Salabre

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POV ALBA

- Y ya te he puesto al día. - concluyo cuando termino de contarle todas las cosas que me han pasado estos días a la vez que me termino de hacer una coleta, el calor ya empieza a hacer de las suyas.

- Podrías venirte a Valencia, no tienes la obligación de quedarte allí, ¿lo sabes, no? - suspiro al escucharlo y cojo el teléfono para salir del baño e ir a la cocina para coger mi botella de agua.

- Lo sé Joan, pero no sé, siento que me tengo que quedar.

- ¿Por tu padre? - hago una mueca aunque no pueda verme.

- En parte sí, no sé, apenas nos vemos durante el año y aunque el motivo por el que estamos aquí no es pasar tiempo juntos como me había dicho, en parte sí que lo es. Y siento que nos lo debemos, los dos.

- Ya Alba, ya sé que estos años no han sido los mejores de vuestra relación padre e hija, pero yo que sé, es un poco lo mismo de siempre. - directo, ese es uno de los motivos por los que lo quiero tanto, que no me dice lo que quiero escuchar, me dice lo que piensa y me abre los ojos cuando yo no soy capaz. Sinceridad, pero siempre cogida de la mano de la empatia.

- Lo sé, créeme que lo sé. Al igual que sé que irme no va a ser la solución. Quiero aprovechar y aunque no consigamos estar más unidos, al menos dejar las cosas claras y terminar con las mentiras. - me dejo caer en el sofá con la botella de agua fría en la mano y dejó el móvil sobre mi vientre sin problema para escucharlo ya que he puesto el altavoz.

- ¿De verdad crees que puede servir de algo que paséis tiempo juntos? - lo pienso antes de responder.

- Realmente, no lo sé, pero sino lo intentamos vamos a seguir como estamos ahora. Además, claramente esto no depende sólo de mí. Si me quedo es para que los dos pongamos de nuestra parte y si por su parte no es así, cojo mis cosas y me piro a Valencia con vosotros. - miro por la ventana al edificio de fachada blanca que se ve desde la habitación que yo ocupo, aquí desde otro ángulo diferente, y me doy cuenta de que ya no me resulta tan extraño.

- Yo apoyo lo que decidas, ya lo sabes, al igual que sabes lo que opino del tema. - y lo agradecida que estoy yo de tenerlo siempre.

- No sé cómo no te cansas de escuchar siempre lo mismo, de verdad te lo digo.

- Estoy enganchado a la trama, esto es como la serie mala que te da vergüenza confesar que ves. - me rio y escucho su risa al otro lado.

Echaba de menos ese sonido.

- Eres tan tonto.

- Lo que tú digas, pero, ¿hemos acabado con el tema drama family? - otra risa se me escapa.

- Si, de momento si, pero seguiremos informando. - ahora es él quien suelta una risilla.

- Muy bien, porque la chavala esa, ¿de que va? - se ríe en cuanto acaba de hablar y yo me aprieto el puente de la nariz con mis dedos al recordarla.

- No lo sé, pero que imbécil es para lo majos que son sus amigos, de verdad.

- ¿Es guapa? - recuerdo su cara, no es que me haya fijado mucho, pero cuando te dedicas a pintar, retienes detalles casi de manera inconsciente.

- Sí, la verdad es que sí.

- ¿De verdad consigue cabrearte tan fácil? - por su tono de voz se que esta sonriendo y yo suspiro asintiendo aunque no pueda verme.

- Es una angustia de persona, el poco tiempo que hemos estado en el mismo sitio ha conseguido que no quiera pasar más tiempo donde esté ella a menos de diez metros, por lo menos. - suelta una gran carcajada y al momento me siento mal por estar hablando mal de ella. - Bueno ya, que yo no soy quién para hablar de nadie.

El desarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora