Veintinueve

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Y así pasó la tarde, comiendo, hablando y riendo de todo y nada a la vez. Me quedé observándolo, viendo como su hoyuelo en su mejilla izquierda se marcaba. Y mientras se despedía para irse a su casa, me di cuenta de algo muy importante: nunca querría a alguien como lo quiero a él.

Todo lo que escribí mientras él no me mirabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora