2

11 2 9
                                    

Era un día nublado. La última reina había dejado la maternidad y un nuevo aprendiz se había unido a la guarida. Zarpa de Amapola; una gata de color anaranjado con tonos rojos en la cola. No había tardado en hacerse amiga de Zarpa de Ceniza y eso había hecho que Zarpa Escarchada se irritara un poco y solo quisiera estar con Niebla. ¿La razón? Seguramente su mentira acerca de que su hermano se había enamorado de varias gatas había funcionado.

Ala de Halcón entraba en el campamento seguido por Manto de Niebla y Zarpa Escarchada. Todos cargando con presas para reabastecer el montón de carne fresca. Niebla fue hacia la gata de buen humor dispuesto a darle la noticia de que tras hablar con Estrella Demacrada, ambos dos iban a ser nombrados guerreros pronto.

- ¡¿Hablas en serio?! - chilló la gata emocionada - ¡Genial! Podremos restregarles a Zarpa de Enebro y a Zarpa Helada que se han equivocado con nosotros.

Zarpa de Ceniza se acercó a los dos junto a Zarpa de Amapola.

- ¿Quiénes son Zarpa de Enebro y Zarpa Helada? - pregunto el aprendiz gris - ¿Y que es eso de que vais a ser nombrados aprendices los dos?

- Todo esto solo tiene que una cosa en común - gruñó el gato negro - que como eres un pésimo cazador no conoces a nuestros rivales vecinos y que vamos a ser nombrados guerreros antes que tú.

Zarpa de Ceniza pegó sus orejas al cráneo dolido por las palabras de su propio hermano, aunque Niebla no sintió ni una punzada de lástima por él.

- ¿Por qué? - se lamentó él - ¿Estrella Demacrada no me ha tenido en cuenta?

- ¿Crees que eso es asunto nuestro? - respondió Zarpa Escarchada con dureza, hasta Niebla se sorprendió por su tono - todo esto te lo has ganado tú... Hay... Hay buenos aprendices y luego estás tú.

La gata blanca se dio la vuelta con la cola ligeramente erizada y se dirigió a la guarida de aprendices, Niebla la siguió con una sonrisa dibujada en la cara. ¿Realmente estaba pasando aquello? ¿Zarpa Escarchada había rechazado al gato que quería? Ahora todo sería mucho más fácil para Niebla. Lo mejor, es que su futura compañera había usado exactamente las mismas palabras que él para describir todo el odio que tenía hacia su hermano. Aunque no quisiera reconocerlo ni por asomo, quizás Zarpa de Amapola era un buen soporte para destrozar a su hermano por completo, aunque no iba a engañar a Zarpa Escarchada por nada.

Después de unos días, Niebla se encontraba junto a Zarpa Escarchada bajo la Peña Alta. Los gatos del Clan estaban al rededor de ellos pues ya habían sido nombrados guerreros y esa noche tendrían que hacer vigila. Sus nombres ahora era Niebla Oscura y Escarchada. Antes de hacer su vigila debían de soportar los alagos y felicitaciones de sus compañeros de clan, fueron tantos que empezaban a aburrirse los dos.

Cuando todo más o menos se calmó, los dos nuevos guerreros se fueron a una esquina a comer algo y descansar. Niebla Oscura miró a la guerrera color nieve a los ojos immotizado por la belleza de la gata.

- Oye... - empezó él - No quiero meterte prisa... ¿Pero has pensado lo que te dije hace unos días sobre lo de ser mi pareja?

Escarchada entornó los ojos emocionada y pegó su cabeza al pelaje del gato negro.

- Oh, claro que lo he pensado - respondió ella - nada me hace más feliz que estar a tu lado. Si quiero ser tu pareja.

Niebla Oscura sintió que el corazón se le salía del pecho. Abrazó a su compañera con la cola y lleno la cabecita de esta de lametones.

- No sabes que ilusión me da oír eso - ronroneó él - te quiero Escarchada.

- Y yo te quiero a tí Niebla Oscura.

El sol tras la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora