3-Miércoles 25 de Febrero.

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Aitana.
¡mierda!

Me levantó de un salto.

¡Llegó 15 minutos tarde!

¡no llegó! ¡no llegó!

Me visto con lo primero que veo a mi disposición y con unas zapatillas cómodas para correr.

Ana estaba en la cocina, desayunando un rico café con tostadas.

-¡Hola cariño!
-¡llegó tarde! ¡luego te veo!-digo cogiendo una naranja del frutero, y dándole un beso en la cabeza.
-¡corre!

Abrí la puerta y baje las escaleras a zancadas limpias.

Me costo abrir la puerta con las prisas por lo que perdí algunos minutos a lo tonto.

Corrí disculpandome de toda la gente que empujaba levemente, intentando llegar a tiempo.

Claramente, no fue así.

Me toque el pelo nerviosa.

Llevaba ya tres días contando este sin cojer mi tren habitual.

Me gire, y allí estaba el.

-¿lo has vuelto a perder?
-correcto.-digo sentandome

Cepeda se ríe leve y se acerca a mi.

-así pasas tiempo conmigo.

Me rio leve y lo miro.

Aún conociendonos tan poco, siempre sabe que hacer para sentirme un poquito mejor.

-Gracias, Cepeda.

Cepeda niega leve.

-¿qué tal el curso?
-muy estresante.
-¿y eso?

Me tocó la frente derrotada.

¿puedo confiar en el?

No creo que le influya mucho mis problemas.

Y si se los cuenta a alguien, lo más es que esa persona ni me conozca.

-el curso es complicadísimo ya de por si, pero para añadir estoy viviendo sola, bueno, con una compañera de piso, pero mis padres no me pagan nada, y no llego a fin de mes y no encuentro ningún trabajo que sea accesible ni nada, sólo trabajo en una cafetería como camarera que me dan una miseria, estaba viviendo prácticamente de ahorros, pero ya no tengo nada, y estoy agobiada, No quiero volver a Barcelona, estoy muy a gusto aquí.-suelto del tirón.

Por primera vez desde que he soltado el sermón miro a Cepeda, su expresión era de sorpresa.

-No me esperaba que una chica tan joven tuviera esos problemas tan de adulto.
-pues ya ves.

Cepeda aprieta los labios mirando mi rostro.

-se que no nos conocemos mucho, pero si necesitas y poco de dinero, no me importa dejarte algo, en serio.
-no tienes que preocuparte, pero gracias.

Hay un pequeño silencio de pocos segundos, no son incómodos, pero tampoco comodos.

-¿y tú? ¿que tal el trabajo?
-bien, trabajo como ilustrador, y me han contratado para una serie animada, tiene pinta de ser exitosa, estoy feliz.
-me alegro.

Cepeda me sonríe y yo se lo devuelvo.

El aviso del tren me avisa de que debemos prepararnos para subirnos a aquel trasditado tren.

En esta ocasión, como el lunes, cada uno se fue a un sitio diferente del tren, volviendo a perderle la vista.

Cepeda.
-¡colega! ¡que Tal!

Y una vez más, entra la pesadilla que nunca quieres tener llamada Diego.

-¿algún día me dejaras en paz?
-¿qué pasa? ¿que ya estás con la serie para críos?

Asiento mientras hago pequeños detalles al muñecajo.

-eres un muermo, deberíamos salir a celebrarlo.
-prefiero celebrarlo mientras dibujo.
-¡muermo!-se burla.

Niego mientras cojo otra lámina para la siguiente ilustración.

Las series y películas animadas tienen muchas ilustraciones, prácticamente una por segundo, y hace que sea más complicado, pero te sea más sorprendente y excitante el resultado final.

-¿qué pasa? ¿que ya lo has celebrado con alguna tipita?

Rodee los ojos y seguí con lo mío.

-No, Diego, no.
-pues deberías follar de una vez porque te estás convirtiendo en un abuelo.-dice saliendo por la puerta.

Diego siempre es así, y seguramente lo siga siendo por el resto de sus días.

Aitana.
Las clases fueron más o menos rápidas, comparado con otros días, y fui corriendo a la cafetería.

Esta vez no me notaba tan distraída comparado con el día anterior.

Cepeda no aparecía por mi mente, y era algo que hasta a mi misma me sorprendía, pues el día anterior no pude sacarmelo de ninguna manera.

El día en la cafetería fue tranquilo, no hubo mucha gente, y no hubo agrupaciones en ninguna hora, cosa que agradezco mucho.

Fue un dia tranquilo.

Llegó a casa y Ana no estaba, por lo que imaginaba que dormiria fuera, por lo que me hice cualquier cosa para cenar y me fui a dormir, mañana tenía varias entrevistas, y quería estar descansada, además de para ir a la Universidad con las energías a tope.

Cepeda.
Llegue a casa un poco antes de lo normal, no estaba muy cansado, por lo que decidí hacer una pizza casera, y así entretenerme un rato. 

La pizza tardó aproximadamente 3 horas, por lo que me dormi en cuento cené, que no cené toda porque la hice extremadamente grande, y la mitad la guarde en la nevera para otro día.

Me fui a dormir, no tarde mucho la verdad, al día siguiente querían los de la serie animada algunas ilustraciones para ver si les gusta y probar no se el que.

Mis pensamientos se fueron quedándome dormido, y soñando en la persona que no había pensado mucho en ese día.

Aitana.

Fin miércoles 25 de febrero.

Jueves. - Aiteda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora