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Si ayer me dolía todo, nadie puede imaginarse lo que me duele hoy. Fui al colegio por la prueba de lengua solamente. Les conté a las chicas y se indignaron.
La cuestión es que en la última hora, cuando volvimos del recreo me encontré un paquetito en el banco. Lo abrí y en el papel apareció mi aro, el izquierdo. El papel decía solamente: Me parece que es tuyo, estaba en el suelo cuando te fuiste corriendo. Espero que estés bien. Simón.
El amigo morocho de Gastón me había escrito un notita para darme el aro.Ahí sí estuve segura de que me estaban tomando por idiota.
Apenas terminó las clase,deje las cosas en el banco y me fui para el curso de al lado. Mis compañeros iban saliendo, pasaron las chicas. Les pedí que me esperaran abajo que ya iba. Les dio curiosidad y se quedaron cerca de la escalera. Lo busqué entre el lío al morocho. Le grité. Algo así como: ¿No tienes nada mejor que hacer que molestar? ¿Nada mejor que andar agrediendo? ¿Que te piensas que soy estúpida?
Tania, Wanda y Rosario me dijeron que enloquecí, que por que no le había gritado a Gastón. Que no todas las personas son iguales.

Rafaela de Mariana FuriasseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora