❝ la frialdad de sus padres hizo que su corazón empezara a olvidar todos los buenos sentimientos que un joven podría tener: en la niñez no tuvo afecto por parte de éstos, pero sí por un par de niños que un día en el parque encontró; aunque ese fue e...
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Siete chicos se encontraban en camino a la casa del hermano de los Kim, quien vivía quizás a unas dos horas de dónde ellos estaban; el auto se llenó de una agradable aura, una canción cualquiera retumbaba en todo este, las voces de los menores se hacía escuchar también.
JungKook se mantenía sereno, sólo contemplaba las voces de sus amigos y no puede negar que la del chico bonito también; TaeHyung tenía un hermoso cantar.
— Hemos llegado — NamJoon le había bajado a la música para hacerles saber que habían llegado a su destino; una casa de color blanca con diferentes diseños de colores, con grandes florales; era un hogar realmente hermoso.
Todos bajaron del auto, TaeHyung y JungKook fueron los últimos en salir, el primer mencionado se mantenía un poco alejado del menor; después de lo sucedido en la habitación donde se alojaba JungKook y la parejita, el Kim menor decidió distanciarse de éste, puesto que no quería ser una molestia, no quería ser odiado más por JungKook.
— ¡Namie! ¡TaeHyungie! — un eufórico chico de cabellos negros salió de la propiedad; abrazando a sus hermanos, sonriendo en el proceso — Los extrañé tanto — lágrimas empezaron empapar la camiseta de NamJoon.
— También te extrañamos, Sunnie — se abrazaron por un buen rato, luego de eso sólo se adentraron a la casa bonita y se empezaron a presentar.
— JungKook es demasiado bonito — SunHyun había comentado cuando le presentaron al chico, ¿para que negarlo? Éste era muy hermoso — Y apuesto todo lo que tengo que su sonrisa es realmente bonita.
— Lo mismo digo — la seca y áspera voz de TaeHyung caló en lo más profundo del castaño.
— ¿Está de malas? — susurró SunHyun en el oído de su otro hermano.
— Sí, sí estoy de malas, ¿y qué? — el menor de los Kim dirigió una fría y terrorífica mirada a todos y se metió a la habitación de su hermano, azotando la puerta luego — Estúpidos todos, menos JungKookie... — un murmullo muy bajo dejó salir dentro de la fría habitación.
— Qué genio se carga ese niño — Sun suspiró pesado, yendo luego a la cocina en compañía de Jin, JiMin y HoSeok, dejando a los otros en la sala.
NamJoon hablaba de cosas triviales con un serio YoonGi, éste seguía un poco enojado por lo que su novio había hecho en la noche, le había dejado con las ganas; en verdad que quería disfrutar del cuerpo de su Minnie, quería besarlo, acariciarlo; quería hacerlo suyo. Sin importar que su hermano menor estuviera a unos cuantos metros de ellos y que los demás se encontraran en las recámaras de los costados.
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JungKook le había pedido permiso a NamJoon de entrar al baño, pero no entendió muy bien las indicaciones de cómo llegar a este, así ocasionando que entrara sin querer a la habitación en la que TaeHyung se encontraba, al percatarse de ello cerró la puerta a los segundos.
Kim se paró de la cama y siguió al menor, con una pequeña sonrisa triste.
— JungKookie, ¿tú odiarías si voy enserio contigo? — con su cara gacha se lo dijo.
El castaño, quien estaba a nada de entrar al baño, se detuvo en seco — No te odiaría... — se detuvo, eso fue como una pequeña esperanza para TaeHyung, la cual hizo latir desenfrenadamente su corazón — No te odiaría, TaeHyung; pero no aceptaría tus sentimientos — la sonrisa que se había formado en el peliazul, desapareció — Odio cuando me tocan, odio cuando me muestran amor — eso era mentira, bueno, en parte lo era; no lo gustaba que otras personas, que no eran su pequeña familia, lo hiciera — Odio muchas cosas, TaeHyung, y la principal es que me mientan, que sólo quieran jugar conmigo y yo siento que tú haces eso.
JungKook había pasado por algo antes, quizás él tenía seis o siete años, la primera persona que hizo latir a su corazón, que le hizo sentir calidez, le había traicionado, le había mentido tan descaradamente, le había roto su infantil corazón; le había hecho borrar por completo su sonrisa, le había abandonado.
» — Ya lo hicieron una vez, TaeHyung — le miró — No dejaré que vuelva a pasar.
Y así, al terminar de decir eso, JungKook entró al baño, y TaeHyung regresó a la habitación con su corazón hecho pedazos, le habían rechazado, literal, le habían dicho que no inmediatamente.
Pero lo que no sabían era que:
El destino les unió de nuevo.
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Quizás no sea tan bonita, pero me estoy esforzando.
