CAPÍTULO 2 ⚔🌹

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Cordelia era una joven de 24 años, esbelta, ágil y con una mirada atrevida. Su pelo era largo y oscuro y tenía unos ojos negros y grandes. Era una mujer inteligente, animada y valiente. Aparentemente, se trataba de una chica con una vida bastante normal, pero había un pequeño detalle que la distinguía de los demás: era la hija del Zorro.

Este hecho no era una simple anécdota, pues marcaba toda diferencia. Su vida entera había girado y giraba en torno a eso, llevaba entrenando desde los 4 años con su padre para llegar a ser una hábil guerrera. Por las mañanas iba a trabajar a una taberna cerca del puerto y por las tardes entrenaba. Sin embargo, trabajaba para poder enterarse de información relevante respecto a bandidos y demás, ya que el dinero no era esencialmente necesario en su familia. Vivía en una gran casa a las afueras de la ciudad, para no llamar demasiado la atención y poder practicar sin que nadie la viese. Llevaba su segunda identidad en secreto, las únicas personas que lo sabían eran su padre y su madre.

A pesar de contar con un legado tan especial a sus espaldas, su padre nunca la había obligado a nada; había sido decisión de Cordelia persistir con el entrenamiento y llegar a convertirse en el siguiente "Zorro". Ella había crecido con cuentos sobre este personaje, al igual que muchos niños y niñas de la ciudad, y soñaba con ser él. Tenía un compromiso con todas esas personas que lo añoraban y lo tenían como figura de referencia. El Zorro debía volver.

Su padre no le había dejado luchar durante todos esos años porque le daba miedo que le pasara algo y pensaba que aún no estaba preparada. Pero eso estaba a punto de cambiar.

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Cordelia fue a trabajar el jueves a la taberna como todas las mañanas, sin embargo, ese día pudo escuchar algo que no la dejó indiferente. Un hombre barbudo, sentado no muy lejos de la barra donde se encontraba ella limpiando vasos, contaba a sus compañeros, mientras tomaba una cerveza, que el día siguiente llegaría al puerto un barco con "mercancía". Uno de los oyentes preguntó si se trataba de la mercancía y el hombre barbudo asintió con la cabeza. Ambos sonrieron. Dijeron de quedar sobre las 11 en el puerto y esperar a la señal. Luego no pudo escuchar más porque una mujer le preguntó por la ubicación del baño. Segundos después volvió a agudizar su oído y escuchó las palabras "estrella polar". No entendía nada, pero supuso que sería importante e intentó memorizarlo en su mente.

Llegó a casa de prisa y se lo comunicó emocionada a su padre. Él se quedó un rato en silencio, observando el suelo. Minutos después la miró, le cogió las manos y dijo:

— Hija, ha llegado el momento. Llevas toda tu vida esperando y entrenando, pero ya estás preparada. Es el momento de ponerse el antifaz y salir ahí fuera a demostrar todo lo que sabes y a ayudar como puedas. Mañana regresará el Zorro y harás feliz a mucha gente. Estoy orgulloso de ti, Cordelia, y pase lo que pase, siempre lo estaré.

Ambos se fundieron en un largo abrazo. Poco después apareció su madre y le entregó el antifaz de su padre, remendado por ella en más de una ocasión.

— Toma cariño, ahora es tuyo. Estoy segura de que actuarás con bondad y astucia, porque así eres tú, bondadosa, astuta y llena de coraje —añadió acariciándole el rostro con suavidad.

Su madre cogió el antifaz y se lo puso a Cordelia en los ojos. Después se colocó al lado de su marido y ambos la miraron con orgullo y emoción.

Ella estaba lista, ¿lo estarían los demás? 

ℳá𝓈 𝒶𝓁𝓁á 𝒹ℯ𝓁 𝒶𝓃𝓉𝒾𝒻𝒶𝓏Where stories live. Discover now