10. Sé lo que se siente

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Iba a todo galope lo que más podía, estaba matando al pobre animal y lo sabía, tenía que escapar o esa gente loca la mataría no solo a ella, a su compañero también por ser cómplice

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Iba a todo galope lo que más podía, estaba matando al pobre animal y lo sabía, tenía que escapar o esa gente loca la mataría no solo a ella, a su compañero también por ser cómplice. Todo ese gentío iba deprisa para alcanzar a la "bruja" ya que era algo fenomenal, algo que no debería existir en el mundo y como este fuese una peste debían de eliminar.

Bárbara alentaba a Cabos Blanco a ir más rápido, no podía fallarle, no ahora.

Disparos comenzaban a oírse, la castaña volteo hacia atrás, no podía creer que hasta la autoridad del pueblo se encontraba con ellos. Lo que era peor es que un coche los estaba siguiendo a una distancia.

El caballo de Horacio se detuvo de pronto alzándose en dos patas, el jinete se sujetaba con fuerzas para no caer.

-¡Raibión, ahora no! - el hombre grita, sin embargo fue en vano.

Su semental lo tira al suelo, Bárbara a una distancia se detiene dando una vuelta con su amigo fiel, Horacio desde el suelo le hace señas.

-¡Váyase, doña! - alcanza a decir en voz alta.

Bárbara obedece, sigue su camino.

Los pueblerinos alcanzaron al hombre comenzando a amarrar con sogas, los codos sobre las costillas pasando la soga por los brazo. Amarraron sus manos, Horacio ve hacia atrás la figura de su doña iba desapareciendo.

Pero, otra figura que al parecer era otro jinete iba detrás de ella.

-Sálvese doña, sálvese - susurraba a penas.

Alguien lo amordaza creyendo que éste estaba haciendo alguna brujería.

-¡¡¡Bárbara!!! - se oye el grito de un hombre para que se detuviera.

La misma al oír su nombre y reconocer la voz se detiene, respira muy agitadamente, estaba toda alterada. Éste se acerca hasta ella bajándose del animal, la ojiazul lo imita. Bárbara avanza hasta él para abrazarlo.

-Tranquila, Bárbara. Nadie te dañará, esa gente ya se fue - la tranquiliza acariciando su cabello.

-Esto es una pesadilla, una verdadera tormenta que no acabará nunca - dice angustiosa.

Al parecer se encontraba algo asustada, cosa que sorprende al patrón.

Una camioneta se detiene cerca, Bárbara se aleja de Santos, toma su revolver para disparar quien sea que se les acercara. Torre Alba la detiene puesto que ellos son sus amigos en cual venían ayudar.

-Tranquila, Bárbara - ésta reconoce la voz de Dalila.

-Somos nosotras - dice Sabrina, alzando sus manos en son de paz.

La doña se relaja notoriamente.

-Mucho gusto doña, soy Alirio Paiba, amigo y compadre de Santos - le tiende la mano.

Atrapada En La TORMENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora