KHALED

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Demasiado lento

En casa todo parecía estar bajo control y nadie parecía tener la más mínima sospecha de que había estado al otro del país.
Cuando llegué Kara estaba jugando a la peluquera con mi madre y parecían estar pasándolo realmente genial.
Mi padre estaba enseñando a Kenon a conducir con lo que todo parecía estar bien... Excepto que demasiado bien. Tras deshacer la maleta y
poner la ropa sucia a lavar, bajé a la sala de entrenamiento y rápidamente volví a mi rutina.
— Khaled, ve a ducharte y ven a poner la mesa. — la voz de mi madre me hizo frenar un golpe en seco y el saco de arena me dio en los
morros.
Maldije y empujé el saco y este chocó contra la pared y salió del gancho.
Di un respingo y me fui a duchar.
— Después de la cena sube a mi despacho, necesito hablar contigo. —
me susurró mi madre por lo bajo para que no la oyera nadie ya que
estábamos todos en la cocina ayudando con la cena.
Asentí e hice lo que me había ordenado.
La cena transcurrió con normalidad, Kara y Kenon competían para ver
quien se terminaba primero la cena para poder elegir el postre
mientras que mis padres se echaban alguna que otra miradita y yo los
observaba. Nunca fui de charlar mientras como pero en eso mi familia
no era como yo. En cambio eran competitivos, contoladores,
observadores y directos.
— Kenon quita la mesa y ve a estudiar, tienes examen. — ordena mi
padre y a mi hermano no le queda otra más que obedecerle.
Miro a mi madre y hace un moviemiento con la cabeza y ya sé que me
está dando luz verde para irme.
El despacho de mi madre era bastante tradicional y hogareño. Un
balance de colores claros y oscuros, fotos familiares...
— ¿Qué tal con los chicos ?
La pregunta de mi madre me hizo sonreír... que estupidez por mi parte
creer que no lo descubriría.
— ¿Cómo lo sabes?— pregunté cambiando de postura en la silla. Sabía
por experiencia que con mi madre se debía tener especial cuidado.
Parecía mansa pero no era así del todo; había que estar siempre alerta
a su lado, a veces podía ser una auténtica bruja.
Olivia se sentó al otro lado de la mesa, en su confortable sillón de
cuero negro, apoyó los codos sobre el despacho y me miró fijamente.
— Tu y yo nos parecemos Khaled.— hizo esa típica pausa dramática y
siguió. — Eres impulsivo, y muchas veces no piensas en las
consecuencias de tus actos. ¿De verdad crees que no me iba a enterar
de que mi hijo estaba a la otra punta del país?
Ella se me quedó mirando esperando una respuesta inmediata pero esa
nunca llegó, no sabía que decir, nada de lo que dijera haría que ella
estuviera menos enfadada o disgustada conmigo y... tampoco pretendía
defenderme, habia hecho algo mal y aceptaría el castigo que quisiera
imponerme.
— ¿Con qué fin te fuiste hasta Maine, Khaled?— empezó a tamborilear
las uñas sobre la superficie de la mesa... Sabía lo mucho que me
irritaba eso...
— Fui con el objetivo de hacerle saber a Anissa que no es bienvenida
en nuestra casa y que se alejara de mi padre.
Mi madre irguió una ceja, dejó de tamborilear las uñas y se echó para
trás. Permanecimos en silencio durante un largo rato hasta que mi
madre habló.
— No te metas en esto Khaled.— mi madre me miró con expresión
tranquila.— No es asunto tuyo.
— Lo sé. — suspiré— Pero... ni yo ni los chicos queremos que os divorciéis.
Mi madre hizo un gesto raro con la boca y luego se echó a reír.
Ese gesto me desconcertó, no esperaba que se tomara a broma tal
asunto, a menos que ya diera por perdido su matrimonio.
— No seas tonto Khaled. Tu padre y yo no nos vamos a separar.
— suspira y mantiene aún su sonrisa intacta mientras sus ojos color
ambar brillan con fuerza. — Amo a tu padre, confío en el y... después
de llevar tanto tiempo con alguien acabamos buscando excusas para
pelear, ya sabes...para mantener el interés.
— Que estupidez.
Mi madre se encoge de hombros y suspira.
— Algún día me entenderás....
Alguien llama a la puerta y mi madre se calla en el acto.
Mi padre aparece en el umbral de la puerta y nos indaga con la mirada.
— ¿Qué pasa aquí?— cierra la puerta, entra y con brazos cruzados se
apoya en silla vacía a mi lado.
— Le estaba diciendo a Khaled que mañAnna me acompañará a comprar
cosas para la casa.
— ¿Qué? — pregunto sorprendido.
No había peor castigo que ir de compras con mi madre.... Era demasiado
complicada e indecisa.
— ¿Y las clases?
Mi padre me mira buscando lo que fuera que hubiera hecho mal.
— Oh. Tranquilo, será después de clase.
— Genial.
Doy un respingo.
— Ya ha empezado la peli.— dice mi padre mirando a la rubia de detrás
del escritorio que conocía por madre.
— Bien. Vámonos.
Dicho esto me levanto sin esperar a que me den permiso para levantarme
y me dirijo al salón donde Kara y Kenon ya devoran las palomitas.
☆☆☆
A la mañAnna siguiente ella no apareció por el instituto.
Era algo bastante inusual, al menos por lo que le conocía. Traté de
buscar a Colin para preguntar por ella pero cuando lo vi, lo dejé
pasar, no quería que creyera que estaba desesperado por verla ni mucho
menos pero definitivamente eso me alegraría el día y me daría las
fuerzas necesarias para acompañar a mi madre de compras..
La mirada que me echó Kenon al llegar fue la mirada más compasiva que
le habia visto jamás, nadie nunca quería ir de compras con mi madre
por el simple hecho de ser la persona más indecisa del mundo, sin
exageración y... tenía la certeza de que me esperaba una tarde muy...
larga.
— ¿Cuál crees que debería comprar?— pregunta mi madre enseñándome
dos clases de cortinas distintas pero del mismo color.
La mire con el ceño fruncido.
¿Qué demonios iba a saber yo de cortinas? Mi rollo era más otro...
estoy seguro que a Olivia O'Ryan le habría gustado más tener una hija,
y así podrían hacer todas estas tonterías juntas; ir de compras, al
peluquero o lo que sea que hagan las tias cuando los chicos no estamos
cerca.
— La de la derecha. — dije al alzar.
— ¿Y por qué no este.?— señala el izquierdo.
— ¿Y por qué no los dos y nos vamos a casa?
Mi madre resopla.
— No me gusta tu actitud.
— Bueno, a mi tampoco me gusta estar aquí, pero es lo que hay.— digo
para luego alejarme hacia uno de los pasillos más lejos de ella.
Me sacaba de quicio que llevaramos tres horas de compras y no se haya
comprado nada más que cosas para el baño.
— Hey.— una voz femenina detrás de mi me hizo voltear.— ¿Tu vas a mi
clase de historia no?
La chica que tenía delante era menuda, tenía el pelo rubio y largo,
sus ojos eran de un profundo color cielo, nariz chata y unos mofletes
bastante gordos.
Daban gAnnas de apretarle las mejillas y...
— Puede.
— Hola... Soy Pharle Girfel.— sonrió ampliamente e inocentemente.
— Yo soy...
— Khaled O'Ryan, lo sé, de hecho todas las chicas del instituto lo
saben...— soltó ella ladeando la cabeza a un lado. — Eres bastante
polular.. De hecho el tema principal sobre los chismes del Gidens.
— Sí.. supongo. — estaba un poco cansado de que las tías pasaran el
día persiguiéndome pero tampoco era tan gilipollas como para tratarlas
mal, no me habían educado así.
— Yo trabajo aquí... — señaló hacia arriba e imaginé a que se refería
sobre la zona alimenticia.— En crocks, puedes pasar cuando quieras,
puedo hacerte un descuento.
Fruncí el ceño pero le devolví la sonrisa.
— ¡Khaled!
La voz de mi madre asustó a Pharle quien inmediatamente se excusa y se aleja.
— ¿Qué?— pregunto yendo hasta donde está con varias bolsas golgando a
ambos lados de ella.
— Vámonos.
— Por fin.— suspiro aliviado.
— ¿Por qué los chicos odiais tanto ir de compras? No lo entiendo.
— Bueno, yo tampoco entiendo que estés tan fuera de control con las
compras. — resoplo— ¿No crees que tienes zapatos suficientes ya?
Mi madre me fulmina con la mirada.
— Los tendré cuando me parezca a mi, no cuando te parezca a ti, por
algo el dinero es mío, no tuyo. — sacó su móvil y marcó un numero
rápido sin parar de caminar.— Hugh, es la hora.
Realmente me alegraba de que por fin nos fuéramos a casa, estaba harto
de caminar.
Olivia paró de pronto y se quedó atrás.
Miré a mi madre sin entender por que se paraba y lo único que divisé fue un semblante aturdido mientras miraba al frente con la boca abierta y poco a poco iba perdiendo el color que había adquirido en las ultimas semanas.
Seguí su mirada y divisé una figura en la sombra con chaqueta negra y pantalones oscuros, una capucha le cubría la cara e impedía identificar su sexo.
Mi madre se mantuvo tiesa, de lo siguiente que me acuerdo fue que tiré a mi madre a un lado lo más rápido que pude antes de que la figura escondida entre sombras llegara a apretar el gatillo de la pistola que tenía entre manos y la bala volara a cámara lenta hasta acertar mi hombro derecho.

Polos Opuestos © BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora