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Rubén caminaba hacia el parque en el que había quedado un día antes con Raúl y Luzu por mensaje, miraba su entorno, recordando cuando se encontró con Samuel aquel día, sentía una leve esperanza de que volviera a pasar, aunque era poco probable.
- Es que simplemente no te puedo creer Raúl -Luzu miraba al pelinegro con la cabeza baja, se sentía mal por no poder creer a sus palabras-
- Oye, tranquilo, yo tampoco creía, más siendo Rubén, pero es verdad, y es una total locura -Raúl colocó su mano en el hombro del castaño con ojos azules, ambos esperaban la llegada de Rubén sentados en una banca- Ya llegó
-Luzu inmediatamente alzó la mirada- ¿es....ella? -Luzu veía como aquella chica de ojos oliva y cabellos cenizos se acercaba-
- Raúl asintió levemente- Si, esa tía es Rubén
Rubén vió a sus amigos en aquella banca, inmediatamente notó el impacto que causó su apariencia en el castaño, se sentó a lado de ellos, saludando con un ligero movimiento de mano.
-Aquí estoy, finalmente, ¡hola chicos!
-¿cuándo compraste ropa? -Raúl miro su atuendo-
-Cuando me harte de esperarte a Mangel y a ti para poder salir sin sufrir pena ajena -Algo molesto, Rubén se cruzó se brazos, Raúl se quedó en silencio, lo había olvidado por completo-
- ¿en serio eres tú Rubén? -Luzu miraba mas que asustado, curioso a su amigo-
- Si, yo soy Doblas, ¿te lo confirmó?
-¿cómo? -Luzu realmente quería que le confirmará que ella era su buen amigo de toda la vida- ya se, dime algo que solo tú y yo sepamos
- Rubén pensó un momento, mientras veía como Raúl se levantaba, yendo a un puesto de comida, dejándolos a ellos dos solos- bien, primero, te lo confirmó con esto -levantó la manga de su sudadera, dejando ver un tatuaje en su antebrazo-
-Luzu miro el delicado brazo de la chica, ahora tenía una razón fuerte para creerle, pero no podía evitarlo, aún sentía algo de duda-
-Y... -Rubén se aseguró de que Raúl aún no estuviera presente, desesperado al ver que aún no tenía la credibilidad del castaño- Te gusta Raúl, pero el día que te ibas a declarar él te dejó plantado pues lo olvidó, él pensó que no había sido tan grave, pues dijiste que solo sería cita de amigos, pero te dolió tanto que fingiste estar enfermo por una semana para no salir de casa, y aún con el corazón roto, él te sigue gustando, solo yo sé eso porque yo te ayude a preparar todo ese día, y estuve contigo cuando pasaste por esa dura semana de depresión... -Rubén vió a su amigo bajar la mirada, juró ver algunas lágrimas caer de su mentón, en ese momento se arrepintió de lo dicho-
-te...te creo Rubén - La quebrada voz de Luzu salió, Rubén sintió un golpe horrible ver que hizo llorar a su amigo, había vuelto a abrir esa cicatriz que apenas cerraba en el corazón del castaño, inmediatamente lo abrazó lo más fuerte que pudo, sin lastimarlo claro esta, sintiendo su hombro humedecer levemente-
-l-lo siento, Luzu yo- Luzu negó, alzando la mirada y apartando su rostro del hombro de Rubén para mostrarle una sonrisa, mientras con sus manos secaba el resto de lágrimas que quedó en sus mejillas-
-tranquilo, se que estabas desesperado en que te creyera, y ahora te creo, cuentas con mi apoyo, te voy a ayudar a volver a ser tú - Luzu notó como Rubén decayó un poco ante esto, como si no quisiera hacerlo- o... ¿acaso tú.... no quieres regresar?
-Rubén asintió, luego negó, para después soltar un suspiro- Conocí a alguien...y estoy muy confundido, solo puedo hablar con esa persona siendo chica, no es un sentimiento normal, Luzu...creo que me estoy ena- La voz de Raúl cortó la conversación en ese momento, sostenía tres helado en sus manos, ofreciendo uno a cada quien-
- Gracias -ambos dijeron al unísono, Rubén vió el helado, recordando inmediatamente a Samuel en el parque, era agobiante que de la noche a la mañana relacionarás casi todo con una persona, pensó en lo que estaba a punto de decirle a Luzu, creo que me estoy...¿enamorado...?-
Rubén alzó la mirada al cielo abrumado por su mente, encontrándose con nubes grisáceas que cubrían poco a poco el sol, una tarde lluviosa se venía, devolvió su mirada a sus amigos, quienes conversaban y reían entre ellos, sonrió levemente viendo la escena, levantándose.
-Me tengo que ir, lo siento mucho, luego podemos hablar mejor
Después de haberse despedido de sus amigos, comenzó a caminar a casa, la cafetería quedaba de paso, así que decidió ir a conseguir algo caliente que tomar, el helado había estado bien, pero ahora comenzaba a sentir frío por el cambio climático tan repentino.
Cuando llego a la cafetería, sintió ese cálido golpe de calor en su congelado cuerpo, el aire afuera se había hecho más fuerte, y no había llevado nada con que cubrirse mucho mejor, solo tenía su sudadera, la lluvia sería más rápida que él si no se apresuraba, compró un café grande y una caja de 6 donas.
Salió de la cafetería, y comenzó a caminar al paso más rápido que sus piernas le permitían, al poco tiempo, sintió una gota humedecer su nariz, alzando la mirada, la lluvia comenzaba a caer, odiando su suerte, aumentó la velocidad en sus pasos aún más, no tenía nada con que cubrirse de tantas gotas y el viento lo hacía peor.
Samuel por su parte, salía de la biblioteca, había comprado unos libros de medicina para cuando entrará a la universidad, solo le quedan dos años para acabarla, abrió su paraguas viendo más y más gotas caer, comenzó a caminar, esquivando a la gente que corría de la lluvia cubriéndose como podían, por el rabillo del ojo juró ver el cabello cenizo de aquella chica siendo alborotado por el soplar del fuerte viento al otro lado de la calle, llevó su mirada rápidamente, confirmándolo, allí estaba ella, agradeció que no fuera una ilusión pues sentiría que se estaba volviendo más loco, era una coincidencia, y tenía que ayudarla, podía ver como ella buscaba avanzar lo más rápido, así como muchas personas, no tenía donde cubrirse, llevaba algo en sus manos, lo cual impedía que de mínimo usará estas para evitar un poco la lluvia.
-Si hubiera ido directamente a casa no me hubiera pasado esto, pero no, al niño se le ocurre ir a comprar - Rubén dijo para sí mismo, aceptando la derrota y que terminaría empapado por el agua, dio prioridad a lo que había comprado, cubriéndolo con su sudadera bastante bien mientras la lluvia mojaba más y más su cuerpo, siguió avanzando al terminar, para poco después notar que ninguna gota impactaba más en él, alzó la mirada, encontrándose con un paraguas negro que lo cubría, dándose la vuelta inmediatamente, viendo al pelinegro de pie.
- Te enfermarás si sigues afuera por mucho tiempo -preocupado, Samuel vió las prendas de Rubén, estaban húmedas, y con las marcas de las gotas que impactaron sobre ellas, por las puntas de sus largos cabellos caían los rastros de agua, su pequeño cuerpo temblaba por el frío, su nariz, mejillas, oídos y labios se tornaban de un tono más rojizo por culpa del helado clima, su piel pálida lo hacía notar más-
- ¡Samuel!, ¿qué haces aquí? -Sorprendido, Rubén no apartaba la mirada de aquellos ojos morados del pelinegro-
