Capítulo 13

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Aquella afable sonrisa que transmitía también le resultaba muy conocida, sólo que estaba segura de que no era la persona que ella creía.

- He pensando que él- dijo señalando a Jeremías- pueda necesitar un maestro que valla a casa a enseñarle, yo soy maestro, aquí te dejo la información por si algún día necesitáis de mis servicios- le pasó un papel con algo escrito.

Abigail observó el papel y su hermano dijo con toda naturalidad:

- ¡Hola Thomas!

- ¿Jeremías?- dijo el chico mirando a su hermano.

- Claro que soy Jeremías- aclaró.

- Pero si estás enorme, la última vez que no vimos eras una miniatura y a ti tampoco te estaba conociendo- dijo mirando a Abigail.

Thomas, Thomas Müller, de ahí el parecido con Luke.

Si que hacía tiempo que no lo veía, apenas recordaba su cara porque no hablaba con él, su hermano si, Thomas era una versión mejorada de la familia Müller no le importaba jugar con Jeremías cuando era pequeño cuando la madre de Abigail y Jeremías tenía que hacer arreglos en la casa. Por eso se fue de allí, él no era como las demás.

- Yo tampoco te estaba reconociendo.

- ¿Estáis viviendo aquí?

- Sólo una temporada, y ¿tú?

- Hace mucho vivo aquí, desde que salí de casa, pero me ha ido bien. Hago lo que realmente me gusta, enseñar y estar con niños.

- Me alegro- dijo sonriéndole la chica.

- ¿Qué sabes acerca de mi familia?

- Sé poco, apenas voy a tu casa pero si sé que viven en el mismo lugar, Luke está en prácticas militares en no sé dónde y tienes un hermano de 3 años.

Thomas se quedó pensando y sonrió.

- Tengo un hermano al que ni conozco- se dijo.

- Debes volver a ver a tu familia, por lo menos para conocer al nuevo miembro- aconsejó Abigail.

- No, no quiero tener más problemas con mi padre.

- Eso da igual, tienes a tus hermanos que te quieren y te echan de menos, debes volver para verlos, no se sabe que puede suceder dentro de poco.

Volvió a quedarse pensativo y le sonrió.

- Tengo que irme a trabajar -dijo para cambiar de tema-, me alegra mucho de haberos visto. Y tú cuídate jovencito -le guiñó un ojo a Jeremías a lo que el niño le respondió con una sonrisa.

Después miró a Abigail con una sonrisa triste.

-Por favor. Tened cuidado.

- Tu también - cojió a su hermano de la mano y se volvieron a su pequeño departamento.

No había ni un sólo día en el que no pensara en Luke y más al ver a su hermano mayor con un parecido muy razonable a él. Intentaba sacárselo de la cabeza porque aunque volvería otra vez a casa, sería para irse.

Las siguientes cinco semanas fueron iguales, intentar mantenerse ocultos de los demás y pasar la mayor parte del tiempo en casa, no volvieron a ver a Thomas, al parecer él estaba muy ocupado ejerciendo su profesión.

A la sexta semana volvieron a casa. Sus padres estaban felices de volverlos a tener junto a ellos y ya soñaban con la nueva vida que les esperaba lejos de Alemania.

Abigail fue a la habitación de su madre, que se apuraba en recoger todo antes de irse al día siguiente.

- He visto a Thomas en Munich- comentó Abigail.

- ¿Si?, hace tiempo vive y trabaja allí- dijo su madre sin mirarla.

- Lo sabía, pero no creía que lo vería, Jeremías fue el que lo reconoció.

- Luke ha vuelto hace unos días, hoy darán una fiesta en su honor, volverá mañana a ejercer de soldado oficialmente. Mañana también será nuestro gran día cariño, el primer paso hacia nuestra nueva vida- dijo acariciandole la mejilla.

Abigail le sonrió y empezó a dudar, ¿de verdad sería feliz sin él?

Una guerra entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora