4. RUMORES

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La vio alejarse; firme, imperturbable con una impronta de sargenta. Su pelo había crecido una barbaridad, se había cortado el flequillo y ahora dos largos mechones pendían de cada extremo de su frente. ¿Qué hacía ahí? ¿Cuántos más giros en la vida le acontecerían? Que los cielos lo perdonasen, pero él así no la recordaba. ¿A qué venía esa actitud glacial hacia una criatura? Aunque tenía que reconocer que desde los ángulos de un niño se la veía jodídamente explosiva.

Zoro conocía a Nico Robin de años. Eran amigos de la plaza. Pertenecía al grupo de personas que su mirada lo dice todo, que su belleza no amenaza, más bien, invita a que la contemples de cerca. Ella era la calma, la amabilidad personificadas. Y ciertamente el espadachín de kenjutsu aún la tenía en un pedestal.

Y cuando por fin parecía que la amistad entre ellos estaba en su momento algído, pues el incidente (capítulo 1) ayudó a que Robin viera a Zoro de distinta forma, el mencionado lo mandó todo al carajo: con 19 años se achantó ante la gran mujer que parecía que se le acercaba cada vez más. Cuando veía a los amigos de Robin de la misma edad; altos como rascacielos, anchos como armarios, él quería verse igual que ellos. Tanta envidia lo abrumó y para cubrir esos complejos la empezó a ignorar. Pensó que seguramente solo lo buscaba por las circunstancias, por necesitar un hombro en el que llorar.

Dos años fueron suficientes para que cayera en cuenta de lo hijo de perra que había sido.

¿Qué te ha parecido la tutora? Me da a mí que su presencia te ha acojonado bien acojonado —se burló Coby —Ya te acostumbrarás... ¡Eo! ¿Estás despierto, verdad?

Estaba durmiendo. Cierra la boca o te la cierro yo —resopló Zen.

Respóndeme a una cosa, ¿cómo sabías su nombre? Yo no te lo chivé.

Lo escuché por los pasillos —mintió —Coby, ¿qué tanto sabes tú de Robin? ¿Desde hace cuánto trabaja aquí?

¿La tutora? Vino hace dos años. Te recomiendo que no sigas dirigiéndote a ella con su nombre de pila. Todos le debemos respeto. Aunque entre niños, la bautizamos como "La asesina de alumnos". Cuentan los rumores que en su anterior escuela, apuñaló con un cuchillo a un...

Suficiente. Duerme y cállate.

No me has dejado que termine con la historia... ¿Sabes? No hablas como un niño corriente de siete años. Durante estos dos días, no me ha parecido que actúes como alguien correspondiente a tu edad.

Porque soy un adulto encogido por una droga.

Sí, venga... Y yo soy un personaje sacado de un cómic.

A la mañana siguiente, Zoro tuvo su primera pelea. Dos chavales le habían tocado la moral. Los había visto en el patio trasero en medio de multitud recreando el rumor del que todos se nutrían acerca de la profesora Robin: uno empuñaba un cuchillo del comedor y el otro hacía de víctima.

¿Qué dices sobre qué nos vas a hacer si no dejamos de imitarla, "Tuerto del parche"? —empezó el abusón n.º 1.

Eso, repítelo si tienes pelotas, "Tuerto del parche" —le siguió abusón n.º 2 —¿Acaso estás enamorado de la profe? Eres un calzonazos.

Conque "Tuerto del parche"... —Zen se acarició la prenda y sonrió socarrón —Suena de puta madre.

Atiende, inválido: vas a pagar por habernos espantado el público. Sabemos que son rumores, pero no es nuestra culpa que la escuela entera disfrute reírse de una vieja de la que tú tienes sueños húmedos.

ENCOGIDO (ZoroxRobin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora