Bombardeo del pasado

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POV ALBA

Abandono el sueño poco a poco, disfrutando de la calma del silencio, del poco calor que hace ya que aún es temprano y el calor aún no ha tenido tiempo de hacerse hueco entre las calles. Me estiro en la cama apartando de una patada la fina sabana que me cubría de cintura para abajo y me quedo completamente estirada en el colchón. Por primer vez desde que estamos aquí, me siento completamente en calma, y no me molesto en abrir los ojos cuando empiezo a recordar el día de ayer.

La verdad es que no había puesto ninguna expectativa en ellos como grupo, ni a la música que tocarían, pero si lo hubiera hecho estoy segura de que las habrían superado con creces. Las canciones que tocaron me pillaron por sorpresa y me parece increíble que casi todo sea música de hace tanto tiempo y que se hayan enfocado en la idea de traer de vuelta esos temazos y, de alguna manera, darles una nueva vida, porque no los hacían iguales a las canciones originales sino que habían hecho sus propias versiones, sin hacer de menos ninguna canción, de hecho, muchas mejoraban. Luego estaba la esencia que tenían encima del escenario, tanto conjuntamente como por separado, fue maravilloso poder verlo tan de cerca y sentirse como en un concierto privado, con lo especial que es eso para todo aquel que se declare amante de la música. Fueron más de cuatro horas de ensayo, ya no tanto por todas las canciones que cantaron, sino por los parones de descanso y las repeticiones que hicieron, aunque éstas últimas fueron muy pocas. Esas más de cuatro horas se me pasaron como si sólo hubiera sido una, no hubo canción ni momento que no disfrutara como una enana.

Me levanto de la cama buscando un pantalón corto y una camiseta de tirantes para salir de la habitación, porque no sé si estaré sola en casa. Salgo frotándome los ojos y voy derecha al baño dándome cuenta en el camino al pasar por la puerta de la habitación que mi padre utiliza que está vacía, con la cama perfectamente hecha y sin rastro de él, así que estoy completamente sola. La verdad es que anoche llegué bastante tarde y él no estaba en casa, así que seguro que no ha pasado la noche aquí.

Me preparo el desayuno rápidamente porque mi estómago así me lo pide y no tardo en sentarme en la pequeña mesa para disfrutar de él mientras miro por la ventana y me dejo ir a los recuerdos de ayer, otra vez. Todos me sorprendieron en menor o mayor medida, pero sin duda, Natalia fue la que más lo hizo porque no sólo fue a nivel musical, sino a nivel personal también. Desde que los conocí, la imagen que había construido de ella en mi cabeza era la de la típica persona prepotente que cree que puede tener todo lo que quiere, pero ayer rompió totalmente esa imagen cuando me trato con tanto cuidado, cuando dejó de lado sus comentarios fuera de lugar, cuando parecía que de verdad le importaba que estuviera cómoda en todo momento. A nivel musical, además de su voz que me pareció increíble todo lo que transmitía en cada canción, lo que más me sorprendió de primeras fue su forma de estar encima del escenario y vivir cada canción. Sólo hacía falta mirarla para ver que lo vivía de distinta manera a los demás, como si creara un aura especial que la envolvía al estar ahí arriba y diera igual qué pasara a su alrededor, que ese aura seguía ahí y no te dejaba apartar tu atención de ella.

A nivel musical, el culmen de la sorpresa con ella fue al escucharla y verla cantar una versión de Baby one more time de Britney Spears. Su actitud fue tan hipnotizadora, su voz tan seductora, su mirada tan intensa que sería absurdo negar que despertó sensaciones en mí cuerpo que posiblemente no deberían haberse despertado, pero es que fue más allá de poder controlarlo. Recuerdo que en esa actuación sólo hice una foto, sólo una porque justo apretar el botón fui consciente a través de la cámara de como me miraba fijamente. Recuerdo que las luces de los focos eran lilas, que su camiseta blanca resaltaba, que su pelo estaba alborotado y ligeramente ondulado. Recuerdo como no pude apartar la mirada de ella en toda la actuación y que cuando su mirada volvía a la mía, sentía que no había nadie más en esa sala.

El desarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora