Capítulo 14.- Confesiones.

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~(t/n)~

— Nos vemos luego, Maggie.- dije despidiendome de ella.

Había pasado la noche en su casa, pero me fui antes del desayuno para no dar molestias a su mamá. Pasaría a ver a Ken y después a comprar algunas cosas para cocinarme el desayuno.

Estaba por entrar a la tienda cuando mi móvil sonó. — (t/n), ¿quién habla?- no había mirado el nombre en la pantalla.

— Tonta, soy Uta. ¿Dónde estas?- dijo un poco serio o tal vez un poco molesto... me sonroje por su tono de voz, siempre que me hablaba así era porque se enfadada conmigo.

— Estoy en Anteiku, ¿por qué?-

— Es solo que anoche no te marque y... nada olvidalo. ¿Regresas?- el rojo seguro había aumentado en mis mejillas, era la primera vez que le escuchaba realmente preocupado, ahogue una risita burlona al darme cuenta de que de igual forma podrían ser celos...

— No, tengo algunas cosas que hacer en mi casa... tal vez mañana, ¿vale?- contesté con tranquilidad.

— Tsk... De todas formas planeaba ir a tu casa...- de nuevo el rojo subió a mis mejillas y mi piel se erizo.

— Etho, b-bueno... te espero, Uta...- mordía en mi labio inferior para ahogar la risa que amenazaba en salir.

Era tan raro que Uta me llamará, pero aún así me hizo muy feliz que lo hiciera. Dos horas después fui a mi casa junto con Ken quien me ayudó con las compras.

— Te veo luego, ___-chan, tengo que ir a Anteiku...- dijo dejando las bolsas en la mesa.

— Jum, prometeme que me llamaras...- le pedí dándole un abrazo rápido o al menos eso quería, pero el me tomo por la cintura y me abrazó con fuerza. No pude evitar las lágrimas. Sólo una vez nos habíamos abrazado con tanta fuerza... cuando mamá murió.

Sentí mi corazón partirse al recordarlo e imaginar que Ken me dejaría.

— Por supuesto, nee-san...- dijo Kaneki soltándome. — Hasta luego.- dijo ya en la puerta. Evite notar su mirada nostálgica, tal vez, el igual recordó.

— Hasta luego.- respondí yo desde la cocina. No pasaron ni cinco minutos cuando alguien tocó a la puerta, supuse que sería Ken que olvido algo...— Baaaka, ¿qué se te olvido?- dije abriendo la puerta.— ¿Uh?- era Suzuya. Ahora pude notar esas costuras en su cuerpo, brazos, cuello y dedos. Debo decir que soy muy curiosa por lo tanto sentí la necesidad de tocar o al menos preguntarle porque los tenía, pero me contuve.

— Ohayo, ____-chan. Siento llegar sin avisar...- dijo meciendose sobre sus talones.

— ¿Cómo sabes dónde vivo?- interrogue para evitar seguír mirado sus costuras.

— Etho... yo...- dijo mirando al cielo y poniendo su dedo índice sobre sus labios pensativo.

— ¿Me seguiste?- dije abriendo los ojos de par en par en cuanto pude.

— ¡¡Gomenasai!!... pero... quería verte...- de nuevo ese sonrojo en sus mejillas.

— Baka... sólo tenías que pedirlo.- Suzuya me hacía perdonarlo, era como ver a un niño chiquito llorar. Odiaba que me provocará tanto encanto. — Bueno y ¿qué necesitas?- me recargue en el marco de la puerta y cruze los brazos.

— Vamos...- dijo tomándome de la mano.

— E-espera. Tengo que cerrar y avisarle a...- en vano trate de frenarlo.

— Luego lo haces, vamos, vamos...- comenzó a correr y yo torpemente, trate de seguirle el paso.

— ¡Suzuya!- siguió jalandome igual. Después de correr por unos minutos entramos a un edificio

— Suzuya, ¿a dónde vamos?- me temblaba la voz, había mucha gente mirándonos.

— Shh... to-ma- dijo dándome una venda.

— Suzuya empiezo a sentirme secuestrada.- comenté mirando la tela.

— Eso es. Pero sólo por una tarde.- el sonrió con normalidad aún después de esa frase tan escalofriante.

— Suzuya... ¿a dónde vamos?- repetí mi pregunta mientras tomaba la tela entre mis manos.

— Es una Sor-pre-sa.- hablar por sílabas, una de las cosas que más mala espina me provocan en este mundo.

Entramos al elevador, hasta el último piso, lo bastante alto para marear a cualquiera. Entonces Suzuya se puso detrás de mi y me puso la venda. Olía bien, ¿a Suzuya? Dulces y chocolate y un poco a... algo metálico.

— Bueno, ____-chan ahora confía en mi.- dijo tomándome por los hombros y haciendome avanzar forzosamente.

— Su-suzuya... ¿q-qué haces?- chillé imaginando que él me tiraba por la borda. Unos segundos después pude notar la orilla del suelo en mis zapatos he instintivamente me hice hacia atrás.

— Tranquila...- me sujeto más fuerte. — No te voy a soltar...- dijo él.

— No. ¡Juuzou!- Estaba a punto de llorar. ¿Que me estaba haciendo? Deje de sentir sus manos sobre los hombros y mi corazón se disparó a mil.

— Ahora puedes quitarte la venda...-dijo Suzuya y pude escuchar una pequeña risa. Lo odiaba. No me moví. No quería.

— Bueno, te la quítare yo.- sentí la venda caer. Abri los ojos despacio, me sorprendió la vista que tenía, el atardecer en todo su esplendor, con los rayos naranjas alzándose majestuosos en los edificios mientras las nubes eran de un blanco inmaculado bordeadas en un tenue color rojizo.

Estaba ignorando el vacío que había debajo de mis pies...*no mires abajo, no mires abajo*... repetí una y otra vez en mi mente hasta que no pude más. Perdí el equilibrio y sentí que me caía. Trate de recuperarlo pero el miedo y los nervios me lo impidieron. Rayos...

Cerré los ojos y espere sentir en vacío interminable rodeado del fuerte viento que acompañaría a mi caída, si lo sé... que positiva. Fue un tirón lo que me hizo volver a la realidad.

Estaba bien sujeta por la cintura a una cuerda.

Detuvo mi caída. Suzuya me sujeto, lo odiaria por toda mi vida. — Baka, ¡casi muero!- le reclamé pegándole en el pecho una vez estaba en la seguridad de la azotea.

— Yo no permitiría eso...- dijo colocando su dedo pulgar sobre sus labios. Era demasiado tierno, pero tenía que ser firme.

— Te odio.- bufe mientras trataba de avanzar, él me lo impidió. Cuando Suzuya me tapó los ojos sentí que me toco por la cintura, pero lo ignore. Había puesto un cinturón y una cuerda que se había atado a su cuerpo, no la había notado hasta ahora. La estaba sujetando y jalando de ella.

— Nunca te dejaría morir.- dijo aún con el pulgar en sus labios y pisando la cuerda para evitar que me moviera. — Es extraño sabes... eres normal, pero te siento especial, como si escondieron algo valioso para mí. Por eso es que me gustas...- dijo haciendo un movimiento rápido para jalar la cuerda y que yo cayera de rodillas al mismo tiempo que el se tiraba al piso y me sujetaba con un abrazo.

— Te cuidaré hasta que descubra que es...- dijo besando mi mejilla de una forma demasiado tierna. No supe que decirle, estaba ahí con el de rodillas, sintiendo lo que hasta el momento sólo había sentido con Uta. Sólo trate de ignorar esa sensación.

Pero con el fue distinto. Fue normal. Me levanté y le dije que habláramos luego. Cuando regrese a casa ahí estaba Uta.

Mierda.

~Uta~

Hoy iría a casa de ______ para poder hablar con ella. Llevaba un tiempo saliendo con ella y no sabía hacía donde iban las cosas. El estar separados me hizo pensar mejor que yo quería pasar todo mi tiempo a su lado. Necesitaba escuchar lo mismo salir de sus labios.

[EDITANDO] Serás mía. Uta&(reader) [|Tokyo Ghoul|]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora