Epílogo I; Presente

426 74 0
                                    

Tal como SeungCheol le había dicho una vez a su mejor amigo de la universidad, sus sueños se habían cumplido. No sólo se había casado con Jihoon, quien (desde que lo conoció) era el amor de su vida y con quien quería compartir la vida de sus sueños, sino que también había conseguido una linda casa a las afueras de la ciudad y habían adoptado a una pequeña niña, la cual les robó el corazón desde el primer instante en el que la vieron.

Cuando SeungCheol le hizo saber a Jihoon sobre cómo visualizaba su vida junto a él, el menor se negó a tener tantos hijos; él no era tan paciente con los niños, y dudaba que alguno llegara a quererlo. Pero en cuanto visitaron el primer orfanato, terminaron enamorados de una pequeña niña; se supone que sólo irían para ver si Jihoon se convencía de la idea de adoptar cuatro niños (aunque Jihoon esperaba que no fuese literal), pero jamás imaginaron que de verdad saldrían de ahí con el papeleo para adoptarla. La niña era bastante tímida, como solía serlo Jihoon cuando joven, pero su mirada reflejaba travesura como la de SeungCheol, y su sonrisa era tan linda que Jihoon terminó enamorado de ella.

Hana era una pequeña de siete años, a la que sus padres se los arrebató un accidente automovilístico hace unos tres años; sus abuelos maternos no la querían, y sus paternos no sabían ni de su existencia, no tenía familia que quisiese hacerse cargo de ella y fue llevada al orfanato donde SeungCheol y Jihoon la encontraron. El amor fue muto, pues la tímida niña que no hablaba con extraños y muy pocas veces se relacionaba con los demás niños, se pegó demasiado a Jihoon, quien le parecía lindo y se lo hizo saber el día que se conocieron.

—¿Qué dibujas?— preguntó Jihoon estando sentado frente a ella. Estaban en una de las salas de visitas, donde los niños podían interactuar con los padres interesados para ver si la relación era buena o no. Ella no respondió, pero continuó coloreando sobre la hoja.

—Creo que eres tú— comentó SeungCheol al ver que en el dibujo, Hana estaba tratando de replicar el estampado de la camisa de Jihoon.

—¿Es cierto?— le preguntó a la pequeña.

Hana asintió sin decir ni una palabra, pero en poco tiempo terminó su dibujo y se lo entregó a Jihoon —éste eres tú— comenzó a explicar —este de aquí es SeungCheol, y aquí estoy yo.

—¿Ese soy yo?— preguntó el mayor al ver que el dibujo de él era muy pequeño.

Hana asintió —haré otro dibujo.

—¿Por qué Jihoon es tan grande?— SeungCheol no estaba muy contento con el dibujo.

—Porque me pareció lindo— dijo ella y los dos mayores no pudieron reprimir un gesto de ternura al escuchar aquello.

El siguiente dibujo fue parecido, sólo que esta vez SeungCheol estaba en grande, Hana junto a él y Jihoon en pequeño. El dibujo era bastante básico y con colores irreales en la piel y cabello, pero para su edad, el dibujo era bastante entendible y muy bien hecho, como si alguna vez hubiese sido llevada a alguna clase de dibujo; más tarde supieron que sus padres habían sido artistas bastante conocidos en el país, por lo que entendían porque la pequeña tenía esos dones.

Ese día jugaron, conversaron y Hana les hizo saber (de forma indirecta) que quería volver a verlos, y que se había divertido mucho con ambos; fue así que la pareja decidió inmediatamente adoptarla, claro que el proceso era largo, y debían hacer revisiones antes de que Hana se les fuera entregada "oficialmente", pero mientras tanto, la visitaban y convivían con ella lo más que podían.

Para cuando la adopción fue oficial, el sueño de SeungCheol de tener una casa en las afueras de la ciudad ya estaba realizado, gracias a Jihoon quien esperó otros cinco años más (después del auto) por la casa que su empleo le ofrecía; ahora SeungCheol podía ver las ventajas de esperar y ser un buen trabajador en el empleo donde Jihoon se esforzaba cada día. La casa era bastante amplia, con un jardín igual o más grande que la casa en sí, los vecinos se encontraban a una larga distancia de ellos, y era un lugar bastante vigilado, así que era seguro para que los pequeños crecieran, o al menos que Hana lo hiciera, más tarde SeungCheol podría converse a Jihoon de tener un hijo más.

En cuanto Hana conoció la casa, fue la niña más feliz del mundo, corriendo por todos lados y jugando con el perro que SeungCheol y Jihoon habían adoptado un par de meses después de casarse, según SeungCheol, sería un paso importante que luego los llevaría a adoptar un hijo de verdad, lo cual, resultó cierto para Jihoon.

La familia Jeon y la familia Kim se hicieron demasiado unidos con la boda de sus hijos, y ahora que habían pequeños corriendo en casa de los abuelos, la unión se hizo más fuerte. Wonwoo y Mingyu también habían adoptado, sólo que ellos terminaron enamorados de un par de gemelos hace unos siete años, así que ahora los niños tenían diez años, por lo que se llevaron muy bien con Hana, siendo tres años menor que ellos. Al principio era divertido cuando no lograba saber quien era Eunhyuk y quien era Donghae, pero con el tiempo fue identificándolos hasta poder diferenciarlos.

—¿Así te veías?— le preguntó Wonwoo a su hermano.

SeungCheol miró su alrededor, estaban sentados en el jardín, mientras su padre y su suegro estaban asando carnes, las señoras estaban conversando junto a ellos, y sus esposos estaban jugando con los niños al fondo del jardín —sí, así me veía, ¿y tú?

—También, sólo que pensé que tendrías más hijos que yo.

Ambos rieron y SeungCheol respondió —eso se puede arreglar, a menos que Jihoon se rehúse de cualquier manera a tener más hijos.

—Creo que terminarás quedándote con las ganas de más hijos— aquel comentario hizo sonreír al mayor y continuó hablando —a veces pienso que nuestras parejas debieron ser al revés.

—¿A qué te refieres?

—Jihoon no quiere tantos hijos, así como yo; mientras que Mingyu quiere la casa llena de niños, así como tú— río ligeramente.

—No lo había pensado, es cierto— comentó para luego reír a carcajadas.

Donghae llegó corriendo y se lanzó a los brazos de su papá para luego esconderse debajo de la mesa, la cual estaba cubierta con un mantel beige

—¿Qué haces Hae?— preguntó su papá.

—Estamos jugando a las escondidas, es el turno del tío Jihoon encontrarnos, no le digan que estoy aquí.

Los adultos sonrieron y esperaron a que Eunhyuk llegara también, pues usualmente cuando jugaban ese juego, de alguna u otra manera, ambos terminaban escondidos en el mismo sitio, como si sus mentes pensaran de igual forma. Ambos sonrieron cuando el mayor de los gemelos llegó hasta ellos y dijo:

—No le digan al tío Hoon que me esconderé aquí— levantó el mantel y vio a su hermano —¡así que aquí te escondiste!— expresó con alegría y se metió antes de que Jihoon terminase de contar.

Seungcheol pudo apreciar como su hija se escondía en un arbusto cerca de Jihoon, había hecho ese truco de salir de su escondite y salvar a todos tan rápido como Mingyu dejó de contar, y esperaba que con Jihoon funcionara de igual manera. Pero así como ella era inteligente, Jihoon lo era aún más, así que en cuanto el bajito dejó de contar, miró primero alrededor cerca de él, y retrocediendo lentamente, no quitó la mirada de la pared, donde era el punto base.

Hana creyó haber visto que su padre daba la vuelta y salió rápido del lugar, para intentar salvar a todos del juego, pero Jihoon fue más rápido y la atrapó justo antes de que la pequeña tocara la pared. Ella hizo un puchero, pero no se negó a ayudar a su papá a encontrar a los demás que se escondían.

—Sé donde se escondió Donghae— susurró la pequeña en el oído de su papá —está debajo de la mesa, junto al tío Wonwoo y papá Cheol.

Jihoon asintió —y seguro ahí está también Eunhyuk.

Ambos fueron a revisar y ahí estaban los gemelos, quienes les reclamaron a su padre y a su tío por no haberlos defendido lo suficiente de que no estaban ahí debajo escondidos. Aunque de igual forma ellos y la pequeña fueron salvados, pues Mingyu había salido de su escondite y había corrido velozmente para llegar hasta la base antes de que Jihoon se diese cuenta y pudiese correr a la base.

Pasaron toda la tarde entre juegos, donde cuando se cansaba alguno de los adultos, era suplido por alguien más, para que así los niños siguiesen jugando hasta agotar su energía y llegar a casa a dormir.

La mayoría de los fines de semana así era, y esperaban que lo fuera por un largo tiempo más. Cada familia era feliz con sus hijos, y aunque a Jihoon y a Seungcheol les hubiese gustado estar juntos durante los seis años de su separación, sin duda volverían a repetir el pasado, si el futuro sería así, tal como lo es su presente.

El amor frente al pasado [JiCheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora