Cap.3: Lujuria - 34+35

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La lujuria merece tratarse con piedad y disculpa cuando se ejerce para aprender a amar.

DANTE ALIGHIERI


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Desordenados, incontrolables y exagerados. 

Mis impulsos se ponen peor con el pasar del tiempo, solo me quedo esperando a que el minutero del reloj se mueva más rápido. Y es así como, a la misma hora y en las mismas condiciones de ayer, estoy parada frente a su puerta esperando que abra. Ella parece desconcertada, pero me jala adentro antes de darme siquiera tiempo para formular un "hola".

—Hay que dejar algo en claro —tiene la mirada seria—. No puedes venir cada vez que quieras.

—Gracias por tan emotivo recibimiento —me siento sobre la cama—. Te extrañé igual.

—Escucha... —suspira y se sienta a mi lado—. Lo que sucedió... Eso... Está mal.

—Estoy segura que la señora no sospechó nada.

Recuerdo el momento en que quedamos atrapadas en el baño. Una horda de mujeres tardó una eternidad en salir del lugar y una anciana insistía en querer usar el cubículo donde estábamos escondidas.

—No es solo lo de la mañana —sus ojos lucen apagados—. Me refiero a todo.

—¿En verdad lo crees? —no hago nada para ocultar la decepción en mi voz. Siento un dolor en el pecho ¿acaso es mi corazón partiéndose a la mitad?—. Dijiste que tenía una oportunidad.

Nuestras miradas se encuentran. Intento descifrar que está pensando, pero me resulta imposible.

—Quiero que todo vuelva a ser como antes —se tira de espaldas a la cama—. Antes todo era más fácil.

El dolor en mi pecho continúa, el agujero negro no puede estar regresando.

—Entonces dímelo —la acorralo con mis brazos para evitar que se levante—. Dime que no sientes nada cuando estamos cerca, dime que el beso de ayer fue porque te drogas con esas paletas de cereza, o inventa algo lo suficientemente horrible para que no quiera volver a acercarme a ti nunca más.

—P-Pero no quiero que te alejes —sus ojos empañados atraviesan mi alma.

—¿Entonces dime qué necesitas de mí? —lágrimas de enojo brotan sin que pueda detenerlas y caen sobre sus mejillas—. Te toco y me alejas, me tocas y te alejas, nos besamos y no quieres verme. Me duele cada vez que rechazas mis acercamientos, pero duele más cuando me das la esperanza de estar dispuesta a intentarlo y te arrepientes a los cinco minutos. Tu indecisión me...

—¡Basta! —chilla cubriéndose los ojos. Siendo de las pocas veces que la oigo alzar así la voz, me quedo en silencio—. Hablas de ti todo el tiempo, pero no te pones en mi lugar. No piensas en mí.

ƬΣMPƬΛƬIӨП 誘惑 +𝟭𝟴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora