17; Presente

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Jihoon había olvidado lo que era tener a un hombre penetrándolo, lo que era la suavidad y dulzura de alguien quien realmente lo amaba. No podía dejar de gemir, SeungCheol no sólo estaba embistiéndolo de manera certera en ese punto tan espléndido, sino que también acariciaba su cuerpo, besaba la piel de su cuello, de sus clavículas, de su pecho, y eso sólo volvía más sensible a Jihoon.

—SeungCheol— gimió —te amo tanto, te... te he necesitado ah ah~ tanto— no quería llorar durante el sexo, pero se sentía tan feliz, tan cómodo, tan lleno y tan amado, que no pudo evitar que unas cuantas lágrimas se deslizaran por sus mejillas.

—Lo lamento tanto, mi amor, por todo el sufrimiento que te hice pasar— dijo y besó con poca fuerza sus labios, pues no quería detener las estocadas en el interior de Jihoon.

Ni siquiera se movieron del sillón, no se tomaron la molestia de ir a la habitación del menor y hacerlo más cómodamente en la cama, simplemente comenzaron a deshacerse de sus ropas, de besar cada centímetro de piel con apreciación y amor. No necesitaban más si se tenían el uno al otro, y aunque aún había dolor en sus corazones, estaban seguros de que juntos los podrían reconstruir y reparar las piezas rotas que no habían tratado de componer después de unos seis largos años.

SeungCheol continuó embistiéndolo y deleitándose con los sonoros gemidos que inevitablemente Jihoon dejaba escapar, sintiendo cómo la pierna del menor se abrazaba a su cadera, y tuvo que mover ligeramente la otra (que colgaba del borde del sillón) para hacer más cómoda la posición y más profundas las penetraciones. Jihoon se corrió sobre su abdomen cuando SeungCheol golpeó con más fuerza ese punto sensible; su cuerpo tembló y un fuerte gemido acompañado del nombre del pelinegro retumbó en toda la habitación. Al apretar su interior de lo exquisito que se sentía que aún lo penetrara, SeungCheol terminó derramándose en su interior, y al igual que Jihoon, no dudó en gemir el nombre de su pareja.

Los dos se miraron a los ojos, SeungCheol limpió algunas de las lágrimas que se acumularon en las comisuras de los ojos de Jihoon, para luego besar la zona con cuidado. Jihoon acarició la nuca de SeungCheol, enredado sus dedos en el cabello y disfrutando de la tranquilidad que llegó para los dos.

—Te amo— murmuró SeungCheol.

—Yo también te amo— contestó y unieron sus labios en un beso largo y tranquilo, lleno de amor donde dejaban todos sus sentimientos fluir, pues hace demasiado tiempo que los habían reprimido, los habían negado, y los habían escondido en el fondo de su corazón, donde nadie podría tocarlos y hacerles daño.

SeungCheol salió de su interior, dejando unos últimos besos en el pecho del chico que tanto amaba, dándose cuenta de un detalle —tu mamá nos va a matar.

—¿Por qué?— al mirar hacia donde SeungCheol lo hacía, se dio cuenta del gran manchón que había en el sillón por el semen del mayor, y tal vez algunos líquidos suyos también —eso no es mío.

—Pero bien que te gusta comerlo, ¿no?

Jihoon se rió a carcajadas y se levantó del sillón —no lo sé, qué tal si ya cambió su sabor y ahora no me gusta— dijo con algo de malicia mientras se encogía de hombros.

—¿Quieres probar?

—Sí— rió ligeramente —pero primero hay que limpiar este desastre.

Los dos agradecieron en silencio que los hayan dejado solos en casa todo el día, pues lo aprovecharon para amarse tanto como podían, intentaban recuperar el tiempo que estuvieron separados, aunque sabían que aquello era imposible, estaban disfrutando tenerse uno al otro y amarse como debían.

El amor frente al pasado [JiCheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora