POV ALBA
Me despierto desconcertada, desubicada y confundida, como estos últimos 3 días. Hasta que no veo el edificio de fachada blanca de enfrente a través de la ventana del cuarto que ocupo, no soy capaz de ubicarme.
Peñíscola, nena.
Me levanto de la cama y me froto los ojos con los puños mientras arrastro los pies por la habitación, ningún secreto el que no tengo energía por las mañanas. Cuando abro la puerta me detengo al escuchar a mi padre hablar.
— Ya, cariño, pero aún no se lo he dicho, siento que es pronto todavía. — abro los ojos de golpe y abro un poco más la puerta para escuchar mejor. Sé que es de mala educación, que está mal escuchar a hurtadillas, pero me da bastante igual en estos momentos.
¿Rafi?
— Si, sigue en pie lo de ir a verte esta tarde. — escucho como le sale una risa tonta y me apoyo en la pared reordenando información. Ayer dijo de ir a Benicarló, hoy está hablando con ella y se van a ver. No puede ser verdad, una fuerza me oprime el pecho, dolor. Me siento confusa y perdida, muy perdida.
En cuanto se despide salgo de la habitación y me quedo parada en medio del salón. Me mira con sorpresa pero sólo tarda un segundo en sonreír.
— Vaya madrugon, princesilla. — se acerca hasta mi y besa mi cabeza al pasar por mi lado para ir a la cocina. Lo sigo como una sombra, sin decir nada y repitiendo sus movimientos. Me mira extrañado al verme parada a su lado, pero vuelve la vista a su café. — ¿Todo bien? — pregunta sin girarse a mirarme. Intento hablar pero las palabras se atoran en mi garganta sin saber por donde empezar.
— ¿Era mamá? — termino por preguntar con un hilo de voz. Se le cae la cucharilla de la mano y palidece antes incluso de mirarme. — Te he escuchado, ¿era ella? — pregunto más impaciente y más dolida, porque no decirlo.
— Cariño, yo... — se queda callado y se lleva una mano al pelo nervioso.
— Sólo dime si o no, por favor... — pido empezando a ver borroso a causa de las lágrimas que empiezan a acumularse en mis ojos. Me mira dolido, más incluso de lo que estoy yo. — Papá si o no. — pido cuando cae la primera lágrima.
— Cariño, no sé por dónde empezar. — dice poniendo sus manos sobre mis hombros.
— Joder papá, no es tan difícil. — digo apartandome de su agarre.
— Alba, no lo hagas más complicado. — lo miro incrédula y una, y única, irónica carcajada se escapa de mí.
— ¿Qué yo no lo haga más complicado? — asiente y asiento atónita. — Genial. — me doy la vuelta y ando a pasos apresurados hacia la habitación que yo estoy ocupando. Me llama a mis espaldas pero lo ignoro. Cierro con un portazo cuando llego y me quito el pijama rápidamente para vestirme. Me quito las lágrimas mientras unos golpes suenan en la puerta.
— Alba, por favor, te lo voy a explicar todo. — lo mandaría a la mierda, pero sería un gesto muy desagradable por mi parte.
— No quiero saber nada. — me abrocho el vaquero caminando ya hacia la puerta para irme.
— Es que es complicado. — abro la puerta y salgo sin mirarlo en ningún momento.
— Y yo lo complico más, ya lo he entendido. — cojo las llaves del mueble del hall de la casa.
— No era tu madre. — dice cuando ya he abierto la puerta de la calle y me quedo inmóvil, como si me hubieran tirado un bidón de agua helada por encima. — Conocí a una mujer y bueno...
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El desarme
FanficCuando arrastras el pasado con tantas ganas, el presente te hace temblar por falta de fuerzas. Pero dicen que si vives lo suficiente, todos los círculos se cierran.