró en mi cuello sintiendo el perfume. En ese momento mi piel se erizó, cerré mis ojos y moví la cabeza dejando mi cuello al descubierto.
Comenzó a dar pequeños besos en mi cuello hasta llegar a mi hombro. Me di vuelta y nos besamos con pasión.
Nuestras lenguas bailaban y nuestra respiración se agitaba. El tomaba mi cintura y yo con mis manos alrededor de su cuello. Puso sus manos en mi espalda y me apretó hacia su pecho. Todo sin dejar de besarnos.
Me separé de sus labios solo para decirle: -vamos a un lugar más cómodo, vamos a mi habitación.-
Subimos las escaleras de la mano, en mi habitación pusimos música aleatoria solo para acompañar el momento. Sonaba "ojos color sol" de Calle 13.
Parecía que todo pasaba en cámara lenta. Estábamos parados besándonos y me subió a su cintura la cual rodeé con mis piernas.
Luego se sentó en la orilla de la cama de modo que yo quedase encima de él. Mi corazón no dejaba de latir.
Desabroché su camisa mostrando sus pectorales firmes y luego su abdomen hasta quitarle la camisa por completo.
El comenzó a bajar el cierre de mi vestido y lo saco hacia arriba. De un movimiento quedé sobre la cama acostada se levantó solo para sacarse los zapatos y el pantalón.
Yo tenía lencería de encaje negro y él tenía unos boxers rojos. Seguimos besándonos apasionadamente hasta que buscó en el bolsillo de su chaqueta, que yacía en el suelo, un preservativo (responsabilidad ante todo).
Atenuamos las luces.
Mirándome a los ojos comenzó a sumergirse en mí de a poco y suavemente. Yo lo único que atiné a hacer es a rasguñar suavemente su espalda y contener mis caras.
Volvió a besar mi boca y mirándome a los ojos me dijo -Te amo-
Y comenzó una especie de frenesí donde no pudimos parar por la próxima hora y media.
Fué genial, sinceramente, lo mejor que he tenido en materia erótica. Tamaño, durabilidad y calidad.
Abrí la puerta para ir al baño y estaba el michi sentado en el sofá. Quién en homenaje a la canción del momento mágico que acababa de vivir lo nombré "Sol"
Terminamos durmiendonos abrazados el boca arriba y yo con mi cabeza apoyada en su cuello.