Prólogo

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Zarpa de Ceniza y Niebla estaban sentados en sus lechos sin hablar ninguno de los dos. En ese instante una gata blanca de pecas grisáceas entró en la guarida y se acostó en su cama de musgo a dormir, fuera empezaba a llover y los tres aprendices del Clan de la Tiniebla estaban resguardados. Zarpa de Ceniza le dio un empujoncito con la zarpa a su hermano.

- ¿No es preciosa? - dijo el gato gris con los ojos centelleando.

Niebla miró a la gata y luego a su hermano con recelo. ¿Acaso Zarpa de Ceniza pensaba que Zarpa Escarchada le haría caso alguna vez?

- Seguro que haréis buena pareja - maulló animando a su hermano, en su cabeza solo crecía el pensamiento de arrebatarsela sin piedad y ver cómo sus sentimientos se desmoronaban.

¿Tenía algo en contra de su hermano? Por supuesto que no. Pero no iba a permitir que ese trota-nieblas (así eran conocidos y llamados los gatos del Clan de la Tiniebla por sus rivales, el Clan del Roble y el Clan de la Cascada) tuviera una mejor vida que él.

- "Disfrútala mientras puedas" - juró para si mismo - "esperaré el tiempo que sea necesario para hacerte daño donde más duele"

El sol tras la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora