Capítulo 8

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Narradora:

Cuando la de ojos avellana se despierta aún está el moreno a su lado, ella está boca arriba y él está de medio lado abrazándola y con su cabeza descansando en el hombro contrario.

Marina eleva un poco su mano hasta llegar a la cabellera del que dormitaba a su lado, la acaricia y mete sus dedos entre los rizos.

Elliot: mmh...
Marina: tengo hambre
Elliot: Tengo sueño
Marina: duerme yo iré a desayunar.
Elliot: vale -susurra aún con los ojos cerrados-

Marina con suavidad se aleja de él, se levanta hacia la cocina y se prepara un café con pereza. Después ya listo el café toma unas galletas de chocolate y se sienta en el salón con la tele prendida, viendo una serie española en el canal FDF.
Cuando termina recoge, abre todas las ventanas para que se ventile el departamento y cuando menos se lo espera ya tiene a Adams sentado en el sofá.

Adam: Bueeeenos diaaas
Marina: ¿Tú no tienes casa? ¿Qué haces aquí tan pronto? -se gira hacia él-
Adam: uy disculpa por molestarte con mi amistad
Elliot: hola Bro -sale de su habitación frotándose el ojo-

Marina entra al baño, se asea y sale envuelta una toalla.
En su habitación se pone la ropa interior y se dirige a la habitación de Elliot.

Elliot: deberías pasearte por casa más así -dice desde el salón-

Abre el armario del moreno con toda confianza y se pone una camisa de él que le queda justo debajo de su trasero. Era blanca, de tela muy delgada y fresca para un día caluroso como hoy.

Marina: ¿Se puede saber a cuantos grados estamos?
Adam: no sé, hace un calor de la hostia. -suspira-
Elliot: ¿Vamos a la piscina?
Marina: ¿Ahora?
Elliot: si, por qué no.

Después de varias horas en la piscina llegan al departamento cansados.

Elliot: yo hice la comida, te toca fregar los platos a tí.
Marina: voy -se levanta hasta la cocina-

Marina se dispone a fregar y colocar los cubiertos en sus respectivos sitios.

Elliot: prepárate. -se sitúa a su lado-
Marina: ¿Por qué? ¿Vamos a algún lado? -le regala una mirada-
Elliot: hay una fiesta, en casa de un amigo de Adam.
Marina: no tengo ganas. -tuerce la boca en señal de disgusto-
Elliot: Vamos, te doy 30 minutos -se dirige a su habitación-

La castaña busca algo en su armario, acaba poniéndose un vestido de tela delgada ajustado en color arena, unas sandalias sin tacón, se suelta el cabello y lleva en su bolso lo principal; la cartera con un par de euros, el móvil, colonia, un pintalabios y auriculares.

Marina: ya estoy -llama a la puerta del moreno-

Ella abre la puerta, él se encuentra mirándose al espejo, lleva puesto una camisa blanca, unos pantalones vaqueros y unas zapatillas blancas.

Marina: estás guapo -sonríe-
Elliot: gracias -le guiña un ojo-
Marina: ¿Nos vamos ya?

Elliot asiente, cierra el departamento con llave, bajan las escaleras y caminan de la mano hasta llegar al coche.

Marina: ¿Es lejos?
Elliot: no mucho.

Tras unos 5 minutos aparcan en un jardín, ya se escucha la música en la casa desde afuera y se ve gente con bebidas.

Elliot: vamos -le da la mano al bajar del coche-

Algunos se les quedan mirando. Entran en la casa, la música retumba los altavoces, ¡Hasta hay un DJ!
Marina mira a su alrededor.

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