Kongpob mira feliz el anillo en el dedo de Arthit, se lo dio hace una semana y a pesar de que ya no tiene el dulce Thit se lo pone siempre. O al menos eso es lo que piensa puesto que Arthit sólo se lo pone cuando verá a Kongpob. Y es que fue tan tierna la manera en la que se lo dio.
Kongpob estaba frente a la puerta de Ae. Su cabello estaba peinado hacia atrás gracias a su mamá y sus pegajosas manos que no dejaban de tocarlo y arreglarlo a su manera -para después sacar miles de fotos que seguro estarán en sus redes sociales-. En sus manos están tres rosas blancas del jardín que su papá se había encargado de recoger por él y quitarle las espinas. Sus bolsillos sobresalen de manera graciosa por tener ambos grandes anillos plásticos allí.
Sin saber porqué se detuvo frente a la puerta. Miedo, quizás, pero no lo admitiría. ¿Le gustarían los anillos? ¿Aceptaría ser su esposo? ¿Su omega? ¿Querría que gastara una millonada como su padre para comprar un anillo no comestible?
Más un alfa no es cobarde y quitando esos pensamientos de la mente golpeó la puerta. Justo Ae había ido al baño y sabía que este tardaba así que el único que podía abrir era su futuro esposo. Apenas Arthit abrió la puerta Kongpob se puso nervioso y tiró las flores hacia un lado del pasillo, pero una se quedó atascada en su pantalón y no la podía quitar.
El rubio lo miró con curiosidad, sobretodo la linda rosa blanca en su mano y las otras dos en el piso. Cuando Kongpob la pudo quitar y levantó su mirada, el castaño tenía sus ojos en la flor.
— Y-yo... Es para usted Phi — estiró su brazo lo más posible hacia el frente.
Arthit se sonrojó. Jamás le habían regalado una rosa. Algunos chocolates pequeños que niños de su edad podían costearse gracias a sus padres pero nada tan lindo. La tomó entre sus manos y quiso saber si en verdad olían rico como contaban así que con una sonrisita inhaló el aroma pero la verdad este apenas se notaba.
— Muchas gracias Kong, es muy hermosa ¿Esas también son mías? — apuntó las que yacían en el suelo y Kongpob prácticamente corrió a recogerlas y entregárselas — ¡Esto es muy lindo!
Arthit tenía una sonrisa enorme de esas que dejaban lucir sus dientes y sus labios se colocaban en forma de cuadrado. Era muy tierno que su Nong favorito le regalara flores. Ae es tan afortunado de tener un hermano menor y más uno como Kong. Quiere comérselo a besitos.
Kongpob se sentía feliz de que haya aceptado su obsequio. Con más confianza y seguridad, que siempre tenía cuando no se trataba de Arthit, se dispuso a sacar su otro obsequio.
De sus bolsillos tomó un anillo y se arrodilló frente a Arthit quien abrió sus ojos demasiado. ¿Qué estaba haciendo su Nong? ¿Era un nuevo juego? ¿Quería jugar a una boda? Por alguna razón se sintió nervioso.
— Phi, y-yo... usted a mi... A mi me gusta usted — dice con su corazoncito queriendo escapar — Así que quiero pedirle que acepte casarse conmigo.
— ¿Y-yo? ¿Casar-casarnos? — preguntó incrédulo.
Sabía que Kongpob lo admiraba mucho y siempre le decía lo lindo que era pero esto era diferente. Sus tiernas acciones querían algo más allá de una hermandad. Ahora entendía porque Ae solía burlarse de Kongpob cuando este le decía algo bonito o se sonrojaba. Bueno, lo sospechó pero siempre lo terminaba descartando. Es que ¿Quién podría pensar mal de semejante cosita?
— Si Phi, quiero que sea mi esposo — respondió aún mordiéndose ambos labios nervioso más sin quitar sus ojos de los del más alto buscando la aceptación.
Arthit vio aquellos oscuros ojitos mirarlo con cierto brillo, sus mejillas levemente rositas donde en la parte superior izquierda cuando lo conoció había un parche y ahora una cicatriz, y sus labios color rosado apresados firmemente en su boca. Su cabello perfectamente peinado lo hacía lucir hasta angelical. Algo en su estómago se removió. ¿Cómo podías negarle algo a tal niñito? Ah, es tan débil ante su menor. Apuesta que hasta su lobo lo será cuando se presente.
No es incomodo gustarle al hermanito de tu mejor amigo. Es algo más bien tierno y lo hacía sentir orgulloso de ser tan guapo como para gustarle. Más siendo un niñito tan lindo como Kong. Pero seguía siendo un niño. No iba a estar en una relación con él. Era ridículo
Sin embargo seguro es sólo un capricho, se le olvidará pronto... por el momento puede fingir para hacerlo feliz. No estaba dispuesto a que su menor se aleje de él por vergüenza o algo si lo rechaza, no quiere quebrar su pequeña amistad ni mucho menos verlo llorar. Kong merecía mantener su sonrisa.
— Mm... — se hizo el pensativo una vez asimiló la idea llevando sus falanges a su barbilla — Está bien, seré tu esposo Kong.
El menor deja de hacer fuerza en sus manos que sin darse cuenta estaban hechas puños y lo mira con sus grandes ojitos más abiertos de lo normal. ¿Aceptó? ¿Así de fácil? Entonces... le gusta a Thit.
Los ojitos del contrario representaban diversión, lo hacían ver feliz y Kongpob se sintió alegre de ser el responsable de cierto brillito. Sin más abrazó a su mayor y hundió su rostro en la curvatura de la unión entre su cabeza y pecho, restregando un poco su cabecita en un acto juguetón que hizo reír a Arthit.
— Thit me hace muy feliz. Yo haré muy feliz a mi esposo.
Luego de eso las cosas no han cambiado mucho. Salvo que ahora Kongpob parece garrapata de Arthit y Ae no pierde la oportunidad de burlarse de su amigo, logrando fingidos gruñidos de Kongpob puesto que no tenía un lobo real que gruñera. Y qué decir de la "suegra" que no ha parado de tomarles fotos por cada pequeña mirada que se dan.
Arthit mira el anillo de plástico con una sonrisa tonta. Sólo es un juego, se le pasará rápido. Más sabe que cuando el menor tenga una pareja en serio esa persona será la más afortunada del universo.
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My little Alpha [KongpobxArthit]
WerewolfY es que cuando le preguntaron al pequeño Kongpob que quería ser cuando sea grande, él respondió "El alfa de Arthit Rojnapat". Suthiluck desde pequeño entiende que en la sociedad hay grandes personas de apariencia intimidante y un fuerte olor que ex...