14. Tu objetivo

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–¡Habla de una maldita vez! – prácticamente le grita, Bárbara

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–¡Habla de una maldita vez! – prácticamente le grita, Bárbara.

Esperando impacientemente la respuesta del hombre que se encontraba en silencio, respira hondo, analiza sus palabras antes de decirlas.

–Está bien... – comienza el patrón –, él accedió a contarme todo como te mencioné antes. El día en que decidías irte de La Tormenta por María Teresa, me contó lo que se dicen de ti en estas tierras, claramente no sabía de que se trataba de ti..., hasta que empezó a decirme unos datos de los cuales daban a la casualidad que encajaba con lo me habías contado tú.

Bárbara lo oye atentamente, frunce el ceño sin entenderlo, cuando dijo este último.

–¿Cómo?

–Lo que quiero decir, es que él me dijo sobre Santos Luzardo y sin haber mencionado sus nombres.

Bárbara abre más sus ojos ante la sorpresa.

–Según dicen de esta mujer, es que le ha ido mal en el amor – dice repentinamente Alirio

–¿Cómo así? – Santos no disimula su interés por "La Doña".

–Pues, imagínate que se enamoró de un hombre totalmente opuesto a ella. Ese hombre pasó años en la gran ciudad, cuando regresó a tomar posición de su hacienda no era cualquier hombre, sino un abogado estirado con infibulas de salvador y justiciero..., esos que creen tener el derecho de juzgar a todo el mundo.

–Esos tipos no me agradan – agrega el patrón.

–Ni a mí. Según escuché, la Doña se enamoró perdidamente de ese hombre, él no sé como lo hizo pero fue su amante por mucho tiempo – Paiba niega con la cabeza –Peleaban mucho, se juntaban y volvían a pelear. Eso sí, eran muy celosos los dos tengo entendido.

–Esas parejas tóxicas no acaban bien – le da un sorbo a su bebida, el cual su compadre le había servido un poco de ron.

–Exactamente, a que no sabes qué es lo peor...

–No, no soy adivino.

–Ese hombre sedujo de algún modo a la hija

–¿Qué? – Santos se asombra

–Lo que escuchaste compadre, sedujo a la hija de la Doña, a ella la dejó embarazada y se fue detrás de su hija 

–No puede ser, que poco hombre

–Lo que no sabes es que la hija era pariente de él, eran primos – alzas los brazos, niega con la cabeza.

–No, no, no pudo ser tan... – Torre Alba aprietas sus puños.

Inexplicablemente el patrón piensa en Bárbara.

–Hay hombres peores y lo sabes – se encoje de hombros, Alirio.

Atrapada En La TORMENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora