1. Nueva vida.
Caminé sin mirar hacia atrás ya que si lo hacía sabía que aún correría hacia el avión el cual había dejado tan sólo hacía unos minutos dispuesta a refugiarme en uno de los asientos, cerrar los ojos y esperar a volver a estar en casa con mamá.
Era una miedica, me asustaba todo lo nuevo, todo lo que tuviera que ver con cambios, era todo lo contrario a mamá la cual era una mujer que no le temía a nada. Ella era capaz de volar si era necesario 20 horas en avión hasta la otra punta del mundo para así seguir su vida de empresaria, lo que ella más amaba; Su trabajo.
Por supuesto no le echaba la culpa a ella (en parte), ella siempre había sido una mujer de visitar mundo, incluso hasta cundo nos tuvo a nosotros, a mi hermano Ashton y a mí, Brooke. Nos criamos en Sydney, Australia, junto nuestra tía Emma, ya que mamá tuvo que viajar durante un largo tiempo.
Emma siempre hizo de madre, hasta que el trabajo de mamá se volvió estable, pero en otro lugar, New York. Tuvimos que dejar lo que siempre había sido nuestro hogar con tan sólo 12 y 15 años para volar a un lugar totalmente nuevo para nosotros, allí fue cuando hasta hoy estuvimos desde esa edad.
— Brooke. —Ashton hizo que volviera a la realidad. Ya estábamos subidos en un taxi, el cual por cierto tenía un olor no muy agradable. —¿Ocurre algo?
—Sólo estaba pensando Ash. —Le sonreí para hacerle entender que todo iba bien, él asintió con una dulce sonrisa.
El trayecto duró aproximadamente unos 20 minutos, gracias a dios el coche frenó para entonces poder salir de este. El taxi estacionó frente la casa en la cual había pasado parte de mi infancia, esta era color arena y tenía un precioso jardín. El móvil de mi hermano volvió a sacarme de esa burbuja de pensamientos que yo misma creaba en mi interior.
—Ey Michael. —Habló colocando su teléfono en el cuello el cual lo sujetaba con su cabeza para así poder coger las maletas. Aún sin perder detalle repetí su gesto así cogiendo mis dos pesadas maletas color purpura arrastrándolas hasta la puerta. —No, claro, no hay problema, podéis venir cuando queráis, no sabéis las ganas que tengo de veros. —Una sonrisa se formó en su rostro, eso me hizo sonreír a mí también. —¿Quieres decirle a Luke que baje la música? No estoy ahí y ya me estoy quedando sordo.
Luke. Mi corazón dejó de bombear sangre por unos instantes.
Hacía tanto que no escuchaba su nombre… Él había sido mi mejor amigo cuando vivía aquí, recuerdo las peleas constantes por las golosinas que mi tía Emma traía del supermercado, él siempre se las comía todas y yo me enfadaba porque no me daba tiempo a probarlas, pero tan sólo por un rato ya que nuestros enfados no duraban más de una hora. Éramos inseparables, recuerdo haberlo hecho todo con él, incluso fue mi pareja en el baile escolar, Luke estaba tan nervioso que no dejaba de pisarme mientras intentábamos bailar, yo reía como una loca al mismo tiempo que me ruborizaba al notar como me miraba. Oh, no sólo fue mi mejor amigo, en realidad fue mi primer amor, no supe que él sentía lo mismo hasta que el día en el que tuve que marchar, entre lágrimas me contó lo que tanto había esperado oír, que le gustaba, entonces me besó.
Los primeros meses nunca dejábamos de hablar vía telefónica, siempre hacíamos video llamadas y nos contábamos lo sucedido en todo ese tiempo, pero ocurrió algo, fuimos creciendo y cada vez empezamos a distanciarnos más y más hasta llegar al punto de no dirigirnos la palabra. A veces envidio a Ash, él jamás dejó de hablar con él ni con Calum y Michael, siempre los tuvo ahí al igual que ellos a él.
—Brooke cielo,¿ te apetece que hagamos galletas? Sé que de pequeña te encantaba ayudarme a hacerlas.—Sonrió Emma levantándose del sillón. Ashton veía un partido de básquet mientras que yo sólo me dedicaba a recibir mensajes de mis amigas diciéndome lo mucho que me extrañaban.
—Claro. —Sonreí mientras caminaba hacia la cocina. Tía Emma sacó los ingredientes necesarios dejándolos así sobre una de las encimeras, yo buscaba algunos adornos para las galletas, algo así como virutas de chocolate, amaba el chocolate.
—¿Buscabas esto? —Sonrió divertida sujetando un pequeño tarro el cual contenía virutas, yo asentí sonriente.
Empezamos a hacer esos ricos dulces, algunas tenían forma de gato, ¿pues a quien no le gustan los gatos? Emma me contó que durante un largo plazo acogió una familia de gatos siameses, pero estos a medida que fueron creciendo se marcharon del hogar. Me sentí triste, yo quería haber coincidido con ellos, de seguro hubiese sido la chica más feliz del mundo.
—Voy fuera, los chicos han llegado. —Dijo un Ashton muy alegre, asentí a la vez que un suspiro escapa de entre mis labios.
— ¿No sales? —Preguntó tía Emma una vez que Ash ya estaba fuera, yo negué. —¿Es por Luke? —Pensé la respuesta, pero finalmente me decidí a hablar.
—No lo sé, supongo. Aun así no es que tenga muchas ganas de ver ahora mismo a nadie, aún no logro comprender porque mamá no nos dejó en New York, es decir, Ash tiene los 20. —El rostro de Emma parecía estar entristecido, en ese momento supe que debía de haberle dicho lo muy contesta que estaba de estar de vuelta en mi verdadero hogar.
—Brooke, tu madre sabe lo que hace, y todo lo que haga siempre será por vuestro bien. —Explicaba mientras sacaba las galletas del horno, estas olían deliciosamente. —Siempre es bueno volver al lugar donde perteneces, ya sabes aire fresco. —Asentí decidida a no hablar, ya que si lo hacía sabía que podría herirle. —Llévales algunas galletas, seguro que les encantarán. —Dijo refiriéndose a los chicos, los cuales estaban fuera.
—Yo… Esto… No me apetece.
—Tarde o temprano les verás, mejor que sea con la excusa de que tu tía te ha obligado a hacerlo. —Guiñó un ojo, negué sonriendo, aun así estaba demasiado insegura.
Agarré la bandeja en la cual se encontraban 7 galletas, suspiré decidida a salir, giré el pomo al mismo tiempo que este hacia que la puerta mostrara el exterior, en cuanto me quise dar cuenta me encontraba fuera, miré hacia un lado y hacia otro, pero no vi a nadie. Iba a entrar cuando escuché como Ash me llamaba, tragué saliva, entonces me dirigí hasta él.
—¿Qué traes Brooke? —Frotó sus manos muy sonriente mientras miraba la bandeja la cual yo misma sostenía.
—¿Brooke? —Una voz grave pero un tanto familiar hizo que me volteara.
—¿Calum? —Sonreí dando un paso hacia adelante, este asintió al mismo tiempo que caminaba hacia mí para después fundirme en un tierno abrazo.
—Wow, has cambiado tanto. —Rió mirándome de arriba abajo, sentí como mis mejillas ardían, mierda, de seguro ya estaba como un tomate.
—Tu no has cambiado tanto, excepto por los tatuajes. —Observé sus brazos los cuales estaban descubiertos a causa de que su camiseta no tenía mangas.
—¡Joder Brooke!
—¡Hey Michael!—Reí al observar que su cabello ahora era rojo. Este chico cambiaba más de tinte que de calzoncillos.
—Estás realmente bue-
—Hey, estoy aquí. —Habló Ash quejándose, yo agradecí para mis adentros que hubiese interrumpido ya que no era para nada cómodo el tener ese tipo de conversaciones con cualquiera de ellos.
—Que nenaza te vuelves cuando está tu hermana delante. —Dijo Calum entre risas, yo reí negando.
Miré alrededor, faltaba algo, o más bien alguien; Luke.
—Ha ido a buscar su moto. —Comentó Ashton, él de seguida captó lo que yo estaba haciendo.
—¿Qué pasa conmigo? —Esta vez habló una voz ronca pero algo familiar. Un chico de muy bien ver, alto, rubio y de ojos azules caminaba en nuestra dirección sin quitarme el ojo de encima.
— Ah, Luke.