Más allá de la ficción

USA

Rina: Recuerden que esto es humor y no se busca ofender a nadie.

Advertencia: Esto es un BL, boyslove, yaoi, hombrexhombre, slash o como gusten llamarle si no te sientes cómodo con este tipo de contenido estás en tu derecho de no leer.

Advertencia: Contenido sexual y erótico. Se recomienda discreción. No hay marca o separación de donde empieza, es poco pero está.

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Con frustración resopla por cuarta vez, al mismo tiempo en que sus uñas se clavan un poco en sus bíceps. La punta de su pie derecho continúa con ese golpeteo incesante que sólo acrecienta su nerviosismo. Desde el extraño incidente en la cafetería, tres meses atrás, comenzó a notar un inusual comportamiento en su vecino y el maldito comunista. Ambos se la pasan con la vista en sus celulares, lo verdaderamente preocupante consiste en que el soviético le lanza al mexicano, de vez en vez, miradas llenas de un sentimiento que no logra descifrar.

Se alborota el rubio cabello. La última vez que había sentido esa inquietud fue durante la guerra fría, donde ese malnacido de URSS quiso convertir en comunista a su vecino. ¡Qué demonios pasó por su cabeza! Estaba claro que él jamás dejaría que eso sucediera. Le gustase al mundo o no, Estados Unidos Mexicanos y Estados Unidos de América están destinados a estar juntos. Los dos dependen demasiado uno del otro, así que cualquier cosa estúpida que haga uno, afecta directamente al otro.

La organización de las naciones unidas hace acto de presencia, ocasionando que todos comiencen a ir a sus lugares. Pasea sus ojos, una vez más, entre las dos naciones, frunce el ceño al notar como el ruso parece recorrer el cuerpo de arriba abajo del latino. ¿Qué diablos está pasando? ¿Podrían estar confabulando en su contra? ¿Acaso el comunista ha logrado convencer al mexicano de abandonarlo...comercialmente?

Sacude la cabeza de un lado a otro. Odia que su cerebro se llene de conspiraciones absurdas pero no puede evitarlo, pues son secuelas que le dejaron las guerras y la corrupción en su territorio. Da un ligero salto cuando se percata de un roce en su enguantada mano.

—¿Wey, estás bien? —su vecino le mira con extrañeza.

—What? —es lo único que atina a decir.

—¿Te sientes bien? —con genuina preocupación acerca su silla, invadiendo su espacio personal, sus manos bicolor se pasean por su rostro— no pareces tener temperatura. ¿Desayunaste? ¿No será que se te bajó el azúcar o se te subió la presión?

—It's nothing —le resta importancia, apartándose del contacto. El mexicano le mira una vez más antes de regresar su atención a su teléfono ignorando el discurso de ONU.

Estados Unidos finge no estar mirándole por detrás de sus gafas oscuras. Lo mismo con el país de fríos climas que, a pesar de encontrarse al otro lado de la sala, sigue mirando de reojo en su dirección. Algo debe estar pasando entre ellos. Seguramente se están mandando mensajes detallando lo que sea que estén planeando. Se revuelve inquieto. Pese a los problemas que ha causado su idiota presidente en curso, su relación con el latino es bastante buena. El anterior se aseguró de eso, además de que cuenta con un embajador en tierras aztecas que literalmente está enamorado del país, así que, eso ayuda a equilibrar la balanza.