1-Lunes 23 de Febrero.

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Aitana.
Terminó de atarme los cordones y salgo corriendo, pues llegaba tarde al tren.

Corriendo llegó a la estación para acabar siendo un intento fallido.

El tren se había ido sin mi y tengo que coger otro, pues el directo me haría llegar tarde.

Miro las pantallas que indican que falta 5 minutos para el próximo tren.

En la estación sólo había un chico, mayor que yo y más alto, que miraba su móvil entretenido.

Lo miro ahogada y odiandolo sin conocerlo.

El chico me miro.

-¿necesitas ayuda?
-acaba de pasar el directo, ¿no?

El chico asiente.

-mierda.-susurro.
-pero no falta mucho para el siguiente.
-no voy a poder cogerlo, llegaría tarde.
-bueno, al menos vas conmigo, soy Cepeda, ¿tu?
-Aitana.

Nos damos un apretón de manos y nos reímos leves.

-encantado de conocerte, Aitana.
-igual, Cepeda.

Nos sentamos ambos en unas de las sillas que hay en la estación.

-¿a dónde vas tú?
-estoy estudiando, voy a mi universidad.
-¡que pequeña eres!

Fruñi el ceño como si estuviera molesta, aunque realmente no me molestaba mucho.

-¿y tú cuántos años tienes, listillo?
-28.

Me lleve las manos a la boca.

-¡nos llevamos 10 años!
-¿tienes 18? Pensé que tenías un poco más.
-¿y a donde vas?
-trabajo.

Asentí y un altavoz aviso que el tren estaba a punto de llegar.

-¿vamos?-pregunta levantándose y ofreciendome la mano.

Asentí sonriendo, cogiendo su mano y levantandome.

Nos acercamos levemente a las vías del tren, esperamos a que parase, y así poder entrar al tren.

-¿vives muy cerca de aquí?- pregunta.
-a cinco minutos andando, ¿y tu?
-hago escala, estoy a quince en tren.

Entramos ambos a el tren, que estaba hasta arriba de gente.

Nos perdemos ahí dentro, quedándome con una sonrisa tonta, que no entendía, pero tampoco quería que desapareciera.

¤¤¤

Un portazo suena en la puerta de mi casa.

Había sido un día agotador.

A la vuelta había vuelto a perder el directo, y estaba harta.

Me quite las zapatillas, para tener que hacer un cambio de ropa.

Una falda de tubo negra y una camiseta básica blanco dentro de la falda se apodera de mi cuerpo junto a unos desagradables tacones.

Entró a la cocina, en busca de robarle algún bollo o galletas a Ana, mi compañera de piso, quien se situaba ahí.

-¿tienes entrevista?
-¡bingo!-respondo a Ana.

Necesitaba trabajo urgentemente o tendría que irme a Barcelona, cosa que no me apetecía en nada.

Le robó tres galletas de un paquete que acababa de abrir.

Jueves. - Aiteda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora