Lo nuestro no tiene nombre [MinJoon]✔︎

Eᴘɪʟᴏɢᴏ

Dos años más tarde.

Namjoon miró a su cachorro de un año con una ceja enarcada, no podía ser que Hueningkai fuera igual de travieso que su hermano mayor Jungkook, quien ya contaba con cinco años.

Pareciera como si todo fuera un deja vu, la taza de dulces de soda que se encontraba en la oficina, estaba en el suelo echa pedazos y los dulces regados por el piso, además de una increíble obra de arte en la pared. Cuando el pequeño había comenzado apenas a caminar, fue suficiente para que se comenzara a pasear por todos los lugares en los cuales andaba.

Namjoon trataba de alejar todo y tenerlo fuera del alcance del más pequeño de la casa, pero pareciera que Jungkook luchaba constantemente por hacer lo contrario de su padre omega.

El cachorro alfa —Jungkook— también se encontraba ahí, balanceándose sobre sus pies, de adelante hacia atrás, mientras que Hueningkai intentaba buscar otra mirada que no fuera la de su padre. Para tener solamente un año y meses, era muy listo.

De hecho, todavía no hablaba del todo, solamente sabía decir "pá nie o pá mimi."

—Jungkook... —Namjoon volteó a ver a su hijo mayor, el pequeño pelinegro sonrió mostrando sus dientes, estaba intentando parecer un poco más inocente.

Además, para ponerle un poco más de ternura, JungKook abrazó a su hermano Hueningkai y lo acercó a él, el menor de los dos se dejó hacer.

Namjoon soltó un suspiró, esos dos niños serían un caso serio.

Si es que no lo eran ya.

—Bien... —a veces NamJoon no ganaba nada con regañarles, cuando JiMin llegaba, la cosa solía ser distinta—. Váyanse con su tío Jin.

Los niños hicieron caso, NamJoon les dirigió por una parte en la cual no hubieran vidrios tirados y luego, les abrió la puerta. Los cachorros salieron directamente a la oficina de enfrente. Un año atrás, se habian cambiado de edificio, así que la colocación de las oficinas ahora era diferente.

Namjoon estudiaba una carrera en línea, sabía organizarse y hacer tiempos, así que era sencillo. Así que, de esa manera, él también podía dedicarse a su trabajo, los cachorros y a su alfa, de quien también obtenía todo el apoyo necesario.

Su madre tenía razón, cuando se ama, ambos son un equipo, bajan juntos la luna, uno a cada extremo.

Se repartían los qué haceres del hogar, y las responsabilidades con los cachorros.