8. Lo que importa es la venganza

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En multimedia verán un pequeño vídeo del capítulo anterior =D



El beso estaba aumentando más y más, los dos estaban excitados, gracias a como se besaban le faltaba el aire

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El beso estaba aumentando más y más, los dos estaban excitados, gracias a como se besaban le faltaba el aire. Se separaron un segundo para volver a unir sus labios, sus manos recorrían el cuerpo del otro aumentando la temperatura entre ambos, era una locura en lo cual aquel par no estaba cuerda.
Bárbara comenzó a quitarse el cinturón, Santos a quitarse su camisa rasgada, la castaña recorrió su espalda de arriba a abajo sin marcarlo. Luego sus manos las posó en el pecho de él para acariciar su torso desnudo, recorría sus músculos bien trabajados y en cuanto llegó a uno de sus hombros notó algo que la hizo separarse de él de manera brusca.

Ahí fue que notó las marcas de balas del hombre.

Fue entonces que había bajado de su ensoñación, al notar que no había las cicatrices de aquellos rasguños a penas visibles de un depredador, aquella Tigra que intentó atacarla y que su amado la había salvado.

Toda alucinación desapareció, el hombre que tenía en frente no era su hombre.

-Diablos, Santiago. ¿Qué demonios estuvimos a punto de hacer? - exclama enojada, se lleva una mano en la frente frustrada.

Santos Torre Alba parpadea varias veces despertando de la alucinación en que se encontraba.

-Perdón, perdón fue mi culpa - se disculpa él, se siente culpable.

-No lo vuelva a hacer, no te me vuelvas a acercar, no te me vuelvas a insinuar. Antes, te rompo la crisma - expresó molesta.

Santos agachó la mirada y asintió, Bárbara se acomoda su cinturón luego, se fue de allí entrando a la casa grande, él no iría. No sabía como darle la cara a su mujer.

Toda empapada se adentró a la hacienda, María Teresa estaba en la sala y la vio en ese estado.

-Bárbara, ¿dónde estabas? ¿por qué estás toda mojada? - pregunta ella preocupada.

-...Yo... - Bárbara tenía la mente en blanco, no sabía que decirle. No podía decir: "Estaba en las caballerizas con tu esposo y sin pensarlo nos besamos". No, ni loca le diría algo así.
-Estaba con Cabos Blanco, iré a cambiarme - sin decir más se fue corriendo a su habitación.

A Marité le pareció muy extraña su actitud, se preguntó que pudo haber pasado para que actuara de ese modo.

Bárbara había tomado una decisión, esa noche no dormiría en la hacienda, así que buscaría a dónde pasar la noche, no cometería más locuras.
Se dio una ducha rápida, tomó su bolso que estaba media lista, guardó unas cosas más y la cerró.

No sé arrepentiría ante su decisión, es lo mejor.

Se fue de la casona sin ser vista por nadie, sacó a Cabos Blanco de las caballerizas, ensilló al caballo. Agarró en manos su bolso, se montó en él a la carrera salió de allí.

Atrapada En La TORMENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora