Querido tú:
Conocerte después de mirarte en secreto por tantos años, después de desear conocer tu nombre y de soñar con tus pláticas, me llevaron a una conclusión:
Necesito ser honesta, porque todos mis pensamientos me están carcomiendo. Necesito decirte la verdad, porque quizá mañana no tenga la oportunidad.
Me gustas. Sí, lo dije.
Me gustas física y mentalmente (lo poco que he conocido de ti). Me gusta tu voz. Me gustan tus ánimos. Me gustan los mensajes de buenos días y las despedidas por las noches. Me gustan tus apodos y la forma en que me dices que soy diferente. Me gustas porque piensas diferente a mí.
Me gustas porque me haces reír.
Me gustas.
Llegué a imaginar mil y una situaciones de cómo decírtelo. Quizá un pastel y una carta. Citarte en algún lugar y decírtelo. Gritártelo a los cuatro vientos. Escribirte mi verdad como una canción y en el momento en el que la cantes te darías cuenta. Pero no. ¿Sabes que creí mejor? Escribirlo aquí, que lo leas y te preguntes si eres tú. Que la duda te carcoma mientras mis pensamientos se desbordan.
Apareciste en mi vida como anónimo, me cautivaste como desconocido, me ganaste como amiga y me conquistaste con tu voz.
Ansiaba un final feliz. Un amor correspondido. Una señal que dijera "quizá le gustes también": un valiente que se atreviera a conocerme. Un lector que se cautivara con mis escritos. Un hombre diferente a los demás. Una persona que se quedara.
Pero aquí y ahora no hay finales felices. Ni siquiera hay finales tristes. Solo queda la espera.
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Todo lo que escribí mientras él no me miraba
Storie d'amoreCuando la tristeza y la desesperación de querer hablar con tu amor platónico inundan tu mente, salen bastantes pensamientos y cartas. En esas cartas escribí lo que alguna vez quise decirle y los pocos momentos que llegamos a pasar juntos. Me dis...