unknown boy ꒰✧꒱ minv

[✧]¹⁸: in your arms

A Taehyung no le agradaban las noches de películas, sobretodo porque Jaebum siempre se burlaba del cómo se asustaba cada vez que presenciaban una de terror a oscuras, con sólo las luces del portátil en las madrugadas. Tampoco le gustaban las películas de terror, no solo porque se asustaba fácilmente hasta con las que eran muy inofensivas, sino que también no les veía la finalidad. ¿Qué, aterrarte un rato y ya? ¿O hacerte saltar del susto cada vez que ibas a tu cocina en puntillas de pies, durante la fría noche, y escuchabas un mínimo sonido ciertamente sospechoso? No, definitivamente no le gustaban.

Pero si íbamos al caso, en realidad la mayoría de las películas no tenían una finalidad concreta, eso le había respondido Jimin cuando le había planteado el porqué no deseaba asistir a su invitación. Finalmente, le convenció, y ahí estaban tanto Namjoon, como Jimin y como él, sentados en un viejo sofá. Park había relatado que sus padres, al menos una vez de cada mes, asistían al casino hasta tarde y luego pasaban la noche en vaya a saber uno dónde, por lo que no habría problema en que tanto el moreno como el mayor de todos, pasaran una estupenda noche algo alocada en su hogar.

—Pero, ¿no sabes adónde van tus padres? Es decir, ¿no te lo dicen? —cuestionó Taehyung mientras tomaba asiento sobre el sofá, decidiendo mentalmente si ayudar a Jimin a preparar los snacks o mantenerse en su lugar con Namjoon a su lado, quien, por cierto, estaba perdido en su móvil.

—No pregunto —respondió el más bajo, bajando de las escaleras que conducían al siguiente piso y pasando directo a la entrada de la cocina —. Además, ellos tampoco tienen interés en decirme, mejor así.

Al castaño se le encogió un poco el corazón, sintió que Park Jimin era más de lo que aparentaba, y que no tenía las mejores de las relaciones con sus padres.

Si bien la familia de Kim Taehyung había tenido sus bajos —como cuando su padre había muerto durante un accidente de auto, o cuando le había confesado a su madre que los chicos realmente le encantaban—, agradecía que su madre fuera como un pan amasado por los dioses, y no solo se refería en cuanto a su belleza con sus bellos labios algo rellenitos, sus ojos avellanas y su suave piel, sino que también era una mujer dulce, con cierto carácter que destacaba, y muy comprensiva y paciente. Recordaba que le había llevado tiempo entender que las mujeres no eran para su hijo, pero hizo su mejor esfuerzo para mostrarle todo su apoyo. Taehyung era su único hijo, y no quería perderlo por unos tontos estereotipos.

Su madre sólo le deseaba la felicidad, y Kim lo sabía.

El mayor se puso de pie y se dispuso a dirigirse a la cocina, pensaba que, a veces pensar, es lo que menos debes hacer. Solo ir a por ello, si el peli negro no le quería allí, entonces confiaba en que se lo diría.

—Hey... —llamó la atención del más bajo y éste se dio vuelta, concediéndole una pequeña sonrisa. No lo había notado hasta ese momento, pero Jimin se veía muy lindo y sexy vestido totalmente de negro y con su cabello algo despeinado —. ¿Te ayudo? Ese vejestorio está hundido en su teléfono y parece más un muerto en vida que...

Jimin sonrió y Taehyung dejó de hablar, la desaparición de los ojos del primero le hicieron dar un brinco, aunque no supo muy bien si en su interior o exterior; quizás en ambos.

—Namjoon es un tanto adicto al teléfono, es un defecto de él que admiro en realidad —. El menor le invitó a pasar con un gesto agradable y éste ingresó un tanto tímido, pues era la primera vez que estaba en su casa y no quería ser descortés—. No todos pueden tener la valentía de ignorar a alguien.

—¿Disculpa?

—Los adictos al teléfono lo son justamente porque están metidos en un mundo virtual —, Jimin le señaló un trozo de queso que estaba sobre una mesa y le indicó con gestos que lo colocara al microondas—, y la verdad es que están constantemente ignorando a su alrededor, incluso cuando no quieren hacerlo totalmente. Es feo, pero también es admirable. A veces necesitamos ignorar algunas cosas, no es la forma más sana de hacerlo, pero al menos es una forma.