➳𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝚜𝚒𝚡.

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Siempre era la misma mierda de siempre.

Sentirse deprimida, que la consolara, que pensaran que ya estaba bien nada más porque le dijeran "No estés triste..." y así seguían.

Nojoda, si la vida fuera así de fácil, la gente no se enfermara porque le digas "Sentite bien".

Si todo fuera tan sencillo...

—¿Como estas?—Le pregunto Moises.

—Bien—Mentira.

—Me encanta tu forma de mentir.

—Me encanta que me conozcas tan bien.

Silencio, uno en el cual ella apreciaba la noche, y el la apreciaba a ella.

—Tu hermano me conto...

Con esas simples palabras Maria solo pudo comenzar a idearse la forma de enterrar un cadaver.

—¿Que te dijo?

—Que estas mal.

—Siempre estoy mal.

El suspiro—Raro es que estes bien.

—¿Qué más quieres? Si ya estás acostumbrado.

—Quiero verte feliz...

—¿Sabes que me jode de la gente?—Lo mire—Que me traten como a una niña, como si me fuera a romper.

—Lo hacen porque les importas.

—Pero ellos me ven como si por mis problemas tengo la peor vida del mundo, se que no es perfecta, pero hay gente con peores problemas que yo. Mi vida no es perfecta, pero es algo.

—Ellos no lo entienden...

—¿Que no entienden? ¿Por que estoy asi? He comparado mi vida con las de tantas mujeres, y nadie entiende que ellas también sufren por su baja autoestima o inseguridades, solo que yo llegue a un nivel más profundo que solo me a llegado a afectar psicológica y emocionalmente.

—Pero ellos piensan que tu has pasado por mucho, y no es así.

—Exacto, en realidad no he pasado por tanto, o tal vez si, pero no logra ser lo suficiente como para dejarme destrozada por completo—Susurraba en ese balcón—Porque por mucho que los sucesos me duelan, no sigo aquí por las personas a las que les importo, si no por aquellas quienes me importan. Por mucho que les desagrade a algunas—El me miro captando el mensaje—Siguen siendo mi motor, porque quiero verlos salir adelante, quiero ser testigo de lo grande que pueden llegar a ser, y ni mis recaídas lo podrán evitar

—Pensé que con la droga se te habían quemado las últimas neuronas que te quedaban—Dijo—

Lo golpee en el hombro—¡Ay! Maldita...—Se sobo el área afectada.

—Déjame tener mi momento de sabiduría en paz—

—Ay si, ay si, Pablo Neruda te dicen.

—A veces pareces un niño—Dijo Maria irritada.

—Tu eres igual, pero mas depresiva—Otro golpe.

—¡Ya nojoda! Me vas a dislocar el brazo.

Y no era mentira, por mas que lo quisieran negar, Maria golpeaba como hombre.

(...)

—¿Y qué has hecho?—Le preguntó María a Gustavo, el cual tenia tiempo sin ver—

𝓘𝓷𝓭𝓲𝓯𝓯𝓮𝓻𝓮𝓷𝓽•|𝓜𝓲𝓬𝓻𝓸 𝓣𝓓𝓗|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora