14. Olvídalo.
Por favor, que no sea Luke. Pensé.
Cerré los ojos dejando escapar un suspiro, no quería tener que volver a crear ningún tipo de situación incómoda, más si esta incluía a cierto rubio de ojos azules. Esos ojos azules tan bonitos pero a la vez tan misteriosos que al mirarlos hacían que pensaras que estos eran uno de esos lugares en los cual no te importaría pasar el tiempo o más bien perderte.
Alcé la vista para encontrarme con quien menos esperaba hacerlo, sus oscuros ojos me miraban un tanto confusos, quizás esperaba algún tipo de explicación ante lo que hacía unos minutos había pasado, pero lo cierto es que ni yo misma sabía el porqué de esa acción. Estaba claro que últimamente no controlaba ninguno de mis impulsos ni tampoco de mis palabras, era algo que desde que había pisado Sídney era imposible de lograr.
Hice de mis labios una fina linea, él esbozó una pequeña sonrisa al mismo tiempo que dejaba de mirarme para fijar su vista en algún punto del jardín.
Ya era la segunda vez que Calum venía en mi búsqueda (sin contar la pasada noche cuando literalmente lo hizo) cuando yo huía de alguna u otra forma evitando cualquier tipo de problema y era algo que aun que no lograba entender al cien por cien lo apreciaba. Realmente era un buen amigo.
—¿Estás bien?—Preguntó, a pesar de que se mostraba preocupado su voz era calmada.
Yo asentí colocando mis brazos alrededor de mis rodillas así abrazándome a mi misma. A veces lo único que necesitaba era un simple abrazo, uno de esos que te dan sin razón alguna simplemente porque les apetece y tu te fundes en los brazos de esa persona mientras miles de sentimientos y emociones recorren tu cuerpo.
—Pues no lo parece.
—Lo estoy.—Le miré intentando sonreír, quería tranquilizarle, no tenía porque preocuparse por mis absurdos pensamientos los cuales jamás tenían coherencia alguna.El asintió no muy convencido, yo era mala mintiendo, realmente pésima y él me conocía bastante, a veces llegaba a pensar que incluso parecía hacerlo más que Luke lo cual a estas alturas apenas me sorprendería.
—¿Y tu?—Mordí mi labio inferior,los nervios de saber que Calum podía estar mal provocaban que hiciera eso.
—Estoy mejor que nunca.—Sonrió de la forma más dulce que nunca antes había visto.
De repente algo se revolvió en mi interior, me sentía feliz, era de ese tipo de personas las cuales si uno de sus amigos estaba mal automáticamente pasaba a estar mal también, aun que si este se mostraba feliz entonces yo lo era el doble o incluso el triple.
—Eso es genial pero...—Fruncí el ceño.—Hay algo en ti que me hace dudar.—Él rió negando mientras bajaba la mirada a sus manos.
—Estoy feliz, pero hay algunas cosas que en mi cabeza no acaban de encajar.
Le miré intentando que nuestras miradas coincidieran, quería estar ahí para él, debía, después de todo él estaba demostrando estar ahí para mí pasara lo que pasara.
—Los pensamientos siempre jugando sucio...—Bufé colocando un mechón que colgaba sobre mi rostro tras mi oreja, vi como el moreno sonreía desganado.
—Demasiado.
El silencio invadió por completo aquel lugar, lo único que se podía escuchar era el viento bufar y el constante ruido de las hojas de los arboles amenazando con caer de estos.
—¿Porqué lo hiciste?—Calum decidió romper el silencio, sentía su atenta mirada clavada en mí, intentando ordenar cada uno de sus pensamientos como si de un rompecabezas se trataran.