Orien:
Después del encuentro con nuestro padre, una pelea comenzó y varios guardias fueron contra nosotros. Acabamos con ellos y entre todo el alboroto, logramos matar a dos miembros del Consejo, unos de los más importantes y cerrados de mente.
Nos lastimaron y golpearon en varias ocasiones, nada grave ya que sólo eran heridas superficiales.
Tomamos la decisión de correr al bosque ya que tendríamos más ventajas para ocultarnos y atacar.
Trepamos a los árboles para tener un mejor panorama.
Poco después pudimos oír las pisadas de los guardias, venían cerca. Cuando los hombres ya estaban a nuestra vista, no les dimos tiempo de reaccionar y nos lanzamos sobre ellos
Damen se quedó arriba para disparar flechas haciendo que varios cayeran. Casi al instante ya había una pila de cuerpos con desmembrados o perforados por flechas.
Venían más guardias e incluso gente del pueblo que estaban dispuesta a ayudar a nuestro padre, todos atacaban sin parar.
Nuestro último recurso debía ser usado. Decidimos tomar nuestras verdaderas formas, no queríamos hacerlo porque no podríamos controlarlo bien, pero era lo último que se nos ocurrió.
Mis grandes alas se extendieron y largas garras aparecieron, con ellas corté cuerpos y cabezas de cualquiera que se atravesara en mi camino, charcos de sangre y cuerpos tirados, todo estaba pasando de la misma manera.
Me enfurecí más ante los recuerdos y seguí asesinando a los íncubos e incluso las súcubos qué llegaban. Algunos se transformaron también, pero la ira corría por todo mi ser; acabé con la mayoría de los demonios, los demás lo hicieron los chicos. Regresé a mi forma semi humana, mi cuerpo estaba bañado de sangre.
- ¡Suéltame! - y antes de poder celebrar por la victoria, vi como un hombre traía en brazos a Leah, ella se removía para soltarse del agarre del hombre.
Y justamente mi padre estaba llegando, traía una espada en mano, la que se usaba para ejecutar a los que incumplían las reglas, fue la misma que usó para matar a Aria.
- Suéltala, ella no a hecho nada - me acerqué a ellos y él la tomó del cabello, poniendo el filo de la espada en el cuello de Leah.
- ¡Ella es la culpable de toda ésta masacre!
- No, el culpable eres tú por no aceptar el amor que tengo hacia ella - cautelosamente me acercaba, porque podría hacerle daño a mi amada si daba un paso en falso - tú si pudiste estar con mamá, y ella también era humana.
- Eres tan ingenuo, el amor no existe, y tu madre solamente la utilizaba para tomar de su energía.
- ¡Eres un desgraciado, mamá te amaba! - volvía a sentir el enojo en mi.
- ¿Te cuento algo? - preguntó burlesco - ¿recuerdas la tonta historia que su madre les contaba? aquella del ángel y el demonio, pues resulta que les contaba su propia historia - no comprendí mucho lo que decía, pero dejé que continuara - ella estaba tan enamorada de mi que nisiquiera se daba cuenta que sólo era mi alimento.
- ¿A qué te refieres? - preguntó Keelan.
- Su madre era aquél ángel caído que se enamoró de éste demonio, y murió por su ingenuidad - dió una carcajada y yo apreté mis puños tratando de acercarme para atacar - pero basta de habladurías, que no es a lo que vine.
Y de forma rápida, la espada fue a dar al pecho de Leah, al mismo tiempo que la cabeza de mi padre salía volando ya que Sirius se la había arrancado.
- Leah, cariño - corrí hacia ella y la tomé en mis brazos, sus ojos se estaban cerrando - no, por favor no - pude sentir su último aliento sobre mi cuello y mis lagrimas derramarse por mis mejillas.
FIN
《37》
Y bien, éste es el final.
Si, lo sé, es el peor final que pudieron haber leído y me disculpo.Pero no se preocupen, aún falta el epílogo.
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Incubus
ParanormalEste es un relato de un íncubo raptando a una chica y convirtiéndola en su presa y esclava. A pesar de todo eso terminan por enamorarse, pero eso no está permitido para los íncubos. ¿Qué pasará? • Algunas faltas de ortografía. • Capítulos cortos. •...