3. En otras tierras

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En el Arauca se enteraron del incendio de, el Miedo, todo el pueblo ayudó apagar el fuego, la casa quedó destruida encontraron los cuerpos de Santos y Marisela fallecidos.

Para los de Altamira fue la peor noticia de todas, Cecilia fue la más afectada su único sobrino estaba muerto.

Su niña Marisela no estaba, en lo cual la quería como una hija.

Antonio también estaba afectado pero quería ser fuerte, alguien tenía que serlo.

Es más toda Altamira estaban afectados, se enteraron que los peones del Miedo estaban muertos también, lo que no sabían era dónde estaba La Doña.

Era la única que sabía lo que había ocurrido realmente.

Hay sospechas de que haya sido el enemigo de Bárbara, los andan buscando por todo el pueblo.
Nadie encontraba pistas de donde podrían estar.

El gobernador pensó que Doña Bárbara estaba secuestrada, era la única conclusión que podían sacar.

Antonio y sus hombres comenzaron su búsqueda más allá del pueblo, por todo el Arauca buscarían.

Por los llanos en la oscura noche, galopaba un caballo sin rumbo fijo con su jinete, iba a toda prisa pero quién cabalgaba, de apoco se estaba desvaneciendo.

En unos metros podía ver luces, quizás la entrada del cielo o el del mismo infierno.

No importó que sea pero se iba a acercar a ese lugar, sea lo que sea debía buscar ayuda aunque probablemente encuentre la muerte.

Llegó a una especie de Hacienda que no reconocía, estuvo mucho tiempo a caballo sin alguna dirección en concreto.

Desmontó de su caballo, lo ató en un árbol que estaba por ahí y se sentó al lado del semental. Observó su herida estaba sangrando mucho y si no se curaba pronto, en el momento menos pensado moriría.

En la hacienda La Tormenta estaba tranquila con sus perspectivos dueños, Santos y María Teresa.

Todo parece tranquilo hasta que se escuchan galopes a toda prisa, por las tierras de La Tormenta, asustados del tal sonido van al encuentro de quién sea que se esté asomando a la hacienda.

Santos sale con su arma en mano a oscuras, ya que era de noche y detrás de él Marité.

Se oía pequeños relinchos que sonaba a cansancio y unos jadeos de una voz femenina.

Santos: ¿Quién está ahí? - pregunta sin dejar de apuntar.

La mujer al oír la voz, también toma su arma de 38mm. Apuntado de dónde provenía la voz, respira agitadamente ya que venía horas galopando en su semental sin rumbo alguno, Santos se asoma y la ve sentada en el suelo apuntándole.

Atrapada En La TORMENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora