Etapa 4: Una misión diferente

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La habitual perfección de Viveka a la hora de realizar los "encargos" de Víctor Rhoder y su círculo de políticos ricachones se había visto comprometida porque le habían dado parte de la información erróneamente. Volvía a casa, justo antes de que empezara la lluvia, pensando en ello y manipulando sin querer los faros de los pocos coches que pasaban por su lado. Si su vida no dependiera de ellos todo sería muy diferente.

Apenas había llegado a la gran puerta de metal de la nave industrial cuando una mujer se postró a sus pies, llorando desconsolada.

—¡Por favor, Blue! ¡Se lo han llevado! —sollozaba sin dejar de abrazar las piernas de Viveka— ¡Se han llevado a mi hijo!

—¿Quién se lo ha llevado, señora? —la joven ayudó a la pobre mujer a levantarse y la llevó adentro, donde Sebastian y Shana jugaban despreocupadamente a las cartas— ¿Ha sido una de las micromafias?

—No. La Guardia Militar.

Aquellas tres palabras bastaron para que el trío se pusiera manos a la obra. El Gobierno estaba llevándose otra vez niños con los que experimentar y no lo iban a permitir.
El secuestro había ocurrido hacía apenas una hora cuando terminaron de prepararse, así que los culpables no estarían demasiado lejos. Tal vez cruzando el bosque.

—¿Seguro que quieres ir sola? —Sebastian estaba preocupado porque ella había insistido en no llevar refuerzos. A sus amigos.

—Tranquilo, no me pasará nada.

Puso en marcha el todoterreno y pisó a fondo el acelerador. Beldamar, su ciudad, y la lluvia que la cubría cada noche quedaron atrás enseguida y se internó en la carretera que cruzaba el Bosque Grelmann. La Guardia Militar estaba a escasos quinientos metros de ella, así que aceleró y cuando les adelantó hizo un derrape y plantó el coche en mitad de la carretera, obligando a los dos camiones a parar bruscamente.

—Que empiece la fiesta —murmuró mientras los ocupantes de los otros vehículos salían con las armas a punto y ella se ajustaba la capucha sobre la cabeza. No tenía mucho. tiempo.

Bajo la luz de las estrellas y la luna, abandonó el todoterreno y se colocó despacio y con las manos en alto frente a los faros encendidos del mismo. Ante ella había ocho guardias con metralletas, era obvio que no volvería a la ciudad de la misma manera en que había salido, así que, con un movimiento de manos convirtió las luces amarillas de todos los vehículos en una azul muy suave y se lanzó al ataque protegida por una relativa oscuridad a la que estaba más que acostumbrada.

Se oían los disparos resonando por todo el valle, sin embargo, sólo duró dos minutos. Con varias bolas de plasma y muchas patadas y puñetazos, sus contrincantes estaban en el suelo y los niños a salvo en uno de los camiones y regresando a Beldamar.

—Blue —dijo el hijo de aquella mujer que había pedido ayuda, sentado junto a ella— Te sangra un ojo.

—No es nada —dijo, pero era mentira.

Blue Shadow •[TERMINADA]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora