Idiota.

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Era viernes y eso significaba fiesta. Incluso cuando estábamos hasta arriba de trabajos y exámenes, poco importaba a estas alturas de la carrera. Los viernes eran sagrados y en este caso, necesarios. Salir de fiesta sin la atenta mirada de mis padres o sus amigos era un alivio, podía bailar, podía beber, podía hacer lo que quería... era libre, era yo.

Me miré al espejo y sonreí. Me veía estupenda. Vestido negro, zapatos altos, pelo suelto y ondulado, maquillaje perfecto... todo en su lugar, todo perfecto. Sin embargo, al instante mi sonrisa se borró, no supe porqué, me miré durante unos segundos más, algo confusa, la sensación era extraña, pero no quise darle más vueltas. Agarré mi bolso y salí por la puerta.

-¿Donde vas, Carla? -escuché a mi padre desde el salón mientras bajaba el último peldaño de la escalera.

-Es viernes. -dije pensando que eso bastaría como explicación.

-Lo se. -me dijo aún sin levantar la vista de su periódico. -Y mañana es sábado. 

-Yo también soy consciente papá, sabes que mañana estaré radiante y estupenda cuando lleguen tus invitados. -dije con sorna.

-Eso espero, Carla. -y se levantó hasta quedar frente a mi. -Estas muy guapa, hija.

-Gracias. -dije apartando la mirada e intentando esquivarlo para irme.

Pero me agarró de la muñeca antes de que pudiera desaparecer.

-No quiero tonterías esta vez.- y aunque no podía ver su cara, ya que me encontraba de espaldas, ni él la mía, tragué con algo de dificultad y apreté los labios. 

-No te preocupes, se lo que tengo que hacer. 

Y dejé atrás aquella casa, pero no el remordimiento ni las palabras de mi padre.


-¡Ey! Cambia esa cara anda, toma. -me dijo Polo acercándose con mi copa.

-Gracias. -dije algo seca y cortante mientras daba un largo trago.

-Bueno, tranquila, que tampoco te tiene que dar un coma etílico. -dijo intentando parecer gracioso.

-No me jodas, Polo. Hoy no. -dije alejándome de la zona vip y bajando las escaleras en dirección al baño.

La música sonaba alta, las luces de colores iluminaban los escalones y di las gracias de no estar borracha todavía porque hubiera tenido serios problemas para bajar aquellos escalones. Me giré un segundo para ver cómo mis amigos bailaban, bebían y se reían sin parar, parecen felices, pensé. Pero yo sabía la realidad y como todo, por fuera brillaban, resplandecían, pero por dentro la imagen era otra, totalmente distinta. 

Caminé hacia el baño abriéndome paso entre la gente, esa noche barceló estaba a reventar y tropecé más de una vez con varios chicos y chicas, en cuestión de segundos empecé a notar los primeros efectos del alcohol y como si de magia se tratara mi humor mejoró ligeramente. Sin embargo, estaba a punto de cambiar. 

-¡Eh! ¡Cuidado! -escuché que alguien decía.

Le había empujado, pero en mi defensa diré que fue necesario, estuve a punto de caerme de mis tacones de diez centímetros. Seguí caminando, no tenía tiempo ni ganas de disculparme, había sido un accidente. Cuando estaba a punto de llegar al baño alguien me agarró del brazo y al girarme tuve que cerrar los ojos de la impresión, una copa iba a ser vaciada justo en mi cara.

-¡Que cojones! -grité aun con los ojos cerrados.

Pero esta vez fue diferente, no noté nada, ningún liquido ni frío ni caliente que estropeara mi vestido.

-¡BU! -dijo una voz por encima de la música y abrí un ojo aun con miedo.

-¿Tu otra vez? Esto ya roza el acoso.

-Míralo por el lado bueno, al menos esta vez la copa estaba vacía. -dijo agitando el vaso.

-¡Vaya! ¿Ahora debo darte las gracias por no estropearme la ropa? -dije irónica.

-Perdona, guapa. Pero esta vez has sido tu la que me ha empujado y tirado la bebida. -dijo y recordé el empujón de hace unos segundos.

-Bueno, entonces vamos 2-1. Queda poco para equilibrar la balanza. 

Samuel miró su vaso vacío con una sonrisa picara de lado. 

-¿No piensas pedirme disculpas? Te recuerdo que yo si lo hice. 

-Perdóname, que maleducada soy. -dije de nuevo irónica mientras sobreactuaba gesticulando con mis manos. 

Rió mientras levemente movía la cabeza a modo de negación. 

-¿Eres realmente así de idiota o es solo una fachada de niña pija amargada? 

-¿Perdona? -dije sin dar crédito a lo que acababa de escuchar. 

-Te perdono. -dijo con una sonrisa. 

Y vi como desaparecía entre la multitud de gente que se amontonaba al ritmo de una canción de reggaeton cualquiera, la música sonaba alta, las luces me cegaban. Agarré la primera copa que vi y me la bebí del tirón.

Mi noche y mi cabreo solo acaban de empezar. 


"Ya no me da risa, siempre consigo lo que quiero cuando quiero pero no me notas, será que estas idiota. Si supieras que te pierdes de lo bueno pero no te importa, me tienes bien idiota. Por eso llevo ya seis tragos, dos shots y tus cigarros para ponerme más idiota, tráiganme tequila y cuando bailo todo me rebota. Tu idiota, yo idiota y juntos somos idiotas."

Inspired by: Idiota - Sofía Reyes






Culpa |  CARMUEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora