Los primeros rayos del sol se colaron por la abertura de las cortinas de la alcoba de los Rogers. En la mansión reinaba la calma, eso significaba que los niños estaban durmiendo en sus respectivas habitaciones.
Natasha estaba acostada con la espalda apoyada en el colchón. Tenía una sonrisa en el rostro y en sus ojos, un brillo especial. Steve se encontraba recostado en su lado derecho, pegado a la pelirroja. Él le acariciaba el rostro y apartaba los mechones que se habían adherido a la frente de su esposa.
—Y es una mujer muy responsable y respetuosa. Además acata todas mis órdenes sin objetar nada.
—Y sabemos lo difícil que es seguirte el ritmo.
—Y eso no es todo —continuó relatando—. También hay chicas que tienen mucho potencial.
—No el suficiente como para superarte, preciosa.
Natasha sonrió con orgullo. Los halagos de su esposo nunca faltaban después de haber estado juntos.
—Ahora recuerdo que mi auto me lo entregarán mañana. El mecánico llamó ayer para avisar.
—Creo que me he acostumbrado a llevarte y buscarte del trabajo. Así te controlo con más facilidad.
—Oh, querido. En verdad te agradezco que estés muy pendiente de mí. Ya ves que hay mucha tentación alrededor —dijo bromeando.
—Es un placer, señora. No te imaginas cuánto...
Steve la besó lentamente, uniendo sus manos con las de ella. Estaban envueltos en sábanas de color rosa pálido. Cuando se separaron, Natasha se levantó y se puso el camisón que estaba tirado en un rincón de la habitación. Su esposo la miraba con diversión.
—Ya ves, te dije que el color de las sábanas no podría atentar contra tu masculinidad —comentó triunfal.
—Jamás discutí eso, Nat. Solamente propuse que hiciéramos la prueba y utilizáramos las sábanas mientras nos entreteníamos...
Natasha fingió sorpresa.
—¿Ahora lo llamas así?
—Ya amaneció. Imagino que no olvidaste la regla que impusiste sobre las palabras adecuadas para cada horario —sonrió de lado.
—Oh, señor Rogers. Dichas reglas solamente funcionan en presencia de nuestros retoños.
Escucharon unos pasos apresurados que iban en su dirección y Natasha se tumbó en la cama. Steve, en un movimiento rápido, se acercó a desllavear la puerta y después se acomodó al lado de su esposa. Los dos fingieron estar dormidos.
La puerta se abrió y dos pequeños cuerpecitos ingresaron a la habitación. Grant ayudó a su hermana a subir a la cama, ya que era un poco alta, para después utilizar las mantas para subirse él.
—¿Estás lista? —le preguntó a su hermana y ella asintió.
—¡Despierten! ¡Despierten! —gritaron mientras saltaban encima de sus padres.
Natasha abrió los ojos y tomó a Grant, quien estaba más próximo a ella, de la mano. Lo tumbó encima de ella y le saludó con besitos en sus mejillas. Steve abrazó a la niña y se la acercó a su madre.
Habían pasado cuatro años desde el nacimiento de los niños. Esa mañana se enfrentaban a un desafío muy importante: el primer día en el jardín de niños. Alina y Grant estaban muy emocionados por las historias que habían escuchado sobre ese lugar. Les habían dicho que allí habría muchos juguetes, al igual que niños con quien compartirlos.
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Por Ella | Romanogers
Fanfiction𝗨𝗻𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗼 𝗔𝗹𝘁𝗲𝗿𝗻𝗼 𝙻𝚊 𝚋𝚎𝚕𝚕𝚎𝚣𝚊 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚎 𝚜𝚎𝚛 𝚞𝚗𝚊 𝚖𝚊𝚕𝚍𝚒𝚌𝚒𝚘́𝚗... 𝖭𝖺𝗍𝖺𝗌𝗁𝖺 𝖱𝗈𝗆𝖺𝗇𝗈𝖿𝖿 𝖾s 𝗎𝗇𝖺 𝗆𝗈𝖽𝖾𝗅𝗈 𝗆𝗎𝗒 𝗋𝖾𝖼𝗈𝗇𝗈𝖼𝗂𝖽𝖺. 𝖲𝗍𝖾𝗏𝖾 𝖱𝗈𝗀𝖾𝗋𝗌 𝖾s 𝗎𝗇 𝗆𝗂𝗅𝗅𝗈𝗇𝖺𝗋𝗂𝗈 𝖽𝗎𝖾𝗇̃...